Reflexiones del compañero Fidel
EL GIGANTE DE LAS SIETE LEGUAS
Parte 2
El
12 de marzo de 2004, supimos por INTERPOL que un ciudadano de origen argentino
naturalizado en México, era reclamado en un caso de operaciones de procedencia
ilícita.
Las
investigaciones pertinentes comprobaron que había entrado en el país el 27 de
febrero de ese mismo año, en un avión privado junto a otra persona y se
encontraba hospedado en una casa de alquiler legalmente registrada.
Fue
arrestado el 30 del mismo mes de marzo.
El 31 fue presentada
por la Cancillería mexicana al MINREX de Cuba una solicitud de extradición de
Carlos Ahumada Kurtz, por existir una orden de aprehensión contra el mismo por
su probable participación en un delito de fraude genérico.
Cinco días
después se le impuso la medida cautelar de prisión provisional como resultado
de las investigaciones.
En los
interrogatorios declaró que, desde noviembre del año 2003, se había puesto de
acuerdo con líderes políticos de los partidos Acción Nacional (PAN) y Revolucionario
Institucional (PRI), el senador Diego Fernández de Cevallos y el expresidente
Carlos Salinas de Gortari, para denunciar los manejos fraudulentos de
funcionarios del Gobierno del Distrito Federal, colaboradores cercanos al
gobernador por el PRD, Andrés Manuel López Obrador. En videos filmados por él o
colaboradores suyos, aparecía el secretario personal del Gobernador, René Bejarano,
recibiendo miles de dólares de Ahumada, así como otros videos en los que
aparece el Secretario de Finanzas del Distrito Federal, Gustavo Ponce Meléndez,
gastando altas sumas de efectivo en un casino de Las Vegas, Estados Unidos ―materiales
que fueron publicados por la televisión mexicana.
A Bejarano
le habían hecho la trampa de entrevistarlo en un programa de televisión donde
criticaba duramente los actos de corrupción de funcionarios del gobierno y al
concluir su intervención lo invitaron a pasar a un estudio colindante y le
presentaron un video en que se le veía recibiendo dinero de su parte, todo lo
cual constituyó un gran escándalo de consecuencias destructivas para su
prestigio.
Salinas de
Gortari y Fernández de Cevallos, vieron los videos previamente y organizaron,
con el Secretario de Gobernación y el Procurador General de la República del
gobierno del presidente Fox, Santiago Creel y Rafael Macedo de la Concha respectivamente, la
ejecución de la denuncia y su divulgación posterior, ofreciéndole a cambio
apoyo económico en sus negocios y protección judicial para él y su familia.
Ahumada tuvo varios contactos con Fernández de
Cevallos, analizando la calidad de los videos, mejorando los mismos e incluso,
ocultando su rostro en las imágenes, así como que la denuncia fue ratificada
por él en una habitación del Hotel Presidente de Ciudad México, donde se
hallaban representantes de la Procuraduría General de la República.
Una vez
publicados los videos, Salinas, a través de su abogado Juan Collado Mocelo y de
su ayudante personal Adán Ruiz, le indicó abandonar México y refugiarse en
Cuba, lo que realizó comunicándose con él mediante visitas de los empleados
arriba mencionados y telefónicamente.
El
objetivo fundamental, según declaró Ahumada, era dañar a López Obrador y al
PRD, para debilitarlo como candidato a las elecciones presidenciales de 2006.
El 28 de
abril de 2004, fue deportado a México Carlos Ahumada Kurtz, entregándoseles a
las autoridades policíacas, quedando detenido bajo la jurisdicción del Juez del
Distrito Federal que había dictado Orden de Aprehensión. En esa misma fecha fue
publicada la confirmación del MINREX sobre el proceso seguido contra Carlos
Ahumada y su deportación.
Durante su
detención en Cuba recibió visita de su esposa, acceso consular y,
excepcionalmente, se le autorizó a entrevistarse con el abogado de Salinas,
Juan Collado.
Sobre este
caso se generó una fuerte campaña mediática.
Respecto a
la deportación, se emitieron criterios favorables hacia Cuba por parte de
dirigentes partidistas de diversas organizaciones, particularmente del PRD,
señalándose en un informe del Ministerio del Interior de Cuba, recibido ayer,
con fecha 11 de agosto de 2010, que López Obrador estaba satisfecho con esa
medida.
Por otro
lado, en un “Parte valorativo de las informaciones sobre la deportación de
Carlos Ahumada” se informaba en uno de sus párrafos: “El presidente del ‘PRD’ Godoy
llamó a nuestra Embajada, ‘satisfecho’ por la declaración ‘cubana’ y por la ‘deportación’.
Dijo que, López Obrador ‘está muy satisfecho’.” Era lo que más nos interesaba.
