Reflexiones del compañero Fidel
STELLA CALLONI
Su libro La
operación Cóndor denuncia una serie de atroces crímenes cometidos
recientemente por Estados Unidos contra los pueblos de América Latina y
constituye un texto clásico para comprender lo que significa el imperialismo
yanqui. Es la denuncia más objetiva
y detalladamente documentada que hasta hoy he leído, insuperable en su
estilo y elocuencia. Impresiona la lista
de eminentes figuras, militares y civiles, vilmente asesinadas dentro o fuera
de sus respectivos países, entre ellas prestigiosas personalidades, religiosos
como el arzobispo salvadoreño Oscar Arnulfo Romero, los generales chilenos Schneider y Prats, presidentes de
otros países, así como la conspiración en Chile, que concluyó con la muerte de
Salvador Allende y el establecimiento de un gobierno fascista. Hubo presidentes de Estados Unidos
directamente involucrados, como Nixon, Reagan y Bush padre. En nuestro país Stella es conocida por
esa obra.
En días recientes, lo que llamó de nuevo mi atención
sobre la autora argentina fue la ponencia presentada en la Conferencia
Internacional “Revolución e Intervención en América Latina” que tuvo lugar en
Caracas, de la que envió una copia a Cuba.
Nos habla de la invasión silenciosa en todos los
frentes: el arma de la desinformación,
la recolonización de América Latina, “el patio trasero” como la “reserva
estratégica” del imperio, la contrainsurgencia operativa, los golpes “suaves”,
la intoxicación informática, agrupaciones de izquierda actuando junto a
sectores golpistas de extrema derecha;
el poderoso enemigo que ataca deliberadamente el alma de los pueblos, su
cultura y su identidad; avanzadas
coloniales y colonialismos tardíos.
Nos recuerda que la brutal invasión de Panamá,
el 20 de diciembre de 1989, estuvo precedida por una campaña
desinformativa que, en este caso, logró penetrar en sectores progresistas y de
izquierda; la manipulación informática sobre las razones que adujo Estados Unidos
para invadir el pequeño país de poco más de dos millones de habitantes ―dividido en dos por un enclave colonial que la
potencia hegemónica mantenía desde principios del siglo pasado―, increíble y burda,
aún es imposible entender cómo paralizó América Latina. Hasta hoy ―nos
dijo― se ignora que allí murieron miles de personas. “Panamá fue la Guernica de América.” Después añade que las Naciones
Unidas desempeñaron “una presencia de papel en todos estos conflictos”.
Al Qaeda, nacido de las propias entrañas del imperio,
es un típico ejemplo de un enemigo que el poder hegemónico ubica a su antojo
donde lo necesita para justificar luego sus acciones, como a lo largo de su
historia fabricó enemigos y atentados destinados a favorecer sus planes de
dominación. El pretexto de la Seguridad Nacional de Estados Unidos para
justificar sus crímenes fue trazado mucho antes de los atentados que
desplomaron las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001.
Así por el estilo continúa esgrimiendo argumentos
y pruebas irrefutables. Lo escribe en no menos de 20 páginas de
apretada síntesis. Expresa sincera
admiración por los procesos revolucionarios de Cuba y Venezuela, por su
lucha valerosa en las proximidades de la metrópoli neocolonial.
Para comprender el sentido de esa lucha, baste recordar
algunas de las frases pronunciadas por George W. Bush, presidente al que restan
sólo 58 días para concluir su actual mandato como jefe del imperio.
En medio de la crisis que azota al mundo, declaró en
la reunión cumbre de la APEC que tiene lugar en Lima:
“Por más de una década el mercado libre probó ser una
vía eficaz.
“El crecimiento económico en esta región podría ser
ilimitado y es algo que concierne a los pueblos libres. Todo país que sea honesto con su pueblo,
contará con el apoyo de Estados Unidos.
“Nuestros socios pueden estar seguros de que la agenda
compasiva de Estados Unidos se mantendrá.
“Seguiremos inspirando al mundo.
“Que Dios los bendiga.”
Hay que ser incurablemente cínico para hacer tales
afirmaciones. Mientras eso se proclamaba
en Lima, de Estados Unidos llegaban noticias sobre la gravedad de
la crisis y el creciente número de desempleados. Las empresas de las industrias
automotrices reclaman con urgencia una parte de los 700 mil millones de dólares
destinados a afrontar la crisis más fuerte desatada en decenas de años.
Aseguran que la quiebra de una sola de las grandes empresas del sector
originaría el despido de dos millones y medio de trabajadores. Son cifras siderales de dinero y de
afectados en el país que pretende seguir inspirando al mercado.
Las elecciones de hoy en
Venezuela son complejas por la situación creada con las lluvias, el número de
colegios, la elevada cifra de votantes inscritos por cada uno de ellos, el
empleo de los recursos mediáticos y el abundante dinero que la oligarquía y el
imperialismo emplean para confundir a los votantes, pero el gobierno
bolivariano actúa con dignidad, se preocupa por los daños que ocasionan las
lluvias excesivas, y combate con la firmeza y decisión que inspiran las causas
justas.
Cualquiera que fuese el
resultado de los comicios para elegir las autoridades locales y regionales, no
será fácil apagar la llama encendida de
Creemos mucho más en las
verdades de Calloni que en las cínicas mentiras de Bush.
Fidel Castro Ruz
Noviembre 23 de 2008
Hora: 11 y