Reflexiones
del compañero Fidel
HAITÍ PONE A PRUEBA EL ESPÍRITU DE
COOPERACIÓN
Las noticias que llegan de
Haití configuran el gran caos que era de esperar en la situación excepcional
creada por la catástrofe.
Sorpresa, asombro,
conmoción en los primeros instantes, deseos de prestar ayuda inmediata en los
más apartados rincones de la Tierra. ¿Qué enviar y cómo hacerlo hacia un rincón
del Caribe, desde China, India, Vietnam y otros puntos ubicados a decenas de
miles de kilómetros? La magnitud del terremoto y la pobreza del país generan en
los primeros instantes ideas de necesidades imaginarias, que dan lugar a todo
tipo de promesas posibles que después se tratan de hacer llegar por cualquier
vía.
Los cubanos comprendimos que lo más importante
en ese instante era salvar vidas, para lo cual estábamos entrenados no sólo
frente a catástrofes como esa, sino también contra otras catástrofes naturales
relacionadas con la salud.
Allí estaban cientos de
médicos cubanos y, adicionalmente, un buen número de jóvenes haitianos de
humilde origen, convertidos en bien entrenados profesionales de la salud, una
tarea en la que hemos cooperado durante muchos años con ese hermano y vecino
país. Una parte de nuestros compatriotas estaban de vacaciones y otros de
origen haitiano se entrenaban o estudiaban en Cuba.
El terremoto superó
cualquier cálculo; las casas humildes de adobe y barro ─de una ciudad
con casi dos millones de habitantes─ no podían resistir. Instalaciones gubernamentales
sólidas se derrumbaron, manzanas completas de viviendas se desplomaron sobre
los moradores, que a esa hora, al iniciarse la noche, estaban en sus hogares y quedaron
sepultados bajo las ruinas, vivos o muertos. Las calles repletas de personas
heridas clamaban por auxilio. La MINUSTAH, fuerza de Naciones Unidas, el Gobierno
y la Policía quedaron sin jefatura ni puesto de mando. En los primeros
instantes, la tarea de esas instituciones con miles de personas fue saber quiénes
quedaban con vida y dónde.
La decisión inmediata de
nuestros abnegados médicos que laboraban en Haití, así como de los jóvenes
especialistas de la salud graduados en Cuba, fue comunicarse entre sí, conocer
de su suerte y saber con qué se contaba para asistir al pueblo haitiano en
aquella tragedia.
Los que estaban de
vacaciones en Cuba se dispusieron de inmediato a partir, así como los médicos
haitianos que se especializaban en nuestra Patria. Otros expertos cubanos en
cirugía que han cumplido difíciles misiones se ofrecieron para partir con ellos.
Basta decir que antes de 24 horas ya nuestros médicos habían atendido a cientos
de pacientes. Hoy 16 de enero, a sólo tres días y medio de la tragedia, se
elevaba a varios miles el número de personas afectadas que habían sido ya
asistidas por ellos.
En horas del mediodía de
hoy sábado, la jefatura de nuestra brigada informó entre otros datos los
siguientes:
“…realmente
es encomiable lo que están haciendo los compañeros. Es opinión unánime que Pakistán ha quedado
pequeño ―allí
hubo otro gran terremoto donde algunos laboraron―; en aquel país muchas veces recibían fracturas incluso
mal consolidadas, algunos aplastamientos, pero aquí ha sobrepasado todo lo
imaginable: amputaciones abundantes, las operaciones prácticamente hay que
hacerlas en público; es la imagen que habían imaginado de una guerra.”
“…el
hospital Delmas 33 ya está funcionando;
el mismo tiene tres salones quirúrgicos, con plantas eléctricas, áreas
de consulta, etcétera, pero está absolutamente repleto.”
“…12
médicos chilenos se han incorporado, uno de ellos anestesiólogo; también ocho
médicos venezolanos; nueve monjitas españolas; se espera la incorporación, de
un momento a otro, de 18 españoles a los cuales la ONU y Salud Pública haitiana
les había entregado el hospital, pero les faltaban recursos de urgencia que no
habían podido arribar, por lo que decidieron sumarse a nosotros y comenzar de
inmediato a trabajar.”
“…fueron
enviados 32 médicos residentes haitianos, seis de ellos iban a ir directo a
Carrefour, un sitio totalmente devastado.
También viajaron los tres equipos quirúrgicos cubanos que llegaron
ayer.”
“…estamos
operando las siguientes instalaciones médicas en Puerto Príncipe:
Hospital
La Renaissance.
Hospital
del Seguro Social.
Hospital
de la Paz.”
“…funcionan ya cuatro CDI (Centros de Diagnóstico
Integral).”
En esta información se transmite
sólo una idea de lo que están haciendo en Haití el personal médico cubano y
de otros países que laboran con ellos, entre los primeros que llegaron a esa
nación. Nuestro personal está en disposición de cooperar y unir sus fuerzas con
todos los especialistas de la salud que han sido enviados para salvar vidas en
ese pueblo hermano. Haití podría convertirse en un ejemplo de lo que la
humanidad puede hacer por sí misma. La posibilidad y los medios existen, pero
la voluntad falta.
Cuanto más tiempo se dilate
el entierro o la incineración de los fallecidos, la distribución de alimentos y
otros productos vitales, los riesgos de epidemias y violencias sociales se
elevan.
En Haití se pondrá a prueba
cuánto puede durar el espíritu de cooperación, antes de que el egoísmo, el
chovinismo, los intereses mezquinos y el desprecio por otras naciones
prevalezcan.
Un cambio climático amenaza
a toda la humanidad. El terremoto de Puerto Príncipe, apenas tres semanas
después, nos está recordando a todos cuán egoístas y autosuficientes nos
comportamos en Copenhague.
Los países observan de
cerca todo lo que ocurre en Haití. La opinión mundial y los pueblos serán cada
vez más severos e implacables en sus críticas.
Fidel Castro Ruz
Enero 16 de 2010
7 y 46 p.m.