Reflexiones del compañero Fidel
LA CUMBRE DE LAS GUAYABERAS
Obama, el primer Presidente negro de Estados Unidos
―sin dudas inteligente, bien instruido y buen comunicador―, hizo
pensar a no poca gente que era un émulo de Abraham Lincoln
y Martin Luther King.
Hace cinco siglos una Bula Papal,
aplicando conceptos de la época, asignó alrededor de 40 millones de kilómetros
cuadrados de tierra, aguas interiores y costas a dos pequeños y belicosos
reinos de la península Ibérica.
Ingleses, franceses, holandeses y
otros importantes Estados feudales fueron excluidos del reparto. Interminables
guerras no tardaron en desatarse, millones de africanos fueron convertidos en
esclavos a lo largo de cuatro siglos y las culturas autóctonas, algunas de
ellas más avanzadas que las de la propia Europa, fueron deshechas.
Hace 64 años fue creada la repudiable
OEA. No es posible pasar por alto el grotesco papel de esa institución. Un
elevado número de personas, que tal vez sumen cientos de miles, fueron
secuestradas, torturadas y desaparecidas como consecuencia de sus acuerdos para
justificar el golpe contra las reformas de Jacobo Árbenz
en Guatemala, organizado por la Agencia Central de Inteligencia yanki. Centroamérica y el Caribe, incluida la pequeña isla
de Granada, fueron víctimas de la furia intervencionista de Estados Unidos a
través de la OEA.
Más grave todavía fue su nefasto papel
en el ámbito de Suramérica.
El neoliberalismo, como doctrina
oficial del imperialismo, cobró inusitada fuerza en la década del 70 cuando el Gobierno
de Richard Nixon decidió frustrar el triunfo
electoral de Salvador Allende en Chile. Una etapa verdaderamente siniestra en
la historia de América Latina se iniciaba. Dos altos jefes de las Fuerzas
Armadas chilenas, leales a la Constitución, fueron asesinados y Augusto Pinochet impuesto en la jefatura del Estado, tras una
represión sin precedentes en la que numerosas personas seleccionadas fueron
torturadas, asesinadas y desaparecidas.
La Constitución de Uruguay, un país
que se había mantenido durante muchos años en el marco de la institucionalidad,
fue barrida.
Los golpes militares y la represión se
extendieron a casi todos los países vecinos. La línea de transporte aéreo
cubana fue objeto de brutales sabotajes. Un avión fue destruido en pleno vuelo
con todos sus pasajeros. Reagan liberó al autor más
importante del monstruoso crimen de una prisión en Venezuela, y lo envió a El
Salvador a organizar el intercambio de drogas por dinero para la guerra sucia
contra Nicaragua, que costó decenas de miles de muertos y mutilados.
Bush padre y Bush hijo,
protegieron y exoneraron de culpa a los implicados en estos crímenes. Sería
interminable la lista de fechorías y actos terroristas cometidos contra las
actividades económicas de Cuba a lo largo de medio siglo.
Hoy, viernes 13, escuché valientes
palabras pronunciadas por varios de los oradores que intervinieron en la
reunión de cancilleres de la llamada Cumbre de Cartagena. El tema de los
derechos soberanos de Argentina sobre las Malvinas ―cuya economía es
brutalmente golpeada al privarla de los valiosos recursos energéticos y
marítimos de esas islas―, fue abordado con firmeza. El canciller
venezolano Nicolás Maduro, al finalizar la reunión de hoy, declaró con profunda
ironía que “del Consenso de Washington se pasó al Consenso sin Washington”.
Ahora tenemos la Cumbre de las
guayaberas. El río Yayabo y su nombre indio,
totalmente reivindicado, pasarán a la historia.
Fidel Castro Ruz
Abril 13 de 2012
9 y 40 p.m.