Reflexiones del compañero Fidel
LA OTAN, LA
GUERRA, LA MENTIRA Y LOS NEGOCIOS
Como algunos
conocen, en septiembre de 1969, Muammar al-Gaddafi, un militar árabe beduino de
peculiar carácter e inspirado en las ideas del líder egipcio Gamal Abdel
Nasser, promovió en el seno de las Fuerzas Armadas un movimiento que derrocó al
Rey Idris I de Libia, un país desértico casi en su totalidad y de escasa
población, situado al norte de África, entre Túnez y Egipto.
Los
importantes y valiosos recursos energéticos de Libia fueron descubriéndose
progresivamente.
Nacido en el
seno de una familia de la tribu beduina de pastores nómadas del desierto, en la
región de Trípoli, Gaddafi era profundamente anticolonialista. Se asegura que
un abuelo paterno murió luchando contra los invasores italianos cuando Libia
fue invadida por éstos en 1911. El régimen colonial y el fascismo cambiaron la
vida de todos. Se dice, igualmente, que el padre sufrió prisión antes de
ganarse el pan como obrero industrial.
Incluso, los
adversarios de Gaddafi aseguran que se destacó por su inteligencia como
estudiante; fue expulsado del liceo por sus actividades antimonárquicas. Logró
matricularse en otro liceo y después graduarse en leyes en la Universidad de
Bengasi a los 21 años. Ingresa después en el Colegio Militar de Bengasi donde
creó lo que se denominó el Movimiento Secreto Unionista de Oficiales Libres, concluyendo
posteriormente sus estudios en una academia militar británica.
Estos
antecedentes explican la notable influencia que ejerció después en Libia y en
otros líderes políticos, estén hoy a favor o en contra de Gaddafi.
Había
iniciado su vida política con hechos incuestionablemente revolucionarios.
En marzo de
1970, tras manifestaciones masivas nacionalistas, logró la evacuación de los soldados británicos del país y, en junio,
Estados Unidos desalojó la gran base aérea cerca de Trípoli, entregada a
instructores militares egipcios, país aliado a Libia.
En 1970,
varias compañías petroleras occidentales y sociedades bancarias con
participación de capitales extranjeros fueron afectadas por la Revolución. A
fines de 1971, la famosa British
Petroleum corrió la misma suerte. En el área agropecuaria todos los bienes
italianos fueron confiscados, los colonos y sus descendientes expulsados de
Libia.
La
intervención estatal se orientó al control de las grandes empresas. La
producción de ese país pasó a disfrutar de uno de los niveles más altos del
mundo árabe. Se prohibió el juego y el consumo de alcohol. El estatus jurídico
de la mujer, tradicionalmente limitado, fue elevado.
El líder
libio se enfrascó en teorías extremistas que se oponían tanto al comunismo como
al capitalismo. Fue una etapa en la que Gaddafi se dedicó a la teorización, que
no tiene sentido incluir en este análisis, aunque sí señalar que en el artículo
primero de la Proclama Constitucional de 1969 se establecía el carácter “Socialista”
de la Jamahiriya Árabe Libia Popular.
Lo que deseo
enfatizar es que a Estados Unidos y sus aliados de la OTAN nunca le interesaron
los derechos humanos.
La olla de
grillos que tuvo lugar en el Consejo de Seguridad, en la reunión del Consejo de
Derechos Humanos con sede en Ginebra, y en la Asamblea General de la ONU en
Nueva York, fue puro teatro.
Comprendo
perfectamente las reacciones de los líderes políticos envueltos en tantas
contradicciones y estériles debates, dada la urdimbre de intereses y problemas
que deben atender.
Todos
sabemos muy bien que el carácter de miembro permanente, el poder de veto, la
posesión de armas nucleares, y no pocas instituciones son fuentes de
privilegios e intereses impuestos por la fuerza a la humanidad. Se puede estar
o no de acuerdo con muchas de ellas, pero jamás aceptarlas como medidas justas
o éticas.
El imperio
pretende ahora hacer girar los acontecimientos en torno a lo que hizo o no
Gaddafi, porque necesita intervenir militarmente en Libia y golpear la ola
revolucionaria desatada en el mundo árabe. Hasta ahora no se decía una palabra,
se guardaba silencio y se hacían negocios.
