Playa Santa Lucía
Especialistas y técnicos del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) en Camagüey, realizaron una evaluación preliminar de los impactos medioambientales provocados por el huracán Irma en las zonas costeras de los litorales norte y sur del territorio.

En la provincia de mayor extensión territorial de Cuba, la de más costas  --y que cuenta con el 25 por ciento de las playas de todo el archipiélago--, se ejecuta un intenso trabajo para poder conocer el grado de afectaciones totales al ambiente, dejado tras el paso del ciclón.

Lisbet Font Vila, jefa de la Unidad de Medio Ambiente del CITMA en la región,  informó a la prensa  que debido a las inundaciones costeras, la playa La Boca en el polo turístico de Santa Lucía, en la costa norte, y Playa Florida en la sur, sufrieron los mayores perjuicios en la flora, la fauna, los suelos y el relieve.

Aclaró, además, que el componente natural más dañado de los agroecosistemas de todo el territorio fuero los suelos con una pérdida estimada de alrededor de 10 mil 110 toneladas en toda la región camagüeyana, como consecuencia de la erosión ocasionada por los efectos del evento meteorológico.

La pérdida de arena de la duna, el incremento de escarpes y rocas en los frentes de playa, y la caída de objetos construidos sobre el arenal, fueron resultados del paso de Irma por el balneario de Santa Lucía, donde el sector más afectado fue el de La Boca.

En esa zona costera, una de las más codiciadas dentro del ecosistema marino camagüeyano, ocurrió el movimiento de rocas, de bloques de Thalassia, especie de alga conocida popularmente como sargazo, y de considerables volúmenes de arena hacia su vial de acceso, por lo que más del 60 por ciento de este quedó intransitable, subrayó la Doctora en Ciencias Font Vila.

Mientras en playa Florida, aunque se produjo la acumulación de sedimentos areno -fangosos en la línea de costa, no se observan indicios de contaminación por sustancias químicas o hidrocarburos, y se mantiene materia orgánica en suspensión por la remoción del fondo y la escorrentía desde tierra.

En cuanto a la fauna, la marina reportó grandes daños, principalmente en la Bahía de Nuevitas, donde es apreciable la ausencia de crustáceos, tanto de cangrejos como de cochinillas de mar, y la muerte de erizos verdes, a pesar de que no se reporta la de peces en el litoral.

La flora camagüeyana también sintió los embates del meteoro, entre bosques naturales y plantaciones, en su mayoría de los municipios de Sierra de Cubitas y Esmeralda,  donde se afectaron unas 238 mil hectáreas, de las cuales gran parte son aprovechables y pueden recuperarse.

En el caso de las áreas protegidas ubicadas en la región norte como Limones -Tuabaquey,  Los Ballenatos y Manglares de la Bahía de Nuevitas, el Refugio de Fauna del Río Máximo, y los cayos Sabinal y Romano, las afectaciones ambientales más notorias se perciben  en el paisaje y la vegetación, en especial en los bosques de mangle, comentó la especialista.