Reflexiones del compañero Fidel
DIMITRI A. MEDVEDEV
Lo había observado durante las numerosas actividades
que como Presidente de
En sus intervenciones, el Presidente ruso se
caracteriza por la precisión, claridad y brevedad de sus palabras. No hay tema que eluda, ni pregunta que deje
sin responder. Posee conocimientos
amplios. Persuade a los oyentes. Quienes discrepan lo respetan.
Expresó sus deseos de conversar conmigo durante su
visita. Fue para mí un honor, y tuve la seguridad de que sería un encuentro
agradable.
Los últimos meses han sido de sorprendentes cambios y
situaciones nuevas. Los yanquis lanzaron
sus acciones ilegales sobre Osetia del Sur
y Abjazia, dos países que no tienen nada que ver con
Georgia, armada hasta los dientes por los Estados Unidos, que alentaron y
prepararon a los hombres y suministraron las armas para atacar a las fuerzas rusas
que legalmente estaban allí para evitar los derramamientos de sangre que se
estaban produciendo, un hecho reconocido por la comunidad internacional y
pendiente de solución. De la aventurera
guerra de Iraq se movían, como refuerzo de los atacantes, dos mil mercenarios
georgianos al servicio de la infame guerra de conquista yanqui en busca de
petróleo.
La voz serena, pero firme de Medvedev, recién electo presidente
de
Otro cambio importante fue la elección del nuevo presidente
de Estados Unidos, Barack Obama, de piel negra, cansado de la carnicería
implantada en Iraq por Bush, y sobre todo disgustado con la forma errática con
que este enfrentaba y agudizaba la crisis financiera, cada vez más grave y
potencialmente más peligrosa para la economía de ese país y del mundo.
Los hechos tenían lugar simultáneamente con las
elecciones generales en Paraguay y el Referendo en Ecuador, ambos de gran trascendencia; las elecciones regionales en Nicaragua, y de
modo especial en Venezuela, que configuraban un cuadro de creciente desacato al
hegemonismo asfixiante del imperio. Coincidentes
con tales acontecimientos, se celebraron reuniones en Washington y Lima de los miembros
del G-20 y G-21. Los Presidentes de Rusia y de China, dos baluartes
insoslayables del escenario mundial, estaban presentes en ambas reuniones junto
a los líderes de decenas de Estados de los cinco continentes que participaron y
con muchos de los cuales intercambiaron.
Al regresar de Perú después de su visita a Brasil,
Medvedev viajó a Venezuela, donde coincidió con la reunión del ALBA en Caracas,
con cuyos representantes de alto nivel se reunió para satisfacción de
todos.
A su vez, un destacamento naval ruso arribaba a ese
hermano país. No es difícil comprender la importancia de la presencia en tales
actividades del ilustre visitante con el que me reuní en la mañana de hoy
viernes.
Para mí era de sumo interés conocer sus impresiones
acerca de los acontecimientos señalados.
La reunión duró esta vez sólo una hora y 15
minutos. Llegó acompañado por Ricardo
Cabrisas, vicepresidente del gobierno cubano responsabilizado con las
negociaciones de Cuba con Rusia, China y Venezuela, los tres pilares más
importantes de nuestro intercambio comercial en estos momentos, que el poderoso
imperio no ha podido bloquear.
No dejé de abordar con él un solo punto esencial,
desde nuestras posiciones, respecto a Estados Unidos, donde no cabe la idea de
que aceptemos la política de garrote y zanahoria ni de que renunciemos a la
devolución de hasta el último metro cuadrado del territorio de Guantánamo
ocupado por la fuerza en nuestro país.
Le reiteré nuestra política paciente y pacífica, pero
sin descuidar nunca nuestra capacidad defensiva frente a un potencial
agresor. Ningún país comprendería mejor
esta política que Rusia, constantemente amenazada por el mismo adversario de la
paz.
De igual o mayor importancia todavía fue la expresión
de nuestras ideas sobre los graves problemas inmediatos en campos cruciales que
hoy enfrentan los pueblos, en su búsqueda de un mundo multipolar que garantice el
desarrollo sostenido y pacífico.
La agenda parece
extensa, y sin embargo ambos intercambiamos sobre estos temas, una buena prueba
de que todavía, a pesar de su complejidad, los problemas del mundo pueden ser
abordados antes de que se vuelvan inmanejables.
Para mí el encuentro constituyó un gran estímulo. Quedé con un alto concepto sobre la capacidad
intelectual de Medvedev, que ya había imaginado en él. Es el más joven entre los más importantes
jefes de Estado del mundo, el que a su vez abarca el más extenso territorio.
¡Con cuánta emoción escuchábamos en todas partes el
himno ruso, bajo cuyas notas el pueblo heroico de Rusia derramó la sangre de
muchos millones de hombres y mujeres, sin cuyo sacrificio no se habría obtenido
la victoria sobre el nazi-fascismo!
Fidel Castro Ruz
28 de noviembre de 2008
7 y 23 p.m.