Promovida la
latente rebeldía libia por los órganos de inteligencia yanki, o por los errores
del propio Gaddafi, es importante que los pueblos no se dejen engañar, ya que
muy pronto la opinión mundial tendrá suficientes elementos para saber a qué
atenerse.
A mi juicio,
y así lo expresé desde el primer momento, había que denunciar los planes de la
belicosa OTAN.
Libia, igual
que muchos países del Tercer Mundo, es miembro del Movimiento de Países No
Alineados, del Grupo de los 77 y otras organizaciones internacionales, a través
de las cuales se establecen relaciones independientemente de su sistema
económico y social.
A grandes
rasgos: la Revolución en Cuba, inspirada en principios Marxistas-Leninistas y
Martianos, había triunfado en
Casi de
inmediato, el imperio promovió contra nuestro pueblo la guerra sucia, las
bandas contrarrevolucionarias, el criminal bloqueo económico, y la invasión
mercenaria de Girón, custodiada por un portaaviones y su infantería de marina
lista para desembarcar si la fuerza mercenaria obtenía determinados objetivos.
Apenas año y
medio después nos amenazó con el poderío de su arsenal nuclear. Una guerra de
ese carácter estuvo a punto de estallar.
Todos los países
latinoamericanos, con la excepción de México, participaron del criminal bloqueo
que todavía perdura, sin que nuestro país jamás se rindiera. Es importante
recordarlo para los que carecen de memoria histórica.
En enero de
1986, esgrimiendo la idea de que Libia estaba detrás del llamado terrorismo
revolucionario, Reagan ordenó romper relaciones económicas y comerciales con
ese país.
En marzo,
una fuerza de portaaviones en el Golfo de Sirte, dentro de aguas consideradas
nacionales por Libia, desató ataques que ocasionaron la destrucción de varias
unidades navales provistas de lanzamisiles y de sistemas de radares de costa
que ese país había adquirido en la URSS.
El 5 de
abril, una discoteca en Berlín Occidental, frecuentada por soldados de Estados
Unidos, fue víctima de explosivos plásticos, en el que tres personas murieron,
dos de ellas militares norteamericanos y muchos fueron heridos.
Reagan acusó
a Gaddafi y ordenó a la Fuerza Aérea que diera respuesta. Tres escuadrones
despegaron de los portaaviones de la VI Flota y bases en el Reino Unido,
atacaron con misiles y bombas siete objetivos militares en Trípoli y Bengasi.
Alrededor de 40 personas murieron, 15 de ellas civiles. Advertido del avance de
los bombarderos, Gaddafi reunió la familia y estaba abandonando su residencia
ubicada en el complejo militar de Bab Al Aziziya, al sur de la capital. No
había concluido la evacuación cuando un misil impactó directamente en la
residencia, su hija Hanna murió y otros dos hijos resultaron heridos. El hecho
recibió un amplio rechazo; la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución
de condena por violación de la Carta de la ONU y el Derecho Internacional.
Igual hizo en términos enérgicos el Movimiento de Países No Alineados, la Liga
Árabe y la OUA.
El 21 de
diciembre de 1988, un Boeing 747 de
la compañía Pan Am que volaba de
Londres a Nueva York se desintegró en pleno vuelo por el estallido de una
bomba, los restos cayeron sobre la localidad de Lockerbie, y la tragedia costó
270 vidas de 21 nacionalidades.
En un principio
el Gobierno de Estados Unidos sospechó de Irán, como represalia por la muerte
de 290 personas por el derribo de un Airbus
de su línea estatal. Las investigaciones, según los yankis, implicaban dos
agentes de la inteligencia Libia. Imputaciones similares contra Libia se
hicieron por un avión de la aerolínea francesa en ruta
Brazzaville-N’Djamena-Paris, implicando a funcionarios libios que Gaddafi rechazó
extraditar por hechos que negó categóricamente.
Una leyenda
tenebrosa se fabricó contra él con la participación de Reagan y Bush padre.
