Discurso pronunciado por el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de
la República de Cuba, General de Ejército Raúl Castro Ruz, en la reunión de
líderes de China y América Latina y el Caribe.
Brasilia, 17 de julio del 2014, “Año 56 de la Revolución”.
(Versiones
Taquigráficas - Consejo de Estado)
Excelentísima Señora Dilma Rousseff, Presidenta de
Estimado compañero Xi Jinping, Presidente de
Excelentísimo Señor Luis Guillermo Solís, Presidente
pro témpore de la CELAC;
Estimados Jefes de Estado y Gobierno:
Agradezco a las autoridades y al pueblo de Brasil por
su calurosa acogida y por las excelentes facilidades puestas a nuestra
disposición.
Asimismo, deseo agradecer al Presidente Xi Jinping
por su presencia para hacer posible este encuentro, que constituye una muestra
fehaciente de la voluntad política de nuestros países en el empeño por
consolidar el diálogo y la cooperación entre China y la América Latina y el
Caribe. Considero de la mayor importancia las cinco propuestas que ha
presentado hace unos minutos el Presidente de la República Popular China Xi
Jinping.
La decisión de la II Cumbre de la CELAC, efectuada en
La Habana los días 28 y 29 de enero de 2014, de crear el Foro CELAC-China dio
sentido práctico a los esfuerzos dirigidos a que los países de la América
Latina y el Caribe y China trabajemos para enfrentar las difíciles condiciones del
mundo de hoy y promover nuestro desarrollo mutuo.
La ampliación de nuestras relaciones nos permitirá
entablar un diálogo bilateral sistemático acerca de los principales problemas
internacionales, defender los intereses del Sur y avanzar en ambiciosos
proyectos de cooperación, comercio, inversiones y relaciones financieras, con
un fuerte componente de ciencia, tecnología e innovación, y énfasis en la
formación de recursos humanos.
La Declaración de
Fortaleza, adoptada en la reciente cumbre del grupo integrado por Brasil,
Rusia, India, China y Sudáfrica, resulta trascendente para todos nosotros.
Saludamos su compromiso con un orden internacional justo y equitativo, basado
en la Carta de las Naciones Unidas, así como su decisión de fomentar la
cooperación, la solidaridad, el multilateralismo, la paz, la seguridad, el
progreso económico y social y el desarrollo sostenible, centrado en la
erradicación de la pobreza.
La creación del nuevo
Banco de Desarrollo y de un Fondo Común de Reservas de Divisas constituye un
significativo aporte a la construcción de un sistema financiero internacional
más incluyente.
El desarrollo
económico y social de América Latina, el Caribe y China, ofrece un extraordinario
potencial para el impulso de vínculos mutuamente ventajosos. En ese empeño, las
hermanas naciones caribeñas, requieren una especial atención. La pequeña escala
de sus economías, las vulnerabilidades particulares que enfrentan, las
características de su base productiva y exportadora, y los devastadores efectos
de los tradicionales huracanes que suelen batir simultáneamente a varias de
ellas, a los que hay que agregar la creciente amenaza del cambio climático, hacen imperativo que estos
países, que en su mayoría son tratados injustamente como de renta media, reciban,
en condiciones preferenciales, la cooperación, el comercio e inversiones tanto
de la América Latina, como de China.
En Haití se produjo la
primera Revolución triunfante de los esclavos en la historia de la humanidad que
luego contribuyó a la independencia latinoamericana. Ahora todos sentimos el
deber ineludible de contribuir a su desarrollo y a la superación de las
secuelas históricas de la expoliación y de los desastres naturales de que ha
sido víctima.
La gran nación
asiática es hoy la segunda economía a nivel mundial, y el principal exportador
de bienes. Su sólido crecimiento económico ha favorecido incrementos de precios
de las materias primas y de las exportaciones de varias economías de la América
Latina y el Caribe. Hoy China es el destino del 9% de las exportaciones de la
región y el origen del 14% de sus importaciones.
Los países de la
América Latina y el Caribe, que contamos con una proporción importante de las
reservas minerales, la segunda reserva petrolera y un tercio de las reservas
mundiales de agua dulce, tenemos el desafío de trabajar por la
industrialización de nuestros recursos naturales y agrícolas, de incrementar y
diversificar las exportaciones, en particular de bienes de mayor valor agregado
y por alcanzar una balanza comercial más equilibrada, en lo que pueden
desarrollar un papel de importancia los vínculos con la República Popular China.
En nuestro caso, más de medio siglo de intercambios
con ese país nos han permitido avanzar en el desarrollo pleno de una relación
ejemplar, que ha superado la prueba del tiempo. Los estrechos lazos de amistad
existentes entre ambas naciones han tenido un reflejo indiscutible en los
múltiples proyectos de comercio y cooperación desarrollados, muchos de ellos
con un gran impacto social.
Hoy, nuestra invitación es a continuar trabajando
juntos para promover las relaciones entre ambas partes, basadas en el respeto,
la igualdad y el beneficio mutuo.
Muchas gracias (Aplausos).