Reflexiones del compañero Fidel
LA REUNIÓN DE WASHINGTON
Algunos de los gobiernos que nos apoyan, a juzgar por declaraciones
recientes, no dejan de incluir en las mismas que lo hacen para facilitar la
transición en Cuba. ¿Transición hacia
dónde? Hacia el capitalismo, único
sistema en el que religiosamente creen.
Ni una sola palabra expresan para reconocer el mérito de un pueblo que,
sometido a casi medio siglo de crueles sanciones económicas y agresiones,
defendió una causa revolucionaria que, unida a su moral y patriotismo, le dio
fuerzas para resistir.
También olvidan que, después de las vidas ofrendadas y tanto sacrificio
defendiendo la soberanía y la justicia, no se le puede ofrecer a Cuba en
la otra orilla el capitalismo.
Le hacen guiños a Estados Unidos, soñando que los ayudará a resolver sus
propios problemas económicos inyectándoles sumas fabulosas de monedas de papel
a sus tambaleantes economías, que sostienen el intercambio desigual y
abusivo con los países emergentes.
Sólo de esta forma pueden garantizarse las ganancias multimillonarias de Wall Street y los bancos de
Estados Unidos. Los recursos naturales
no renovables del planeta y la ecología ni siquiera se mencionan. No se demanda el cese de la carrera
armamentista y la prohibición del uso posible y probable de armas de exterminio
masivo.
Ninguno de los que participarán en
la reunión, convocada precipitadamente por el actual Presidente de Estados
Unidos, ha dicho una palabra sobre la ausencia de más de 150 Estados con
iguales o peores problemas, que no tendrán derecho a decir una palabra sobre el
orden financiero internacional, como propuso el Presidente pro tempore de la Asamblea General de las
Naciones Unidas, Miguel D’Escoto, entre ellos la
mayor parte de los países de América Latina, el Caribe, África, Asia y Oceanía.
Mañana se inicia la reunión del G‑20 en Washington. Bush está de plácemes. Proclama
que de la reunión espera un nuevo orden financiero internacional. Las instituciones creadas por Bretton Woods deben ser más
transparentes, responsables y efectivas.
Es lo único que admitiría. Para
señalar la prosperidad de Cuba en el pasado, habló de que una vez estuvo
sembrada de campos de caña de azúcar. No
dijo, por cierto, que se cortaba a mano y el imperio nos arrebató la cuota establecida
durante más de medio siglo, cuando la palabra socialismo no se había
pronunciado todavía en nuestro país, aunque sí las de ¡Patria o Muerte!
Muchos sueñan que, con un simple cambio de mando en la jefatura del
imperio, este sería más tolerante y menos belicoso. El desprecio por su actual gobernante conduce
a ilusiones del probable cambio del sistema.
No se conoce todavía el pensamiento más íntimo del ciudadano que tomará el
timón sobre el tema. Sería sumamente
ingenuo creer que las buenas intenciones de una persona inteligente podrían
cambiar lo que siglos de intereses y egoísmo han creado. La historia humana demuestra otra cosa.
Observemos con atención lo que dice cada cual en esa importante reunión
financiera. Las noticias lloverán. Estaremos todos un poco mejor informados.
Fidel Castro Ruz
Noviembre
14 de 2008
5 y 35
p.m.