Imagen alegórica a la VIII Cumbre de las Américas

La cancelación de la visita del presidente estadounidense Donald Trump a Perú, donde asistiría a la VIII Cumbre de las Américas, no detiene las movilizaciones programadas para rechazar las políticas imperiales en la región.

Despachos de prensa desde Lima confirman que se mantiene convocada para este jueves 12 de abril una gran marcha para protestar contra las estrategias intervencionistas de Estados Unidos.

La movilización popular proyecta mostrar la unidad de América Latina y transmitir la solidaridad de los pueblos con los gobiernos progresistas que se encuentran bajo el ataque de Washington.

La marcha que se organiza en Lima también exigirá la libertad del ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva, sujeto a una persecución política de la derecha en Brasil. Otra de las motivaciones será el respaldo a la República Bolivariana de Venezuela, excluida de manera unilateral de la Cumbre.

Y si bien es cierto que la anunciada ausencia de Donald Trump fue la noticia del día, la primera inasistencia de un Presidente de Estados Unidos a la cita de las Américas no desmoviliza a las fuerzas sindicales y sociales de Perú.

La cita hemisférica se realiza en un escenario convulso donde la derecha intenta revivir la agenda neoliberal, que en décadas pasadas generó inestabilidad política y graves problemas sociales en la región latinoamericana y caribeña.

En todas sus dimensiones, hoy se libra una lucha feroz en la región entre las potencias oligárquicas y las fuerzas populares. La gran batalla que las pujanzas de izquierda y progresistas de la región tienen ante sí no es tarea fácil: de un lado, el enfrentamiento a la actual contraofensiva reaccionaria; y del otro, la identificación y erradicación constructiva de sus limitaciones y errores.

Ciertamente, la izquierda latinoamericana vive una hora crucial. El desafío no es nada fácil. Sin la unidad, América Latina no tiene futuro. Es impostergable acelerar el proceso de concertación y unidad entre los partidos, movimientos sociales y los gobiernos.

Ante esta realidad, la confirmación de que el presidente Donald Trump canceló su asistencia a la VIII Cumbre de las Américas de ningún modo desmovilizará a los movimientos populares que convocaron marchas contra su presencia, y lo que cualquier enviado de esa nación representa.

Sindicalistas peruanos sostienen que la marcha del 12 de abril no la detiene nada, ni nadie.