Desde 1975
hasta la etapa final del gobierno de Reagan, Cuba se había consagrado a sus
deberes internacionalistas en Angola y otros países de África. Conocíamos de
los conflictos que se desarrollaron en Libia o en torno a ella por lecturas y
testimonios de personas muy vinculadas a ese país y al mundo árabe, así como
por las impresiones que guardamos de numerosas personalidades de distintos
países con los que tuvimos contactos en aquellos años.
Muchos
conocidos líderes africanos con los que Gaddafi mantenía relaciones estrechas
se esforzaron por buscar soluciones a las tensas relaciones entre Libia y el
Reino Unido.
El Consejo
de Seguridad le había impuesto sanciones a Libia que comenzaron a superarse
cuando Gaddafi aceptó someter a juicio, con determinadas condiciones, a los dos
acusados por el avión que estalló sobre Escocia.
Delegaciones
libias comenzaron a ser invitadas a reuniones intereuropeas. En julio de 1999
Londres inició el restablecimiento de relaciones diplomáticas plenas con Libia,
después de algunas concesiones adicionales.
En
septiembre de ese año, los ministros de la Unión Europea aceptaron revocar las
medidas restrictivas al comercio tomadas en 1992.
El 2 de
diciembre, Massimo D’Alema, primer ministro italiano, realizó la primera visita
de un jefe de gobierno europeo a Libia.
Desaparecida
la URSS y el campo socialista de Europa, Gaddafi decidió aceptar las demandas
de Estados Unidos y la OTAN.
Cuando
visité Libia en mayo de 2001, me exhibió las ruinas del traidor ataque con que
Reagan asesinó a su hija, y estuvo a punto de exterminar a toda la familia.
A inicios
del 2002, el Departamento de Estado informó que estaban en curso conversaciones
diplomáticas entre Estados Unidos y Libia.
En mayo se
había vuelto a incluir a Libia en la lista de Estados patrocinadores del
terrorismo, aunque, en enero, el presidente George W. Bush no había mencionado
al país africano en su célebre discurso sobre los integrantes del “eje del
mal”.
Al iniciarse
el año 2003, en virtud del acuerdo económico sobre indemnizaciones alcanzado
entre Libia y los países demandantes, Reino Unido y Francia, el Consejo de
Seguridad de la ONU levantó las sanciones de 1992 contra Libia.
Antes de
finalizar el 2003, Bush y Tony Blair informaron de un acuerdo con Libia, país
que había entregado a expertos de inteligencia del Reino Unido y Washington
documentación de los programas no convencionales de armas, así como misiles
balísticos con un alcance superior a 300 kilómetros. Funcionarios de ambos países
ya habían visitado diversas instalaciones. Era el fruto de muchos meses de
conversaciones entre Trípoli y Washington, como reveló el propio Bush.
Gaddafi
cumplió sus promesas de desarme. En pocos meses Libia entregó las cinco
unidades de misiles Scud-C con un alcance de 800 kilómetros y los cientos de
Scud-B, cuyo alcance sobrepasaba los 300 kilómetros en misiles defensivos de
corto alcance.
A partir de
octubre de 2002 se inició el maratón de visitas a Trípoli: Berlusconi, en
octubre de 2002; José María Aznar, en septiembre de 2003; Berlusconi de nuevo
en febrero, agosto y octubre de 2004; Blair, en marzo de 2004; el alemán
Schröeder, en octubre de ese año; Jacques Chirac, en noviembre de 2004. Todo el
mundo feliz. Poderoso caballero es don dinero.
Gaddafi
recorrió triunfalmente Europa. Fue recibido en Bruselas en abril de 2004 por
Romano Prodi, presidente de la Comisión Europea; en agosto de ese año el líder
libio invitó a Bush a visitar su país; Exxon Mobil, Chevron Texaco y Conoco
Philips ultimaban la reanudación de la extracción de crudo a través de joint ventures.
En mayo de
2006, Estados Unidos anunció la retirada de Libia de la lista de países
terroristas y el establecimiento de relaciones diplomáticas plenas.
En 2006 y
2007, Francia y Estados Unidos suscribieron acuerdos de cooperación nuclear con
fines pacíficos; en mayo de 2007, Blair volvió a visitar a Gaddafi en Sirte. British Petroleum firmó un contrato
“enormemente importante” según se declaró para la exploración de yacimientos de
gas.
