Reflexiones del compañero Fidel
UN PREMIO NOBEL PARA EVO
Si
a Obama se le otorgó el Premio por ganar las elecciones en una sociedad
racista, a pesar de ser afroamericano, Evo lo merece por ganarlas en su país, a
pesar de ser indígena, y cumplir además lo prometido.
Por
primera vez en ambos países uno u otro de su etnia alcanza la Presidencia.
En
más de una ocasión advertí que Obama era un hombre inteligente, educado en un
sistema social y político en el cual cree. Aspira a extender los servicios de
salud a casi 50 millones de norteamericanos, a sacar la economía de la profunda
crisis que padece y a mejorar la imagen de Estados Unidos, deteriorada por las
guerras genocidas y las torturas. No concibe, ni desea ni puede cambiar el
sistema político y económico de su país.
El
Premio Nobel de la Paz ha sido concedido a tres Presidentes de Estados Unidos, a
un ex presidente y a un candidato a Presidente.
El
primero fue Theodore Roosevelt, electo en 1901, el de los Rough Riders (jinetes duros), que desembarcó en Cuba sus jinetes, pero
sin caballos, a raíz de la intervención de Estados Unidos en 1898 para impedir
la independencia de nuestra Patria.
El
segundo fue Thomas Woodrow Wilson, que introdujo a Estados Unidos en la primera
guerra por el reparto del mundo. En el Tratado de Versalles impuso tan severas
condiciones a la vencida Alemania, que sentó las bases para el nacimiento del
fascismo y el estallido de la Segunda Guerra Mundial.
El
tercero ha sido Barack Obama.
Carter
fue el ex presidente a quien varios años después de cumplir su mandato le
asignaron el Premio Nobel. Sin dudas, uno de los pocos Presidentes de ese país
incapaz de ordenar el asesinato de un adversario, como hicieron otros; devolvió
el Canal a Panamá, creó la Oficina de Intereses en La Habana, evitó caer en
grandes déficit presupuestarios y despilfarrar el dinero en beneficio del
complejo militar industrial, como hizo Reagan.
El
candidato fue Al Gore, que había sido vicepresidente; el político
norteamericano que más conocía sobre las terribles consecuencias del cambio
climático. Más tarde, cuando lo postularon para la Presidencia, fue víctima del
fraude electoral y despojado de la victoria por W. Bush.
Las
opiniones sobre el otorgamiento de este Premio han estado muy divididas. Muchos
parten de conceptos éticos o reflejan contradicciones evidentes en la
sorpresiva decisión.
Habrían
preferido ese Premio como fruto de una tarea realizada. No siempre el Premio
Nobel de la Paz se entregó a personas merecedoras de esa distinción. A veces lo
han recibido personas resentidas, autosuficientes, o peor aún. Lech Walesa, al
conocer la noticia exclamó con desprecio: “¿Quién, Obama? Es demasiado rápido.
No ha tenido tiempo para hacer nada ahora”.
En
nuestra prensa y en CubaDebate, compañeros honestos y revolucionarios fueron
críticos. Uno de ellos señaló: “En la misma semana en que se ha concedido a
Obama el Premio Nobel de la Paz, el Senado de Estados Unidos aprobó el
presupuesto militar más grande de la historia: 626 mil millones de dólares.” En el Noticiero
de Televisión, otro periodista comentó: “¿Qué ha hecho Obama para alcanzar tal
distinción?” Otros preguntaron: “¿Y la guerra de Afganistán y el incremento de
los bombardeos?” Son puntos de vista basados en realidades.
Desde
Roma, el cineasta Michael Moore pronunció una frase lapidaria: “Felicitaciones,
presidente Obama, por el Premio Nobel de la Paz; ahora por favor, gáneselo”.
Estoy
seguro de que Obama estará de acuerdo con la frase de Moore. Posee suficiente
inteligencia para comprender las circunstancias que rodean el caso. Sabe que
ese Premio no lo ha ganado todavía. Ese día por la mañana declaró: “No tengo la
impresión de que merezca estar en la compañía de tantas personalidades
transformadoras que han sido homenajeadas con este Premio.”
Se
afirma que son cinco los integrantes del famoso comité que asigna el Premio
Nobel de la Paz. Un vocero afirmó que
fue por unanimidad. Cabe una pregunta, ¿consultaron o no al galardonado? ¿Puede
tomarse una decisión de esa índole sin advertir antes a la persona premiada? Este no puede ser juzgado moralmente de igual
forma si conocía o no previamente la asignación del Premio. Lo mismo cabe afirmar de los que decidieron
asignárselo.
