Reflexiones
del compañero Fidel
HAITÍ: EL SUBDESARROLLO Y EL GENOCIDIO
Hace solo unos meses, el 26
de julio de 2010, Lucius Walker, líder de la organización norteamericana
Pastores por la Paz, en un encuentro con intelectuales y artistas cubanos, me
preguntó cuál sería la solución para los problemas de Haití.
Sin perder un segundo le
respondí: “En el mundo actual no tiene solución, Lucius; en el futuro del que
estoy hablando sí. Estados Unidos es un gran productor de alimentos, puede
abastecer a 2 000 millones de personas, tendría capacidad para construir casas
que resistan a los terremotos; el problema es la forma en que se distribuyen
los recursos. Al territorio de Haití hay que restituirle otra vez hasta los
bosques; pero no tiene solución en el orden actual del mundo.”
Lucius se refería a los
problemas de ese país montañoso, superpoblado, desprovisto de árboles,
combustible para cocinar, comunicaciones e industrias, con un elevado analfabetismo,
enfermedades como el VIH, y ocupado por las tropas de Naciones Unidas.
“Cuando esas circunstancias
cambien ―le añadí― ustedes mismos, Lucius, podrán llevarle
alimentos de Estados Unidos a Haití.”
El noble y humanitario
líder de Pastores por la Paz falleció mes y medio después, el 7 de septiembre,
a la edad de 80 años, legando la semilla de su ejemplo a muchos
norteamericanos.
No había aparecido todavía
una tragedia adicional: la epidemia del cólera, que el 25 de octubre reportó
más de 3 000 casos. A tan dura calamidad
se suma que el 5 de noviembre un huracán azotó su territorio, causando
inundaciones y el desbordamiento de los ríos.
Este conjunto de dramáticas
circunstancias merece dedicarle la debida atención.
El cólera apareció por
primera vez en la historia moderna en 1817, año en que se produjo una de las
grandes pandemias que azotaron a la humanidad en el siglo XIX, que causó gran
mortalidad principalmente en la India. En 1826 reincidió la epidemia,
invadiendo a Europa, incluyendo a Moscú, Berlín y Londres, extendiéndose a nuestro
hemisferio de
En 1846 se desata una nueva
epidemia más dañina todavía, que golpeó a tres continentes: Asia, África, y
América. A lo largo del siglo, epidemias que afectaban a esas tres regiones se
fueron repitiendo. Sin embargo, en el transcurso de más de 100 años, que comprende
casi todo el siglo XX, los países de América Latina y el Caribe se vieron libres
de esta enfermedad, hasta el 27 de enero de 1991, en que apareció en el puerto
de Chancay, al norte de Perú, que primero se extendió por las costas del
Pacífico y después por las del Atlántico, a 16 países; 650 mil personas se
enfermaron en un período de 6 años.
Sin duda alguna, la
epidemia afecta mucho más a los países pobres, en cuyas ciudades se aglomeran
barrios populosos que muchas veces carecen de agua potable, y las albañales,
que son portadoras del vibrión colérico causante de la enfermedad, se mezclan con
aquellas.
En el caso especial de
Haití, el terremoto deshizo las redes de una y otra donde estas existían, y
millones de personas viven en casas de campaña que muchas veces carecen incluso
de letrinas, y todo se mezcla.
La epidemia que afectó
nuestro hemisferio en 1991 fue el vibrión colérico 01, biotipo El Tor, serotipo
Ogawa, exactamente el mismo que penetró por Perú aquel año.
Jon K. Andrus, Director
Adjunto de la Organización Panamericana de la Salud, informó que la bacteria
presente en Haití era precisamente esa. De ello se derivan una serie de circunstancias
a tomar en cuenta, que en el momento oportuno determinarán importantes
consideraciones.
Como se conoce, nuestro país
viene formando excelentes médicos haitianos y prestando servicios de salud en ese
hermano país desde hace muchos años. Existían problemas en ese campo muy serios
y se avanzaba año por año. Nadie podía imaginar, por no existir antecedentes,
que se produjera un terremoto que mató a más de 250 mil personas y ocasionó incontables
heridos y lesionados. Frente a ese golpe inesperado, nuestros médicos internacionalistas
redoblaron sus esfuerzos y se consagraron a su trabajo sin descanso.
En medio del duro desastre
natural, hace apenas un mes se desató la epidemia de cólera con gran fuerza; y como
ya expresamos, en tales circunstancias desfavorables se presentó el huracán.
Ante la gravedad de la
situación, la Subsecretaria General de las Naciones Unidas para Asuntos
Humanitarios, Valerie Amos, declaró ayer que se necesitaban 350 médicos y 2 000
enfermeras más para hacer frente a la enfermedad.
La funcionaria llamó a
extender la ayuda más allá de Puerto Príncipe, y reveló que los suministros de
jabón y de agua limpia solo llegan al 10 por ciento de las familias instaladas
fuera de la capital, sin señalar a cuántos llegaban en esa ciudad.
Diversos funcionarios de Naciones Unidas
lamentaron en los últimos días que la respuesta de la comunidad internacional al
pedido de ayuda hecho para enfrentar la situación no llegaba al 10% de los 164
millones de dólares solicitados con urgencia.
“Amos reclamó una reacción
rápida y urgente para evitar la muerte de más seres humanos a causa del cólera”,
informó una agencia de noticias.
Otra agencia comunicó hoy
que la cifra de haitianos muertos se eleva ya a “1 523 personas, 66 mil 593 han
sido atendidas, y más de un millón de habitantes siguen durmiendo en las plazas
públicas”.
Casi el 40% de los enfermos
han sido atendidos por los integrantes de la Brigada Médica Cubana, que cuenta
con 965 médicos, enfermeros y técnicos que han logrado reducir el número de
muertes a menos de 1 por cada 100. Con ese nivel de atención el número de bajas
no alcanzaría la cifra de 700. Las personas fallecidas, como norma, estaban
extremadamente debilitadas por desnutrición o causas similares. Los niños
detectados a tiempo, apenas fallecen.
Es de suma importancia
evitar que la epidemia se extienda a otros países de América Latina y el Caribe,
porque en las actuales circunstancias causaría un daño extraordinario a las
naciones de este hemisferio.
Se impone la necesidad de
buscar soluciones eficientes y rápidas a la lucha contra esa epidemia.
Hoy se tomó la decisión por
el Partido y el Gobierno de reforzar la Brigada Médica Cubana en Haití con un
contingente de la Brigada “Henry Reeve”, compuesto por 300 médicos, enfermeras
y técnicos de la salud, que sumarían más de 1 200 colaboradores.
Raúl estaba visitando otras
regiones del país, e informado en detalle de todo.
El pueblo de Cuba, el
Partido, y el Gobierno, una vez más estarán a la altura de su gloriosa y
heroica historia.
Fidel Castro Ruz
Noviembre 26 de 2010
9 y 58 p.m.