Reflexiones
del compañero Fidel
LA
CONCIENCIA TRANQUILA
No habría deseado criticar duramente a una de las
empresas dedicadas a la producción de equipos médicos que no obtienen sus
ganancias fabricando armas para matar, sino combatiendo enfermedades, sufrimientos
y muertes. Por ello, siempre las
he tratado a todas con respeto, y me gustaba intercambiar con ellas sobre sus
avances científicos.
Algo distinto es pensar con amargura en países que
no disponen de esos equipos y, más triste todavía, que un pueblo del Tercer Mundo
vea obstaculizados sus esfuerzos por la estúpida medida que un país rico y
poderoso le impone al que los fabrica: la
suspensión de la entrega de los repuestos para su uso.
Entre
Venezuela y Cuba, los especialistas cubanos de Cardiología disponen de 28
Ecocardiógrafos Philips, sin los cuales no es posible un diagnóstico preciso y
totalmente seguro. Por cada uno de ellos que no funcione se deja de prestar ese
servicio vital a 500 pacientes cada mes.
En nuestra patria las cardiopatías constituyen la
primera causa de muerte; en Venezuela sucede más o menos igual. Los
desfibriladores son el instrumento por excelencia para sacar a las personas de
un paro cardíaco, que puede ocasionarles la muerte si no reciben asistencia
urgente. De los 3 553 equipos adquiridos en la Philips, 2 000 eran de ese tipo, utilizados en los
Policlínicos de Cuba y en los Centros de Diagnóstico venezolanos de Barrio
Adentro.
Los 12 diferentes equipos Philips, adquiridos a un
costo de 72 millones 762 mil 694 dólares, eran todos imprescindibles
para servicios de alta calidad en Cuba y en los programas Barrio Adentro 1
y 2 de Venezuela, atendidos por médicos y especialistas cubanos. Fueron adquiridos
y pagados por nuestro país, según lo acordado.
Los equipos Siemens, con excepción de algunos
enviados a Bolivia, prestaban servicio en Cuba y en los dos programas venezolanos.
El valor de los adquiridos a esa firma ascendió a 85 millones 430 mil
dólares. Además de las dos empresas mencionadas, otras de Europa y Japón
suministraron importantes equipos adicionales para los 27 Centros de Diagnóstico
de Alta Tecnología de Barrio Adentro 2.
Philips no cuestiona los datos ofrecidos. La
suspensión total del suministro de piezas se produce desde fines del año 2006; hasta hoy han transcurrido desde entonces casi
tres años.
La firma reconoce que las exigencias del gobierno
de Estados Unidos motivaron la paralización de los suministros hasta que en
fecha reciente pagó la multa de 100 mil euros, una suma irrisoria si se
compara con los 72 millones pagados por los equipos a esa empresa. Teníamos
entendido que no existía violación alguna de las normas impuestas al mundo por
el imperio. Se trata de equipos médicos, destinados a salvar vidas; no son
armas de guerra.
En enero de
2007 el gobierno de Bush nombró a John Negroponte ―verdugo del pueblo de
Nicaragua en la guerra sucia contra ese país, iniciada en 1981 desde la base
yanki de Palmerola en Honduras― subsecretario de Estado. Tenía una
historia tenebrosa en las guerras de agresión contra Viet Nam e Iraq. Fue
director de la poderosa Agencia Nacional de Inteligencia. Acompañaba al Presidente de Estados Unidos en
la Conferencia de la Casa Blanca a mediados de 2007, donde tanto se habló de
Educación y Salud. Ambos estaban conscientes de que nuestros especialistas prestaban
servicios médicos con los equipos Philips en Cuba y Venezuela. Habían
presionado a la firma holandesa y lograron impedir que esta suministrara piezas
para esos equipos.
Los programas sociales en Venezuela surgieron como fruto
de la Revolución Bolivariana. No necesito encomiar los estrechos vínculos
históricos de los dos pueblos y los lazos de hermandad que nos unen.
Expliqué ya la decisión tomada por el presidente Hugo
Chávez que dio origen a nuestros programas de cooperación. De él surgió
igualmente, a principios de 2007, la idea de añadir el programa Barrio Adentro
Conocedor de nuestra experiencia en las
negociaciones con las firmas productoras de equipos médicos, y los excelentes
precios que alcanzábamos en los suministros por el volumen de la operación, Chávez
solicitó a nuestro país adquirir equipos, instrumental e insumos médicos
por cientos de millones de dólares. El destino de la inversión era
incorporar un importante número de centros hospitalarios a los servicios que
venían prestándose al pueblo venezolano en Barrio Adentro 1 y 2. Esto se sumaba
al programa de formación en Cuba de miles de jóvenes venezolanos como
médicos capaces de prestar servicios en cualquier parte, dentro y fuera del
país. Los graduados de la Escuela Latinoamericana de Medicina son una prueba
alentadora de su espíritu de sacrificio. En la propia Venezuela contribuíamos a
la formación de más de 20 mil estudiantes de Medicina.
