Venezolanos desertores

Mientras leo sobre los militares venezolanos que desertaron de la Guardia Nacional Bolivariana, me viene a la mente la pregunta de Martí: ¿sabes cómo se castigaba en la antigüedad la apostasía?

Qué cualidad la de Martí de regresar una y otra vez a la vida. Tiene palabras sabias para todas las circunstancias humanas. Vuelve a la hora del amor y también en el tiempo de defender la justicia.

Ahora mismo, mientras leo sobre los militares venezolanos que desertaron de la Guardia Nacional Bolivariana animados por un montón de dólares y un exilio con privilegios, me viene a la mente la carta que a Martí le costó presidio:

«Compañero: ¿Has soñado tú alguna vez con la gloria de los apóstatas? ¿Sabes tú cómo se castigaba en la antigüedad la apostasía? Esperamos tu contestación, que no puede faltar a su patria ni a sus deberes como cubano un discípulo de Rafael María de Mendive».

Así, en términos casi cordiales, siempre respetuosos, ponía en su lugar a un traidor. ¿Sabrán estos soldados que vendieron su lealtad cómo se castigaba en la antigüedad la apostasía? Hace siglos, costaba tortura y muerte.

El tiempo pasa y las cosas cambian, pero la traición tiene el mismo significado y genera, cuando menos, un karma inevitable. Allá están en Cúcuta, desde donde se disponían a llevarle la guerra a sus propias familias, abandonados por los traficantes de mercenarios, repudiados por los pobladores de la zona y con las autoridades locales lavándose las manos como Poncio Pilato.

Nadie les pagó; de la residencia norteamericana, ni señales; el show se terminó, se apagaron las cámaras. Ellos, los apóstatas, terminaron víctimas de su propia traición, y nosotros, los pueblos, sobre todo el pueblo venezolano, su propia sangre, ya no los quiere de vuelta.