Reflexiones del compañero Fidel
DOS VECES LA MISMA MENTIRA
Basta con ver los cables.
En la reflexión antes de ayer expresé que Cuba no aceptaría donación alguna del gobierno que nos
bloquea y que en la Nota diplomática entregada a la Oficina de Intereses de
Estados Unidos se solicitaba la autorización para que las empresas
norteamericanas nos vendieran material de construcción; la misma no mencionaba en absoluto los
alimentos. Se añadía la solicitud de que
el comercio de tales materiales se realizara en términos normales, incluidos
créditos, lo cual es elementalmente lógico con relación a un país que ha pagado
al contado a lo largo de ocho años los pocos rubros que se autoriza exportar
a Cuba.
Tal solicitud se justificaba aún más en la situación
de emergencia creada por el azote de los huracanes.
Fue precisamente George W. Bush quien, después que el
huracán Michelle azotara con
violencia la isla el 4 de noviembre de 2001, autorizó la venta de productos
agrícolas a Cuba, incluyendo la madera como cosecha de la silvicultura bastante
desarrollada en aquella nación. No
insistió en la inspección in situ
cuando, igual que ahora, se le respondió que ya la habíamos hecho. Los alimentos constituyeron el principal
rubro importado. En pocas semanas se
importaron 4,4 millones de dólares, una vez cumplimentados con rapidez los
trámites pertinentes.
En el 2002 se adquirieron 173,6 millones de dólares;
en el 2003, 327 millones; en el 2004, 434,1 millones; en el 2005, 473 millones; en el 2006, 483,3
millones; en el 2007, 515,8 millones, y en el 2008, 425 millones en el primer
semestre del año. Creció, como puede
apreciarse, año por año, y en el actual es posible que, después del demoledor
impacto de dos huracanes, el país tenga que
importar sólo de Estados Unidos una cifra mucho mayor, en especial si se tiene
en cuenta que los precios se han elevado considerablemente y el colosal golpe
que sufrió la agricultura.
El gobierno de ese país presentó a la opinión mundial
una autorización para la venta de productos alimenticios y madera, cual si
fuese una decisión nueva relacionada con los dos huracanes, Gustav y Ike. Una completa tomadura
de pelo.
¿Qué afirmó el vocero del Departamento de Estado? El domingo 14 de septiembre declaró que desde
la llegada del Gustav a Cuba Estados
Unidos autorizó 250 millones de dólares en ventas agrícolas a la isla
incluyendo madera. Antes el Ministro de
Comercio de ese país había descartado todo crédito comercial.
El 16 de septiembre de nuevo el Departamento de Estado
declaró que Estados Unidos autorizó licencias como ayuda ante la catástrofe
provocada por los dos huracanes, y que las licencias agrícolas incluían
“madera, un material importante para la reconstrucción”.
Además de las mentiras, con qué argumento trataron de
justificar la prohibición a las empresas norteamericanas de conceder
créditos para comerciar normalmente con Cuba: “El gobierno de Estados Unidos
tiene que respetar las leyes del Congreso.”
Se supone que el bloqueo es ley congresional en virtud de una pérfida
percha tipo Enmienda Platt. El
Presidente de Estados Unidos puede declarar la guerra sin consultar al Congreso
―algo inédito en la historia de ese país― y no puede sin embargo autorizar a una
empresa norteamericana a comerciar normalmente con Cuba.
En el mensaje enviado al presidente de la República
Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, en el que le relataba experiencias de
nuestra Revolución, escribí: por “el bloqueo económico despiadado y absoluto no
podría adquirirse ni un kilogramo de alimentos.
Esto cambió en algo 30 años después, por presión de los agricultores,
pero lo acompañaron con trabas financieras y monetarias leoninas.” El propio líder revolucionario venezolano ha
divulgado en parte ese mensaje.
Todo es obvio y claro.
Usando dos veces la misma mentira, el Departamento de
Estado no ha tenido reparo alguno en engañar a la opinión mundial, y lo hacen
de forma cínica.
Fidel Castro Ruz
Septiembre 18 de 2008
12 y 20 p.m.