En diciembre
de 2007, Gaddafi realizó dos visitas a Francia y firmó contratos de
equipamientos militares y civiles por valor de 10 000 millones de euros; y a
España, donde se entrevistó con el presidente del Gobierno José Luis Rodríguez
Zapatero. Contratos millonarios se suscribieron con importantes países de la
OTAN.
¿Qué es lo
que ahora ha originado la retirada precipitada de las embajadas de Estados
Unidos y los demás miembros de la OTAN?
Todo resulta
sumamente extraño.
George W.
Bush, el padre de la estúpida guerra antiterrorista, declaró el 20 de
septiembre de
“Debemos
descubrir células terroristas en 60 países o más […] Junto a nuestros amigos y
aliados, debemos oponernos a la proliferación y afrontar a los regímenes que
patrocinan el terrorismo, según requiera cada caso.”
¿Qué pensará
Obama de ese discurso?
¿Qué
sanciones impondrá el Consejo de Seguridad a los que mataron más de un millón
de civiles en Irak y a los que todos los días asesinan hombres mujeres y niños
en Afganistán, donde en días recientes la población enardecida se lanzó a las
calles a protestar contra la matanza de niños inocentes?
Un despacho
de la AFP procedente de Kabul, fechado hoy 9 de marzo, rebela que: “El año
pasado fue el más letal para los civiles en nueve años de guerra entre los
talibanes y las fuerzas internacionales en Afganistán, con casi 2.800 muertos,
un 15% mas que en 2009, indicó el miércoles un informe de
“…la insurrección de los
talibanes se intensificó y ganó terreno en estos últimos años, con acciones de
guerrilla más allá de sus bastiones tradicionales del sur y del este.”
“Con 2 777 exactamente, el
número de civiles muertos en 2010 aumentó en 15% con respecto a 2009, indica el
informe anual conjunto de
“El presidente Barack Obama
expresó el 3 de marzo su "profundo pesar" al pueblo afgano por los
nueve niños muertos, y también lo hicieron el general estadounidense David
Petraeus, comandante en jefe de la ISAF, y el secretario de Defensa, Robert
Gates.”
“…el reporte de
“El año
Durante 10
días, en Ginebra y en Naciones Unidas, se pronunciaron más de 150 discursos
sobre violaciones de los derechos humanos que fueron repetidos millones de
veces por televisión, radio, Internet y la prensa escrita.
El Ministro
de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, en su intervención del
pasado 1º de marzo de 2011 ante los Ministros de Relaciones Exteriores reunidos
en Ginebra, expresó:
“La conciencia humana rechaza
la muerte de personas inocentes en cualquier circunstancia y lugar. Cuba
comparte plenamente la preocupación mundial por las pérdidas de vidas de
civiles en Libia y desea que su pueblo alcance una solución pacífica y soberana
a la guerra civil que allí ocurre, sin ninguna injerencia extranjera, y que
garantice la integridad de esa nación.”
Algunos de
los párrafos finales de su intervención fueron lapidarios:
“Si el derecho humano
esencial es el derecho a la vida, ¿estará listo el Consejo para suspender la
membresía de los Estados que desaten una guerra?”
“¿Suspenderá a los Estados
que financien y suministren ayuda militar empleada por el Estado receptor en
violaciones masivas, flagrantes y sistemáticas de los derechos humanos y en
ataques contra la población civil, como las que ocurren en Palestina?
“¿Aplicará esa medida contra
países poderosos que realicen ejecuciones extrajudiciales en territorio de
otros Estados con empleo de alta tecnología, como municiones inteligentes y
aviones no tripulados?
“¿Qué ocurrirá con Estados
que acepten en sus territorios cárceles ilegales secretas, faciliten el
tránsito de vuelos secretos con personas secuestradas o participen de actos de
tortura?”
Compartimos plenamente la
valiente posición del líder bolivariano Hugo Chávez y el ALBA.
Estamos contra la guerra
interna en Libia, a favor de la paz inmediata y el respeto pleno a la vida y
los derechos de todos los ciudadanos, sin intervención extranjera, que solo
serviría a la prolongación del conflicto y los intereses de la OTAN.
Fidel Castro Ruz
Marzo 9 de 2011
9 y 35 p.m.