Expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva
Cubanos con disímiles ocupaciones y procedencias opinan sobre la injusta encarcelación de Lula.

Hace un puñado de días el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel declaró "Esto es un problema mundial, tenemos que sacar de esa prisión a Lula".

El argentino se había personado en Curitiba, donde desde el 7 de abril último, se encuentra encarcelado en la Policía Federal ,el expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.

Además de constatar las condiciones en que se encuentra, el objetivo era visitarlo y mostrarle una vez su solidaridad y la de tantos, pero la magistrada Carolina Lebbos le negó, por dos día seguidos, el ingreso al penal aduciendo que su petición no era pertinente ya que los derechos humanos de Lula no estaban siendo violados.

Ante tal negativa, Pérez Esquivel improvisó un discurso en las inmediaciones de la cárcel donde abogó por la unidad del pueblo para sacar de tras las rejas a quien fuera líder sindicalista por excelencia. José Mujica, expresidente de Uruguay, había también intentado visitarlo y corrió igual suerte que la de Esquivel.

Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, defensor de los derechos humanos

Con anterioridad, el propio Esquivel había propuesto formalmente al exmandatario como candidato al Nobel de la Paz.

“Lanzamos la propuesta de Lula –argumentó- porque se lo merece, su nombre representa un trabajo para los más necesitados y sacó de la pobreza extrema a más de 30 millones de brasileños y brasileñas, ningún presidente en el mundo ha logrado eso. Es un caso único”.

La Comisión de Derechos Humanos de la Cámara Alta de Brasil también ha exigido que amigos y familiares puedan visitar al líder del PT. Se trata de un derecho contenido desde 2015 en las reglas de reclusos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), conocidas como las "Reglas de Mandela" y Reglas Mínimas de la ONU.
 

De botas y retoños

Lejos de lo que se pretendía al imputarle cargos nunca probados de corrupción pasiva, por lo que se le condena a 12 años y un mes de prisión, la figura de Lula ha seguido empinándose cada vez más encabezando la intensión de voto de cara a las elecciones para presidente del próximo octubre.

Las botas de la sinrazón, de esa derecha imperial -que hace mucho rebasa ya las martianas siete leguas- no han podido pisotear los sueños de un Brasil mejor, ese donde, luego de noviembre de 2000, cuando Lula asumiera la banda presidencial, unos 30 millones de sus pobladores dejaron atrás el umbral de la pobreza, a la vez que el desempleo descendía a cifras inferiores a las de países como Alemania.

Desde el pasado 7 de abril y luego de que el juez federal Sergio Moro dictara su detención, Lula, ex obrero metalúrgico, se entregó a las fuerzas policiales de São Paulo, que le condujeron a la celda donde aun hoy permanece.

A propósito de esta situación, Cubasí aunó opiniones para conformar un mosaico que describe y pone al descubierto cuánta agua negra anda empozada tras este asunto.

---El politólogo y ensayista Enrique Ubieta, comentó, en exclusiva para este portal: “En la era de la llamada postverdad –es decir, del mayor cinismo, de la mentira– el imperialismo intenta adueñarse de la terminología de la izquierda para arremeter contra ella. Usa sus reclamos éticos con impúdica desfachatez antiética: sus magistrados, sus parlamentarios y sus políticos corruptos condenan por corrupción a los líderes que han enfrentado el sistema.

"Estamos viviendo una ofensiva imperialista sin precedentes: quieren una victoria de tierra arrasada, dondequiera que haya germinado la rebeldía. Ya se sabe que la democracia burguesa no existe para que ganen los “antisistema”, su función real es evitar el triunfo de la verdadera democracia”.

---Carlos Febres, ingeniero mecánico: “Ya habían aprobado la destitución de Dilma Roussef, presidenta constitucional, y ahora condenan sin verdaderas pruebas a Lula, un líder indiscutible de los brasileños trabajadores, de los humildes. Como si los barrotes de una celda pudieran apresar las verdades e inmovilizar las causas justas.”

---Luis Toledo Sande, escritor y ensayista cubano, publicó en La Jiribilla bajo el título Lula da Silva o las lecciones de una crucifixión: “(...) Y en Brasil, ¿no asoman amenazas de implantar el terror armado si los poderes “democráticos” y “civiles” que allí cumplen mandatos del imperio y de la burguesía intestina no llevaran hasta las últimas consecuencias el guion urdido para anular a Lula, condenado sin que hayan podido mostrar una prueba que avale su condena?

“¡La crucifixión de ese líder puede no quedarse en sucios rejuegos políticos, y llegar a lo más cruento físicamente. Siempre alumbrador lo dicho por el Che: “En el imperialismo no se puede confiar ni tantito así, ¡nada!” Y con el imperialismo van sus cómplices vernáculos”.

---Elba S. Duque, informática: “Quiero creerme que al final la decencia se va a imponer y que un hombre tan íntegro y entregado a los demás como Lula va a salir indemne de todo esto y quién dice que no quede hasta de presidente porque así desea la mayoría de los brasileños de buena fe”.

---Iroel Sánchez, editor, periodista y autor del blog La Pupila insomne, en su página de Facebook, citado por Toledo Sande, advertía: “Si después de lo que ha sucedido primero con Dilma y ahora con Lula alguien sigue insistiendo en que Cuba aplique la supuesta división de poderes del estado burgués, como leo en la prensa privada que nos legó Obama, o es tonto o es cínico”.

Expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva

---Juledys Roca, ama de casa: “Hay que ser sinvergüenza para meter en la cárcel a un hombre que lo único que ha hecho es luchar por su país y por su pueblo.”

---Silvio Rodríguez, cantautor. Entrevistado por la prensa en Chile propósito de su próxima presentación allí, declaró: “Lula es culpable de haber sacado de la pobreza a millones de brasileños, pero es inocente de los cargos que se le imputan. El interrogatorio del juez es de un absurdo más que elocuente. Es muy grave lo que está sucediendo en Brasil: que una pantomima de justicia interfiera tan descaradamente en el sistema democrático”.

Casi enseguida que Lula fuera encarcelado, retoñaron también, junto a los tantos textos de aliento y cartas de puño y letra a él enviadas, carpas y todo un campamento en las inmediaciones de la prisión.

En uno de los primeros mensajes de este líder brasileño a quienes pernoctaban en el campamento, escribió: “Ustedes son mi grito de libertad cada día. (...) Por ustedes valió la pena nacer y por ustedes valdrá la pena morir.”

Confiemos en que el grito de libertad de Lula da Silva continúe multiplicándose y retoñando, como lo ha hecho en esta Isla del caribe.