Imagen de Chávez, bandera venezolana y mujer votando en elecciones

Los resultados de las recientes elecciones de gobernadores en Venezuela ratifican el triunfo del chavismo, y a su vez el categórico fracaso de la oposición, que sepulta cualquier posibilidad de acceder al poder, en lo que representa un claro ejemplo de subestimación al pueblo bolivariano y su capacidad política.

El odio irracional que engendra la derecha venezolana, con su despliegue de violencia, asedios, hostigamientos, ataques externos e internos, en nada resuelven las realidades del pueblo, ni construyen la paz y estabilidad que el Gobierno nacional puede brindar.

En las elecciones parlamentarias la oposición logró alcanzar un lugar mayoritario, abriéndoles así una oportunidad histórica para hacer gala de su “talante democrático”, pero no como demostración de tal ejercicio legislativo, sino del desconocimiento rotundo del Estado y de las leyes.

Jamás se plantearon asumir un plan de construcción de un nuevo consenso político, ni métodos de atención a la población, un plan de promoción del diálogo; solo exhibieron alcaldías y gobernaciones que no se dedican a la función de gobernar, de elevar la calidad de vida de sus conciudadanos, de brindar seguridad, ni incrementar el acceso a la alimentación y salud.

A ello se suman los que creen que todos los problemas de Venezuela se resuelven desde el Departamento de Estado, y que se han ufanado en pedir a gritos una intervención extranjera, representando la parte más vergonzosa e inmoral de la oposición venezolana.

En las elecciones del pasado domingo el pueblo votó precisamente contra la agresión imperial, el bloqueo y la guerra económica, contra el entreguismo “lamebotas” de la dirigencia opositora.

Hoy la nación sudamericana está en rebelión contra el injerencismo grosero en los asuntos internos del país, por parte del grupo de presidentes serviles a la peor y más peligrosa administración de Estados Unidos, bajo la tutela de Donald Trump.

Sin dudas, el protagonismo de los venezolanos en las elecciones de Gobernadores, fue una gran lección de valentía y la democracia que reina en esa nación, y su histórica participación  vista como una de las mayores en los últimos años.

El pasado 15 de octubre se evidenció la fortaleza del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), una maquinaria perfecta, no solo para ganar elecciones, sino para organizar y orientar al pueblo.

La vocación unitaria del chavismo es una realidad política imparable y sobre todo la Alianza Patriótica, los frentes sociales y poder popular organizado, representan una plataforma política formidable que da sustento orgánico a la Revolución Bolivariana.

En Venezuela triunfó la paz. La Patria de Bolívar y Chávez ratificó una vez más el destino que quiere y sueña. Ahora esta nueva era política debe enfocarse en revertir la presente coyuntura económica en la que se ha sumergido el país, lograr su equilibrio debe ser prioridad para el bienestar del pueblo; la historia le abrió espacio para que la Revolución Bolivariana pueda lograr este propósito tan anhelado. (Foto: Reuters)