Discurso pronunciado por el General de
Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido
Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en la
ceremonia de despedida a Su Santidad Benedicto XVI, en el aeropuerto
internacional “José Martí”, de La Habana, el 28 de marzo de 2012, “Año 54 de la
Revolución”.
(Versiones Taquigráficas – Consejo de
Estado)
Santidad:
Desde su arribo a tierra
cubana, nuestro pueblo le acogió, y hoy le despide, con sentimientos de respeto
y afecto.
Su visita ha transcurrido en
un ambiente de mutua comprensión. Su encuentro con los cubanos le ha dado la
oportunidad de conocernos mejor y constatar la justeza de nuestros propósitos.
Cuba ha tenido como su
principal objetivo la dignidad plena del ser humano. Somos conscientes de que
ésta no solo se construye sobre bases materiales, sino también sobre valores
espirituales, como la generosidad, la solidaridad, el sentimiento de justicia, el
altruismo, el respeto mutuo, la honradez y el apego a la verdad.
Hacer el bien común fue un
principio que aprendimos del padre Félix Varela. Luego, José Martí escribió que
“ser cultos es la única manera de ser libres” y nos convocó a “conquistar toda
la justicia”.
Conferimos suprema importancia
a la familia, favorecemos todo lo que la enaltece y privilegiamos el papel de
los padres en la educación de los hijos. Cuidamos de la niñez como nuestra
mayor esperanza y alentamos a la juventud, sin ningún paternalismo, a la
participación libre y creadora en las realizaciones de nuestra sociedad.
Reconocemos la contribución patriótica
de la emigración cubana, desde el aporte decisivo a nuestra independencia de
los tabaqueros de Tampa y Cayo Hueso y todos los que fueron sostén de los
anhelos de José Martí, hasta los que se oponen hoy a quienes atacan a Cuba y
manipulan el tema migratorio con fines políticos. Hemos realizado prolongados
esfuerzos hacia la normalización plena de las relaciones de Cuba con su
emigración que siente amor por la Patria y por sus familias y persistiremos en
ellos por la voluntad común de nuestra Nación.
Es este un pueblo justo que se
enorgullece de las virtudes de sus cinco hijos condenados por luchar contra el
flagelo del terrorismo y defender la verdad, que los acompaña en cada minuto de
su inmerecido encierro y comparte los sentimientos de sus familias que sufren.
Satisface a nuestro país
estar entre los que más han hecho por la vida, la libertad y la dignidad
humana.
Compartimos la certeza de
que sólo la movilización de la conciencia de los pueblos, el respeto mutuo, el
diálogo y la cooperación permitirán al mundo hallar soluciones a los más graves
problemas.
Santidad:
Hemos encontrado muchas y
profundas coincidencias, aunque, como es natural, no pensemos lo mismo sobre
todas las cuestiones.
El pueblo cubano, abnegado e
instruido, ha escuchado con profunda atención cada una de las palabras que Su
Santidad le ha ofrecido.
Por su decisión de
visitarnos, por sus afectuosos sentimientos hacia los cubanos, que siempre
recordaremos, le expreso, en nombre de Cuba y en el mío propio, nuestra
profunda gratitud y aprecio.
Muchas gracias.