Nuestro personal entró de nuevo en contacto con las
mejores firmas suministradoras de equipos, componentes y mobiliario médico, con
excepción ―como es lógico― de las norteamericanas, a las que se les
prohíbe totalmente el más mínimo suministro a Cuba.
Aunque los equipos médicos de ese país tienen
calidad, sus precios muchas veces son abusivamente altos. En el mercado
internacional existen firmas especializadas cuyos equipos están conceptuados
como los mejores del mundo. Es perfectamente posible prescindir de los equipos
de Estados Unidos, si se desea evitar los riesgos de un criminal bloqueo como
el aplicado a Cuba durante 50 años. En los hospitales de Japón, un país cuya
población alcanza los más altos promedios de vida, la inmensa mayoría de los
equipos son japoneses; el resto, lo importan de Europa o Estados Unidos.
En los países más industrializados de la vieja Europa,
donde los índices de salud también son más altos que en Estados Unidos, apenas
el 30 por ciento de los equipos proceden de Japón o Estados Unidos. Utilizan
preferentemente equipos europeos. Tanto en Japón como en Europa las normas de
calidad son mucho más exigentes que en Estados Unidos.
Me satisface observar que la línea seguida por la
empresa cubana especializada en la compra de equipos médicos se ajustó
rigurosamente a los principios probados en las anteriores compras.
Participaron más de 50 firmas conocidas. Señalaré
solo las que compitieron en calidad y precio. El mayor volumen acordado
correspondió a la firma alemana Siemens, ascendente a 73 millones 910 mil
dólares; Drager: 37 millones 277 mil dólares; Toshiba: 36 millones
123 mil dólares; Nihon Kohden: 30 millones 516 mil dólares. También con las firmas Olympus, Karl Storz,
Aloka, Carl Zeiss, Pressure, y otras bien conocidas por nuestros especialistas,
se firmaron contratos; todas ellas reflejan el avance revolucionario de la
tecnología médica en los últimos 20 años.
Dentro de las normas de calidad y
precio, a la empresa holandesa Philips, que fue considerada e incluida entre
las principales firmas, habría correspondido la adquisición de equipos por
valor de 63 millones 65 mil dólares. Pero coincide esa etapa con la suspensión del
suministro de piezas para los equipos de esa empresa ubicados en Cuba y
Venezuela; no quedó otra alternativa que
suspender la elaboración del contrato.
No todos los equipos del total
acordado se han recibido en Venezuela, pero sí una cifra de equipos,
instrumentos y componentes cuyo valor se eleva a 271 millones de dólares.
Esto implicó un especial esfuerzo por parte de venezolanos y cubanos para desarrollar
plenamente el importante programa de Barrio Adentro 3, que complementa y articula uno de los
programas sociales más importantes y humanos de la Revolución Bolivariana.
Ambos países estamos conscientes de esa obligación.
Por otro lado, nos hemos propuesto
realizar el esfuerzo necesario para llevar Barrio Adentro 1 y
La atención óptima de los pacientes fue siempre la
razón de ser de los Consultorios, los Centros de Diagnóstico y demás servicios
en los que Cuba participa. La respuesta de los cooperantes cubanos de la salud
a la anterior Reflexión ha sido excelente. Con razón ellos afirman que el
imperialismo no ganará la batalla contra Barrio Adentro.
En la producción y comercio de armas, destinadas a
la guerra y a la destrucción, nadie compite hoy con Estados Unidos. Las dos
terceras partes del comercio mundial de armas están en sus manos; son los
frutos del Complejo Militar Industrial. Hoy esa potencia imperial no solo
consume el 25 por ciento de la energía fósil, con menos del 5 por ciento de la
población del mundo; contamina la atmósfera, destruye el medio ambiente,
amenaza al mundo con sus armas de exterminio, y es el mayor productor y
comerciante de armas. No es, sin embargo, capaz de garantizar la salud a casi
el 25 por ciento de su población.
No le cerraremos el paso a ninguna
firma que desee producir y comerciar tecnologías médicas. Aceptaremos
gustosamente cualquier rectificación. La humanidad tiene problemas muy serios
que enfrentar. Ojalá no se produzca un desastre con nuestra especie y muchos
podamos tener la conciencia tranquila por haber realizado el máximo esfuerzo
para evitarlo.
Fidel Castro Ruz
Septiembre 10 de 2009
3 y 11 p.m.