Salud visual, una deuda pendiente

Cada segundo jueves de octubre se celebra el Día Mundial de la Visión. Cuba, mediante la puesta en marcha de la Misión Milagro, devolvió la esperanza a millones de personas en el mundo.

La salud visual de los seres humanos constituye hoy un problema y afecta sobre todo a las poblaciones de los países en vías de desarrollo, especialmente a los segmentos de menos recursos. De ahí la importancia que otorga al asunto la Organización Mundial de la Salud (OMS) que de conjunto con el Organismo Internacional de Prevención de la Ceguera (IAPB) decretaron conmemorar cada segundo jueves de octubre el Día Mundial de la Visión.
 
El propósito es crear conciencia en los seres humanos sobre las diversas afecciones visuales y sus tratamientos, casi todos prevenibles o curables, evitando así que el paciente pierda totalmente la capacidad de ver.

Según datos de la OMS, en el mundo existen alrededor de 180 millones de personas con algún tipo de discapacidad visual, de las cuales entre 40 y 45 millones son totalmente ciegas. Se estima que para el 2020 estas cifras se duplicarán; de ahí que el derecho a tener una buena salud visual será considerado para ese entonces un derecho humano.
 
Para solo tener una idea 9 millones de ciegos viven en la India, 7 millones son de África y 6 millones de China. Asimismo, las estadísticas reflejan que además de la pobreza, otro factor determinante es el género, pues la mayoría de las personas ciegas son mujeres.

Cuba es un país abanderado en la atención oftalmológica de sus ciudadanos y ha contribuido a través de la llamada Misión Milagro a a la salud visual de decenas de países, especialmente de la región de las Américas.

El 10 de julio del 2004 nació este programa; en un inicio con  pacientes venezolanos, pues las misiones educativas en Venezuela develaron que muchas personas tenían dificultades para ver, principalmente a causa de las cataratas. Entonces los Comandantes Fidel Castro y Hugo Chávez dieron curso a esta obra, cuyas dimensiones alcanzan nuestros días.

“¡Era algo increíble!, llegaban personas jóvenes con 49 o 50 años ciegos por catarata, y en una cirugía que realizábamos en unos 10 o 15 minutos les devolvíamos la visión. Eso era algo grandioso para ellos y nosotros”. A partir de esta experiencia en el campo de la Medicina, la oftalmología cubana dio un vuelco rotundo, tanto por la adquisición de equipamiento, como por el impulso en cuanto a la formación de profesionales.

“Fue, sin duda alguna, una revolución dentro de la oftalmología. Nosotros no sabíamos que podíamos hacer felices a tantas personas”.

Tales fueron las palabras de la doctora Belkys Rodríguez Suárez, especialista de II Grado en Oftalmología, profesora e investigadora Auxiliar, quien integra el Servicio de Catarata en el Instituto Cubano de Oftalmología (ICO) Ramón Pando Ferrer, a propósito de que en julio se cumplieron 15 años de la Misión Milagro, que durante todos estos años ha favorecido la atención de más de tres millones de pacientes en 16 países, de los cuales hoy el programa se mantiene en diez.

Por otra parte, la doctora Eneida de la Caridad Pérez Candelaria, jefa del Centro de Microcirugía Ocular del Instituto, catalogó esta Misión como una tarea de gigantes, “una de las obras más sensibles y humanistas de la Revolución”, que permitió devolver la luz a miles y miles de personas.