Tal
vez sea necesario crear el Premio Nobel de la Transparencia.
Nadie
ha mencionado en cambio el nombre de Evo.
Es
obvio que por primera vez en la historia de Bolivia, un indio aymara de pura
cepa ejerce la presidencia de ese Estado, creado por El Libertador Simón
Bolívar después de la Batalla de Ayacucho, cuando el último virrey de España rindió
sus armas al General Antonio José de Sucre.
Bolivia
poseía entonces 2 millones 343 mil 769 kilómetros cuadrados.
Su
población estaba integrada fundamentalmente por los descendientes de la
civilización aymara-quechua, cuyos conocimientos en diversos campos asombran al
mundo. Más de una vez se habían sublevado contra sus opresores.
Los
oligarcas fratricidas y pro imperialistas de los Estados vecinos, a pesar de
los vínculos comunes de sangre y cultura, le arrebataron a Bolivia 1 millón 247
mil 284 kilómetros cuadrados, más de la mitad de la superficie. Es conocido que
a lo largo de los siglos, el oro, la plata y otros recursos de Bolivia eran
extraídos por los privilegiados dueños de su economía. Enormes yacimientos de
cobre, los mayores del mundo, y otros minerales les habían sido arrebatados
después de la independencia en una de las guerras promovidas por los
imperialistas británicos y yanquis.
A
pesar de eso, Bolivia cuenta con importantes yacimientos de gas y petróleo y
posee además las mayores reservas conocidas de litio, mineral de gran necesidad
en nuestra época para el almacenamiento y uso de la energía.
Evo Morales, campesino indígena muy pobre,
transitó por los parajes de Los Andes, junto a su padre, antes de cumplir seis
años, pastoreando llamas de un grupo indígena. Las conducían caminando durante 15 días hasta
el mercado donde las vendían para adquirir los alimentos de la comunidad.
Respondiendo a una pregunta mía sobre aquella singular experiencia, Evo me
contó que entonces “se hospedaba en el hotel mil estrellas”, una bella forma de
referirse al cielo despejado de la cordillera donde en ocasiones se ubican los
telescopios.
En
aquellos duros años de su infancia, la alternativa de los campesinos en la
comunidad donde nació, era el corte de caña de azúcar en la provincia argentina
de Jujuy, en la que a veces se refugiaba una parte de la comunidad aymara
durante la zafra.
No
muy lejos de La Higuera, donde el Che herido y desarmado fue asesinado el 9 de
octubre de 1967, Evo, que había nacido el 26 de ese mismo mes en 1959, no había
cumplido todavía 8 años. Aprendió a leer y a escribir en español, caminando
hasta una escuelita pública a cinco kilómetros de la choza donde en una rústica
habitación vivían sus hermanos y sus padres.
Durante
su azarosa infancia, dondequiera que había un maestro, allí estaba Evo. De su
raza adquirió tres principios éticos: no mentir, no robar, no ser débil.
A
los 13 años su padre lo autorizó a mudarse para San Pedro de Oruro a estudiar
el bachillerato. Uno de sus biógrafos cuenta que era mejor en Geografía,
Historia y Filosofía que en Física y Matemáticas. Lo más importante es que Evo,
para costear sus estudios, se levantaba a las dos de la madrugada a trabajar
como panadero, constructor u otra actividad física. Asistía a clases por la
tarde. Sus compañeros lo admiraban y ayudaban. Desde la primaria aprendió a tocar
instrumentos de viento y fue trompetista de una prestigiosa banda de Oruro.
Siendo
adolescente todavía, había organizado el equipo de fútbol de su comunidad, del
que fue su capitán.
El
acceso a la universidad no estaba a su alcance de indio aymara y pobre.
Después
de su último año de bachillerato, cumplió el servicio militar y regresó a su
comunidad, ubicada en la altura de la cordillera. La pobreza y los desastres
naturales obligaron a su familia a emigrar hacia la zona subtropical de El
Chapare, donde aquella logró obtener un pequeño lote de tierra. El padre muere
en 1983 cuando él tenía 23 años. Trabajó duramente la tierra, pero era un
luchador nato, organizó a todos los trabajadores, creó sindicatos y llenó con
ellos vacíos que el Estado no atendía.
