REFLEXIONES DEL COMPAÑERO FIDEL
LOS VIVOS Y LOS MUERTOS
Usted puede pensar que su pequeño barco avanza río
arriba, pero si la corriente es más fuerte estará retrocediendo.
No hacer vergonzosas concesiones a la ideología del
imperio, dije y lo vuelvo a repetir hoy.
Nadie leerá nunca de mi humilde pluma un elogio
oportunista que envilezca su conducta.
Por esta razón, apoyo resueltamente la decisión del
Partido y el Consejo de Estado de sustituir al Ministro de Educación.
Como se conoce, toda la vida, desde que tuve
conciencia revolucionaria, la consagré, en primer lugar, al tema de la
educación, desde la Campaña de Alfabetización hasta la universalización de los
estudios superiores. Aun bajo
condiciones de bloqueo económico y agresión, logramos alcanzar un lugar
privilegiado y único en el mundo.
El titular de ese cargo, Luis Ignacio Gómez Gutiérrez,
estaba realmente agotado. Había perdido
energía y conciencia revolucionaria. No
debió pronunciar los últimos discursos y hablar de futuros encuentros de
educadores del hemisferio y del mundo, exaltando una obra que fue fruto genuino
de numerosos cuadros revolucionarios y no personal, como pretendía hacer creer
a los invitados.
Lamento realmente si alguno de nuestros abnegados
maestros lo interpretara como una afirmación injusta.
Debo señalar que en el transcurso de diez años ha
viajado al exterior más de 70 veces. Durante los tres últimos lo hizo con la
frecuencia de un viaje por mes, utilizando siempre el pretexto de la
cooperación internacional de Cuba. Por este y otros elementos de juicio, no se
tiene ya confianza en él; más claro
todavía: ninguna confianza.
¿Quién debía sustituirlo? Era otro aspecto del
problema. Debía hacerse, y rápido. Se
buscó entre muchos. Con los mejores se
confeccionó una lista de quince, dos se habían desenvuelto en ese campo con
notable éxito:
Ena Elsa Velázquez Cobiella,
Doctora en Ciencias de la Educación, rectora actual del Instituto Superior
Pedagógico “Frank País”, de Santiago de Cuba. Se graduó en 1980, acumula experiencia
docente en las más variadas instancias de la educación, en las cuales se
destacó; con 52 años de edad, al triunfo
de la Revolución tenía solo dos de nacida en la capital de la antigua provincia
oriental.
Cira Piñeiro Alonso, Licenciada
en Psicología, graduada con Título de Oro, Directora Provincial de Educación en
Granma, 16 años de experiencia en diversas tareas
docentes. Su éxito como responsable de la educación en Granma
es reconocido por todo el país. Tiene 39
años.
Ambas compañeras, por sus méritos y éxitos, fueron
propuestas por la comisión de candidatura y elegidas como diputadas a la
Asamblea Nacional.
Las dos serán incorporadas al Ministerio de Educación: Ena Elsa como
Ministra y Cira Piñeiro
como apoyo a la Ministra y futuro cuadro en el cargo que se le asigne. Serán sustituidas en la actual tarea por profesionales
extraídos de la cantera inagotable de nuestro personal docente y
revolucionario.
En este especial e importante caso, aparte de mis
apreciaciones personales, fui consultado e informado plenamente.
Cuando tuve el privilegio de ser igualmente consultado
en vísperas de la elección del Consejo de Estado, no vacilé en proponer que
prestigiosos jefes militares ―que llenaron de gloria y autoridad moral a
nuestro heroico pueblo― como Leopoldo Cintras Frías y Álvaro López Miera,
maduros, modestos, llenos de experiencia y energía, con menos edad de quien con
rango militar es uno de los más fuertes y amenazantes candidatos a la jefatura del
imperio, fuesen propuestos a la Asamblea Nacional como candidatos a miembros
del Consejo de Estado. Conozco a otros cuadros bastante más jóvenes que
ellos de gran capacidad, excelente preparación y poco publicitados, con los
cuales hay que contar.
No me agrada en absoluto herir a nadie, pero no puedo
dudar en explicar con toda claridad los hechos para proteger la obra de las
generaciones que han aportado sudor, sacrificio y no pocas veces hasta la salud
y la vida por la Revolución.
Espero que mis compatriotas comprendan que el trabajo
forzoso que me impuso la naturaleza en esta etapa de mi vida me obliga, ante
amigos y adversarios, a expresar lo que pienso sin subterfugios y con pruebas
morales a mi alcance que son irrebatibles. Asumo, por tanto, la responsabilidad
plena por esta decisión, sean cuales fueren las reacciones y consecuencias.
Los libelos enemigos me acusarán de aplicar terror psicológico
a partir de la autoridad moral. No lo es
en absoluto para los que tengan conciencia de que el verdadero terror psicológico
y físico ―con infinitos sufrimientos humanos y morales para nuestro
pueblo― sería el regreso del dominio imperial sobre Cuba. En ese triste caso, la causa sería no la
falta de alfabetización o de cultura, sino de conciencia.
No me resignaré jamás a la idea de que al poder se aspire
por egoísmo, autosuficiencia, vanidad y supuesta imprescindibilidad
de cualquier ser humano.
Expresaré mi modesta opinión mientras pueda y necesite
hacerlo.
¡Los vivos y los muertos lucharemos!
Fidel Castro Ruz
22 de abril de 2008
6 y 18 p.m.