Reflexiones
del compañero Fidel
EL IMPERIO Y LA GUERRA
Hace dos días, en breves
palabras, señalé que el imperialismo no podía resolver el gravísimo problema
del consumo de estupefacientes que azota a la población del mundo. Hoy deseo
abordar otro tema a mi juicio de gran trascendencia.
El actual peligro de que
Corea del Norte sea atacada por Estados Unidos, a partir del reciente incidente
que tuvo lugar en las aguas de ese país, tal vez pueda evitarse si el
Presidente de la República Popular China decide utilizar el derecho de veto,
prerrogativa que no le gusta en absoluto a ese país ejercer en los acuerdos que
se discuten en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Existe un segundo y más
grave problema para el cual Estados Unidos no tiene respuesta posible: el
conflicto creado en torno a Irán. Es algo que se veía venir claramente desde
que el Presidente Barack Obama pronunció su discurso el 4 de junio de 2009 en
la Universidad Islámica de Al-Azhar, en El Cairo.
En una Reflexión que
escribí entonces, cuatro días más tarde, cuando dispuse de una copia oficial
del discurso, utilicé numerosas citas para analizar la importancia del mismo.
Señalaré un número de ellas.
“Nos congregamos en un
momento de tensión entre Estados Unidos y musulmanes alrededor del mundo…”
“…el colonialismo les negó
derechos y oportunidades a muchos musulmanes,…la Guerra Fría a menudo utilizaba
a los países de mayoría musulmana como agentes, sin tener en cuenta sus
aspiraciones propias.” Impresionaban realmente ese y otros razonamientos en
boca de un Presidente afroamericano, que parecían verdades evidentes como las
contenidas en la Declaración de Philadelphia el 4 de julio de 1776.
“He venido aquí a buscar un
nuevo comienzo para Estados Unidos y musulmanes alrededor del mundo, que se base
en intereses mutuos y el respeto mutuo…”
“Como nos dice el Sagrado
Corán, ‘tengan conciencia de Dios y digan siempre la verdad.’”
“…es parte de mi
responsabilidad como Presidente de Estados Unidos luchar contra los
estereotipos negativos del Islam dondequiera que surjan.”
Continuó así desgranando
temas escabrosos del universo de contradicciones insolubles que envuelven la
política de Estados Unidos.
“En medio de la Guerra
Fría, Estados Unidos desempeñó un papel en el derrocamiento de un gobierno
iraní elegido democráticamente.”
“Desde la Revolución
Islámica, Irán ha desempeñado un papel en secuestros y actos de violencia
contra militares y civiles estadounidenses.”
“Los estrechos vínculos de
Estados Unidos con Israel son muy conocidos. Este vínculo es inquebrantable.”
“Muchos esperan, en
campamentos para refugiados en la Ribera Occidental, Gaza y tierras aledañas,
una vida de paz y seguridad que nunca han tenido.”
Hoy sabemos que sobre la
población de Gaza cae con frecuencia una lluvia de fósforo vivo y otros
componentes inhumanos y crueles, lanzados sobre la Franja, con furia
verdaderamente nazi fascista. No obstante, las afirmaciones de Obama parecían
vibrantes y en ocasiones sinceras, en tanto las iba repitiendo una y otra vez,
en medio de febril corre corre por el mundo, dondequiera que a su hora
programada llegaba el avión número uno de la Fuerza Aérea de Estados
Unidos.
Ayer 31 de mayo, la
comunidad internacional fue conmocionada con el asalto, en aguas
internacionales a decenas de millas de la costa de Gaza, de casi un centenar de
soldados de las fuerzas especiales de Israel, que descendieron desde
helicópteros en horas de la
madrugada, disparando frenéticamente contra centenares de pacíficas personas de
diversas nacionalidades, causándoles —según informaciones de prensa— no
menos de 20 muertos y decenas de heridos. Entre las personas atacadas, que
transportaban mercancías para los palestinos sitiados en su propia Patria,
había ciudadanos norteamericanos.
Cuando Obama habló en la
Universidad Islámica de Al-Azhar del “derrocamiento de un gobierno iraní
elegido democráticamente” e inmediatamente añadió que “Desde la Revolución
Islámica, Irán ha desempeñado un papel en secuestros y actos de violencia
contra militares y civiles…”, se refería al movimiento revolucionario promovido
por el Ayatollah Ruhollah Jomeini, que desde París, sin una sola arma, aplastó
a las Fuerzas Armadas del más poderoso gendarme con que Estados Unidos contaba
en el Sur de Asia. Era muy difícil que la más poderosa potencia del mundo
resistiera la tentación de instalar allí una de sus bases militares, al Sur de
la URSS.
Hace ya más de cinco
décadas, Estados Unidos había aplastado otra Revolución absolutamente
democrática, cuando derrocó el gobierno iraní de Mohammad Mossadegh. Este fue
electo Primer Ministro de Irán el 24 de abril de 1951. El senado aprobó la
nacionalización del petróleo, que había sido su bandera de lucha, el 1 de mayo
de ese mismo año. “Nuestros largos años de negociaciones con países extranjeros
―declaró― no han dado resultado hasta aquí.”
Es obvio que se estaba
refiriendo a las grandes potencias capitalistas, que controlan la economía
mundial. Irán tomó posesión de las instalaciones ante la intransigencia de la
British Petroleum, que entonces se llamaba Anglo-Iranian Oil Company.
El país no tenía
posibilidades de formar técnicos. Gran Bretaña había retirado su personal
calificado, y respondido con bloqueos de piezas y mercados. Envió su flota de
guerra en zafarrancho de combate al país. Como resultado, la producción
petrolera de Irán disminuyó de 241,4 millones de barriles en
Estados Unidos no ha hecho
otra cosa con los demás países que no sea eso; desde que se creó esa nación en
los suelos más ricos del planeta, no respetó nunca los derechos de los pobladores
indígenas que allí vivieron durante milenios y de los negros que fueron importados como esclavos por los
colonizadores ingleses.
Estoy seguro, sin
embargo, de que millones de
norteamericanos inteligentes y honestos comprenden estas verdades.
El Presidente Obama puede
pronunciar cientos de discursos, tratando de conciliar contradicciones que son
inconciliables en detrimento de la verdad, soñar con la magia de sus frases
bien articuladas, mientras hace concesiones a personalidades y grupos carentes totalmente
de ética, y dibujar mundos de fantasías que sólo caben en su cabeza y que
asesores sin escrúpulo, conociendo las tendencias suyas, siembran en su mente.
Dos preguntas obligadas:
¿podrá Obama disfrutar las emociones de una segunda elección presidencial sin
que el Pentágono o el Estado de Israel, que en su comportamiento no acata en
nada las decisiones de Estados Unidos, utilicen sus armas nucleares en Irán?
¿Cómo será la vida en nuestro planeta después de eso?
Fidel Castro Ruz
Junio 1 de 2010
11 y