Reflexiones del compañero Fidel
NO ES TAREA FÁCIL LA DE OBAMA
Recuerdo que cuando visité
la República Popular de Polonia, en los años de Gierek,
me llevaron a Osviecim, el más famoso de los campos
de concentración. Pude apreciar los horribles crímenes cometidos por los nazis
contra niños, mujeres y ancianos judíos. Eran las ideas del libro Mein Kampf de
Adolfo Hitler aplicadas allí. Antes las habían puesto
en práctica invadiendo el territorio de la URSS en busca del espacio vital. Los
gobiernos de Londres y París en aquellos años azuzaban al jefe nazi contra el
Estado soviético.
El ejército soviético
liberó Osviecim y casi todos los campos de
concentración nazi, denunció los hechos, tomó fotos y películas que recorrieron
el mundo.
Obama habló en el campo de
concentración de Buchenwald, dentro del territorio
alemán, en cuya liberación participó un tío abuelo suyo, que todavía vive y lo
acompañó en el acto.
Su actividad más importante
en Europa fue la participación en el 65 aniversario del desembarco de Normandía, donde pronunció un segundo discurso. Se deshizo
en elogios de Dwight Eisenhower, quien dirigió
el desembarco. Resaltó con justeza el valiente papel de los soldados
norteamericanos que combatieron en unos pocos kilómetros de costa, apoyados por
la marina inglesa y norteamericana y miles de aviones
salidos fundamentalmente de las fábricas de Estados Unidos. Las divisiones de
paracaidistas no fueron lanzadas en las posiciones más correctas y por ello la
batalla se prolongó innecesariamente.
El grueso del
ejército de Hitler y sus divisiones más selectas
habían sido liquidados por los soldados soviéticos en el frente ruso después
que se repusieron de los daños del golpe inicial. La resistencia de Leningrado al prolongado cerco, los combates de las divisiones
siberianas a pocos kilómetros de Moscú, las batallas de Stalingrado y el
saliente de Kursk pasarán a la historia de las
guerras entre los más grandes y decisivos acontecimientos.
Según se deduce
del discurso de Obama en aquel acto, Europa pudo ser
liberada del nazismo gracias al exitoso desembarco de Normandía. Le dedicó sólo 15 palabras al papel de la
URSS, apenas 1,2 por cada 2 millones de soviéticos que murieron en aquella
guerra. No fue justo.
Al finalizar la
sangrienta contienda, Irán, que por sus recursos naturales y su ubicación
geográfica había jugado un papel importante en esa guerra, fue convertido por
Estados Unidos en su más fuerte y mejor armado gendarme en dicha región
estratégica de Asia.
El pueblo iraní,
dirigido por el Ayatolá Ruhollah Khomeini,
con las masas desarmadas dispuestas a cualquier sacrificio, derrocó al poderoso
Sha de Irán. El hecho ocurrió durante los dos últimos
años de la administración de Jimmy Carter, que sufrió las primeras consecuencias de la
desacertada política exterior de Estados Unidos, que acortó su mandato y
propició el acceso de Ronald Reagan
al poder.
El Sha muere en El Cairo el 27 de julio de 1980, la ciudad
donde precisamente pronunció Obama su discurso el
pasado 4 de junio.
La absurda
guerra Irak-Irán, que se inició en 1980, duró 8 años y no fue provocada por Khomeini. Reagan sacó de ella
todo el provecho posible. Primero le
vendió armas a Irán. Con ellas y el dinero del tráfico de drogas sufragó la
guerra sucia contra Nicaragua, burlando las disposiciones del Congreso, que le
negó los fondos para aquella cruel aventura que tantas vidas de jóvenes sandinistas costó. Reagan apoyó
la guerra de Irak contra Irán.
El Gobierno de
Estados Unidos autorizó el suministro de materias primas, la tecnología y los
gases para la guerra química contra Irán, que liquidó a decenas de miles de
soldados de ese país; la población civil fue severamente afectada, empresas
norteamericanas cooperaron con la producción de las armas químicas. Los
satélites, por otro lado, le suministraron la información necesaria para las
operaciones por tierra; 600 mil iraníes y 400 mil iraquíes murieron en esa
guerra, cientos de miles de millones de dólares se gastaron por los dos grandes
productores de petróleo antes de que ambas partes aceptaran el proyecto de paz
elaborado por Naciones Unidas.
No es tarea fácil para un Presidente
de Estados Unidos pronunciar un discurso en la Universidad musulmana Al- Azhar de El Cairo. Ni es de esperar que despierte mucho
entusiasmo entre los iraníes y los árabes.
Fidel Castro Ruz
Junio 14 de 2009
4 y 36 p.m.