Asamblea Nacional del Poder Popular
de la República de CUBA.
Centro de Documentación.
TRUCUTÚ EN TIEMPOS MODERNOS
Por: Dip. Lázaro Barredo Medina
Vicepresidente de la Comisión de Relaciones Internacionales de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Estados Unidos es como un Trucutú en tiempos modernos, que tiene por caverna al mundo. Si le discrepas te derriban a garrotazos y después quieren ayudarte a levantar dándote más trancazos todavía.
La Helms-Burton es el mejor ejemplo de esa filosofía, no sólo por el delirio obsesivo y compulsivo de acabar con Cuba, sino por el incontenible deseo norteamericano de avasallar al resto del mundo y en primerísimo lugar a los aliados más cercanos, sobre todo la Unión Europea y Canadá.
Primero, trataron de imponer sus designios extraterritoriales; después, para amortiguar el golpe, Clinton ha estado acudiendo al "waiver" como acción de benevolencia que calme a sus principales aliados... pero de manera condicionada, mientras paralelamente, en París, está tratando de utilizar el Acuerdo Multilateral de Inversiones para internacionalizar las medidas de la propia Helms-Burton.
Mucho se ha especulado sobre "el entendimiento" alcanzado en abril entre la Unión Europea y Estados Unidos, aunque la fragilidad de lo negociado entre Sir Brittan y el señor Einzenstat es más que evidente.
La burocracia de la Comisión Europea minimizará los acontecimientos, pero no es menos cierto que Clinton ha estado jugando el cómodo papel de mediador con el Congreso y, en cierta manera, eso ha fortalecido la idea entre los ultraconservadores de que pueden presionar a Europa a hacer concesiones si quiere resultados.
Es inobjetable que, lejos de propiciar soluciones a los requerimientos del acuerdo Brittan-Einzenstat, el Congreso norteamericano no ha hecho otra cosa que considerar nuevas enmiendas con efectos extraterritoriales que hacen más dura a la Helms-Burton, después que la Unión Europea suspendió su reclamo ante la Organización Mundial de Comercio.
Estados Unidos interpretó el "entendimiento" a su manera y lo demostró el mensaje de la señora Ros-Lehtinen a los europarlamentarios que visitaron en abril el Capitolio de Washington, cuando le dijo: "Para que el Congreso apoye a Clinton, tendríamos que oír de la Unión Europea que va a prohibir y a penalizar a los inversionista como dice la Helms-Burton".
Tampoco dentro de Estados Unidos, Clinton ha hecho casi nada para justipreciar su compromiso en el contencioso. Él entregó sus facultades y lo único que puede hacer ya lo hizo por tercera vez: aplicar el "waiver" para evitar los juicios por otros seis meses.
Ahora en París, en el marco del Acuerdo Multilateral de Inversiones, es donde el gobierno estadounidense quiere resolver este asunto, pero con negociaciones que responden más a las posiciones intolerantes del Congreso que a las demandas y preocupaciones europeas.
En el fondo, lo que se pretende es imponer el chantaje de "disciplinas" que sean asumidas como respuesta colectiva del mundo para establecer sanciones e inhibir las inversiones en propiedades confiscadas, con la particularidad de que estas medidas se apliquen con carácter retroactivo a casos de nacionalizaciones realizadas desde fines de los años 50, a pesar de que esa retroactividad sea ilegal y las nacionalizaciones se hayan hecho conforme al derecho internacional.
En otras palabras, Estados Unidos está buscando acuerdos que harían innecesaria la vigencia de los títulos tercero y cuarto de la Helms-Burton como ley extraterritorial norteamericana, pues de ser aceptados se convertirían en normas internacionales y la Helms-Burton sufriría la metamorfosis de la globalización.
Por eso, el fondo de la controversia no es Cuba, sino otro peligro incalculable, porque doblegarse ante las presiones yanquis es alimentar riesgos de males mayores para el futuro.
Trucutú podría hacer algo más que dar estacazos.