El
Procurador General del Distrito Federal “llamó a nuestra embajada para agradecer
la deportación y pedir datos del vuelo”.
Así por el
estilo, numerosas personalidades, representantes de organizaciones y partidos
políticos, Representantes y Senadores, nos expresaron su satisfacción y
gratitud.
Blanche
Petrich y Gerardo Arreola, enviada y corresponsal de La Jornada, enviaron un despacho señalando: “El detenido involucra
directamente a altos cargos del gobierno, señaló el canciller cubano.”
“La
Habana, 5 de mayo. Sentado en la orilla de un sofá de brocado, pasado de moda,
envuelto, con buen semblante, el empresario Carlos Ahumada dice a sus
interlocutores situados al lado del lente de la cámara que lo graba: ‘Porque yo no quería soltar los videos, porque
era, de alguna manera, mi única manera de poder negociar lo que estaba
queriendo negociar, o sea, que me ayudaran. Y bueno, lamentablemente terminé
soltándoles todos y hasta ahorita no me dieron nada, porque bueno, protección
jurídica no me la han dado, al contrario, me gané que me acusaran de lavado de
dinero y la ayuda económica tampoco me la han dado y prácticamente por mí lo
que me han dado, no ha habido nada y estoy aquí preso.’
“Con esta
microdosis, no más de cuatro minutos de los anunciados y temidos videos en
poder del Gobierno cubano, el canciller Felipe Pérez Roque presentó ‘las
pruebas’ que el Secretario de Relaciones Exteriores, Luis Ernesto Derbez, le
demandó.
“‘Lamentablemente
―concluyó Pérez Roque― los hechos tienen una considerable
connotación política, porque en la planificación, ejecución y difusión de los
videos con fines políticos están involucrados directamente altos cargos del
gobierno.’
“En estos
fragmentos presentados esa tarde a la prensa, Ahumada no menciona ningún nombre
del equipo de Vicente Fox, ni detalles del complot dirigido contra la figura
política del Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López
Obrador, ni sombra de identidad de los gestores detrás del empresario. Ello, a
pesar de que el propio canciller aseguró que autoridades judiciales cubanas
tienen ‘horas y horas’ de declaraciones grabadas del detenido. ‘Es mucho más lo
que dijo Ahumada a nuestros funcionarios.’
“¿A qué
ellos se refiere Ahumada? ¿Quiénes son a los que suelta los videos?
“Eso
corresponde determinarlo al Gobierno mexicano. Nosotros dijimos que él había
dicho que altos cargos estaban implicados en la planificación previa de todo.
Él declaró que había objetivos y fines políticos. Es en México donde se tiene
que investigar todo esto. No es nuestro objetivo. Nosotros nos vemos obligados
a dar estos elementos porque el canciller Derbez nos emplazó a presentar
pruebas. Ese pronunciamiento nos obliga a ampliar y profundizar lo hecho.
“‘Durante
un mes, Cuba estuvo recibiendo una andanada de acusaciones y versiones de que
estábamos protegiendo a Ahumada. Reitero que la obligación de dar cuentas al
sistema político y al pueblo mexicano de estos hechos recae en las autoridades mexicanas’,
insistió.”
Este
interesante despacho de los autores continúa durante largas páginas de las que
ni intento siquiera una síntesis, pues no deseo extender esta Reflexión como
ayer.
Deseo
además incluir una imprescindible instrucción que impartí al Vicejefe del Departamento
de Relaciones Internacionales del Comité Central del Partido, el 2 de abril de
2004, a José Arbesú, de viajar a México a fin de dejar bien clara nuestra
posición con relación al caso Ahumada:
“Hay que
hacerlo con todas las cúpulas de los partidos, que la gente nuestra vaya allí
hablar con ellos, incluyendo no solo el PRD, PRI, también PT, Convergencia.
También hay que hablar con Bolaños (Embajador de Cuba en México). La idea es
explicarles cómo ha sido, cómo nos enteramos, desbaratar todas las preguntas
que están haciendo.”
“A Obrador
decirle, en primer lugar, que nosotros ni estamos en ningún complot contra él,
ni ninguna conspiración contra él, ni estamos coaligados con nadie para hacerle
daño, que nosotros nos enteramos que Ahumada estaba aquí, que nosotros no somos
capaces de hacer eso.
“Que
nosotros nos enteramos de la presencia de este individuo en el país a partir de
la solicitud que hizo INTERPOL…”
“Que la
gran verdad es que nosotros tenemos muchos problemas y estamos ocupados en
otras cosas y la alta dirección del país no estaba informada ni tan siquiera de
los escándalos aquellos…”
“Que lo
supimos, y tan pronto lo supimos se ordenó la investigación. Que incluso se
arrestó al tipo para saber y conocer; que víctima no era él solo de eso, sino
nosotros también, el honor, el prestigio del país y de la Revolución. No debe
haber confusión en eso. Y por el contrario, nos interesa todo lo que él tenga
que decir sobre eso.”