Las
condiciones para una revolución social en Bolivia se habían ido creando en los
últimos 50 años. El 9 de abril de 1952, antes del inicio de nuestra lucha armada,
estalló la revolución en ese país con el Movimiento Nacionalista Revolucionario
de Víctor Paz Estenssoro. Los mineros revolucionarios derrotaron a las fuerzas
represivas y el MNR tomó el poder.
Los objetivos revolucionarios en Bolivia estaban lejos de
cumplirse. En 1956, según personas bien informadas, el proceso comenzó a decaer.
El 1º de Enero de 1959 triunfa la Revolución en Cuba. Tres años después, en
enero de 1962, nuestra Patria fue expulsada de la OEA. Bolivia se abstuvo. Más
tarde todos los gobiernos, con excepción de México, rompieron relaciones con
Cuba.
Las
divisiones del movimiento revolucionario internacional se hicieron sentir en
Bolivia. Hacían falta todavía más de 40 años de bloqueo a Cuba, el
neoliberalismo y sus desastrosas consecuencias, la Revolución Bolivariana en
Venezuela y el ALBA; hacían falta, sobre todo, Evo y el MAS en Bolivia.
Sería
largo sintetizar en unas hojas su rica historia.
Solo
diré que Evo fue capaz de vencer las terribles y calumniosas campañas del
imperialismo, sus golpes de Estado e injerencia en los asuntos internos,
defender la soberanía de Bolivia y el derecho de su pueblo milenario al respeto
de sus costumbres. “Coca no es cocaína”, le espetó al más grande productor de
marihuana y el mayor consumidor de drogas en el mundo, cuyo mercado ha
sostenido al crimen organizado que cuesta miles de vidas al año en México. Dos
de los países donde están las tropas yanquis y sus bases militares son los más
grandes productores de drogas del planeta.
En
la trampa mortal del comercio de drogas no caen Bolivia, Venezuela y Ecuador, países
revolucionarios que, igual que Cuba, son miembros del ALBA, saben lo que pueden
y deben hacer para llevar la salud, la educación y el bienestar a sus pueblos.
No necesitan tropas extranjeras para combatir el narcotráfico.
Bolivia
lleva adelante un programa de sueño bajo la dirección de un Presidente aymara
que cuenta con el apoyo de su pueblo.
En
menos de tres años erradicó el analfabetismo: 824 mil 101 bolivianos
aprendieron a leer y escribir; 24 mil 699 lo hicieron además en aymara y 13 mil
599 en quechua; es el tercer país libre de analfabetismo, después de Cuba y
Venezuela.
Presta
atención médica gratuita a millones de personas que nunca la habían recibido; es uno de los siete países del mundo que en
los últimos cinco años ha reducido más la mortalidad infantil, con posibilidad
de cumplir las Metas del Milenio antes de 2015, y en una proporción similar las muertes
maternas; ha operado de la vista 454 mil 161 personas, de ellas 75 mil 974
brasileños, argentinos, peruanos y paraguayos.
Un
ambicioso programa social ha sido establecido en Bolivia: todos los niños de las escuelas públicas del
primero a octavo grado, reciben una donación anual para sufragar el material
escolar que beneficia a casi dos millones de alumnos.
Más
de 700 mil personas mayores de 60 años reciben un bono equivalente a unos 342 dólares
anuales.
Todas
las mujeres embarazadas y niños menores de dos años reciben una ayuda de
aproximadamente 257 dólares.
Bolivia,
uno de los tres países más pobres del hemisferio, ha puesto bajo control del
Estado los principales recursos energéticos y minerales del país, respetando y
compensando cada uno de los intereses afectados. Marcha con cuidado porque no
desea retroceder un paso. Sus reservas en divisas han ido creciendo. Evo
dispone de no menos de tres veces más que las que disponía al inicio de su gobierno.
Es de los países que mejor uso hace de la colaboración externa y defiende con
firmeza el medio ambiente.
En
brevísimo tiempo se ha logrado establecer el Padrón Electoral Biométrico y se han
registrado aproximadamente 4,8 millones de electores, casi un millón más que el
último padrón electoral, que en enero del 2009 alcanzaba 3,8 millones.
El
6 de diciembre habrá elecciones. Con seguridad el apoyo del pueblo a su
Presidente se incrementará. Nada ha podido detener su creciente prestigio y
popularidad.
¿Por
qué no se le otorga el Premio Nobel de la Paz?
Comprendo
su gran desventaja: no se trata de un Presidente de Estados Unidos.
Fidel Castro Ruz
Octubre 15 de 2009
4 y 25 p.m.