Fidel en Girón

Cuando podría pensarse que, agotada de soportar brutales embates venidos de los vergonzosamente fuertes, Cuba perdería sus fuerzas, ahí está su vanguardia, batiéndose puño en alto por hacer, de esta Isla extraordinaria, un país más próspero y dichoso.

Cuando tras un año de dolor y muerte, a causa de una pandemia posesa, el mundo procura soluciones para combatir un virus que pone en picada hasta las más sólidas economías, Cuba, «castigada» por el imperio más poderoso del planeta, resiste, sin más culpa que haber devuelto a los cubanos lo que por siglos se les negó, y en lugar de viralizar la desesperanza, se alza con cinco candidatos vacunales, obra de sus científicos, formados por la Revolución.

Cuando el mundo parece colapsar, Cuba se erige con la luz de sus médicos, su gente laboriosa y su pueblo todo, confiada de poner fin a la pesadilla y continuar su camino hacia la prosperidad plena, solo posible con el socialismo en el centro de la mira.

La confianza de su pueblo no es una carta lanzada al azar. Otro abril acoge, desde ayer y hasta el próximo día 19, la más importante reunión de la vanguardia política del país, y celebra el 8vo. Congreso del Partido Comunista.

De sobra saben los cubanos que los debates que tienen espacio por estos días contemplan la proyección de un bienestar colectivo. Y saben que no es tarea fácil hacer todo lo que se quiere, cuando las fuerzas del mal insisten en obnubilar la limpieza de un país arropado por la paz y la nobleza de sus líderes y de su gente.

El tiempo apremia y no es hora de lamentos. A nuestro modo, iremos, sin duda, por más. Nada detendrá el rumbo pactado y votado por la mayoría de los cubanos, con la dirección de su Partido Comunista. Si somos Cuba, asombrosa y admirada, es porque cuenta incondicionalmente con su Partido.

En días en que no pueden olvidarse los sucesos de Girón y cumple 60 años la proclamación, por parte de Fidel, del carácter socialista de la Revolución Cubana, abril vuelve a ser victoria.