“Pedirles
opiniones a los del PRI, a los otros, a todo el mundo, lo que queremos es que
nos digan. Y a todos les endilgas el discurso de nuestra posición y cómo nos
han envuelto en esto, y que nosotros no vamos a permitir que nos envuelvan en
cosas sucias, que nos acusan de amparar y apoyar…”
La gente
del partido de López Obrador quería que le enviáramos la copia filmada de las
declaraciones de Ahumada, y en eso no lo podíamos complacer. La enviamos como
correspondía a la autoridad que solicitó la extradición. Otra actitud no habría
sido seria.
Comprendemos
perfectamente la desconfianza de López Obrador. Había sido traicionado por
personas que creía honestas y esas circunstancias fueron aprovechadas por los
que estaban dispuestos a clavarle un puñal.
Había una
razón adicional. Cuando Ahumada le mostró el material, que él calificara de “misil
nuclear” contra Obrador, Salinas estaba en Cuba. Hombre sumamente hábil, sabía
mover todas las fichas como un experto en ajedrez, con talento muy por encima
de los que lo rodeaban.
Cuando fue
Presidente de México, su rival había sido Cuauhtémoc Cárdenas, con quien por razones
obvias manteníamos excelentes relaciones. Todos los grandes, medios y pequeños
Estados lo habían reconocido.
Cuba fue
el último. Sólo unos días antes de su toma de posesión, lo hicimos aceptando su
invitación de asistir a la asunción del
cargo.
No me
constaba si había habido o no fraude. Era el candidato del PRI, partido por el
que siempre votaron durante décadas los electores mexicanos. Sólo el corazón me
hacía creer que le robaron a Cuauhtémoc la elección.
Fue
sumamente amable conmigo, conversó bastante y me mostró su gigantesca
biblioteca repleta de libros por los cuatro costados, y con dos pisos. No los
tenía allí de adorno.
Sucedió
algo mucho más importante. En un momento de seria crisis migratoria entre Cuba
y Estados Unidos en agosto de 1994, William Clinton, presidente de Estados
Unidos en ese momento, que no
deseaba a Carter ―quien se había propuesto como mediador y a quien
nosotros preferíamos―, designó a Salinas y no tuve otra alternativa que
aceptarlo.
Se portó
bien, y actuó realmente como mediador y no como un aliado de Estados Unidos.
Así fue como se produjo el acuerdo, que había constituido una burla en la
primera crisis, durante los años de Reagan.
Cuando
Zedillo, un hombre realmente mediocre que lo sustituyó en la presidencia,
celoso éste tal vez de su influencia política, le prohibió residir en México,
Salinas tenía en ese momento una difícil situación personal, y solicitó
residir en Cuba. Sin vacilación lo autorizamos y aquí nació la primera
hija de su segundo matrimonio.
Quiso
invertir en nuestro país, y no lo autorizamos. Adquirió legalmente la
residencia de un particular en la capital de Cuba.
William
Clinton, no se portó bien. Cumplió los acuerdos migratorios suscritos pero
mantuvo el bloqueo económico, la Ley de ajuste cubano, y en cuanto tuvo una
oportunidad endureció la presión económica con la Ley Helms-Burton, que el
Gobierno de ese país ha mantenido contra Cuba.
Cuando
Salinas escribió en un libro su papel en las negociaciones migratorias, dijo la
verdad y coincidió con el periódico de izquierda New Yorker, que hizo la historia de las actividades que realizó Richardson,
que era Secretario de Energía, durante su visita a Cuba y le propuso a Clinton prohibir
las provocaciones de las avionetas que usaron en la guerra de Vietnam para
violar nuestro espacio aéreo sobre la Ciudad de La Habana, que motivaron comunicarle a Richardson que no toleraríamos
semejantes violaciones.
Cuando
este regresaba a Estados Unidos me dijo que no volvería a suceder, con lo cual
no me ocupé más del problema. Desgraciadamente no fue así y se produjo el
incidente.
Salinas
mantuvo la práctica de visitar Cuba con determinada frecuencia, intercambiaba
conmigo y nunca trató de engañarme. Me enfermé gravemente el 26 de julio de
2006 y no volví a saber de él.
No he
cambiado. Seré fiel a los principios y a la ética que he practicado desde que
me hice Revolucionario.
Hoy me
honro en compartir los puntos de vista de Manuel López Obrador, y no albergo la
menor duda que mucho más pronto que lo que él imagina, todo cambiará en México.
“... ¡los
árboles se han de poner en fila, para que no pase el gigante de las siete
leguas! Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en
cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes”, declaró José Martí
hace ya casi 120 años, el 1º de enero de 1891.
Fidel Castro Ruz
Agosto 12 de 2010
9 y 30 p.m.