Nasobuco

La muerte duele... solo quien ha vivido “en carne propia” ese dolor puede sentir en verdad cuánto duele... Cada día de enero ha arrebatado la vida al menos a un cubano contagiado con la COVID-19, y aunque las cifras diarias de fallecidos por otras causas en el país son muy superiores, cada una de esas muertes inevitablemente duele.

Solo la ciencia ha podido ganar, en ocasiones, la batalla por la vida de quienes luchan contra enfermedades crueles como el cáncer. Duele perder el abrazo de una madre, de un padre, de un abuelo, de un amigo, de un hijo... y saberse impotente ante la muerte, aun cuando antes se intentó todo por salvarlos.

No dejemos en la ciencia, el Gobierno y los profesionales de la salud todo el peso de la responsabilidad de protegernos ante la COVID-19. Desde hace casi un año lo intentan todo, lo entregan todo en ese empeño, y gracias a sus esfuerzos los confirmados en Cuba hoy son menos que en muchas partes del mundo...

Nuestra es, en primer lugar, la responsabilidad de protegernos, de cuidar a nuestros niños, de resguardar a nuestros ancianos...

Y no es simple cuestión de números y estadísticas lo que nos mueve. No. Son los adioses pospuestos de quienes nunca más volverán a casa; es el abrazo que nunca más arropará tu cuerpo; es el dolor de tantas historias desconocidas y que llenan de tristezas una familia allí en lo más íntimo, donde justamente más el dolor duele.

El escenario epidemiológico en Cuba se ha vuelto muy complejo. Cuba, nuestra Cuba, necesita el apoyo de todos y cada uno de sus hijos...

“Vamos a vacunar masivamente a la población, vamos a inmunizar, pero hasta que llegue ese momento no se puede bajar la guardia, e incluso, cuando llegue ese momento, tampoco podemos hacerlo”.  Esas certezas y retos nos dejaba en días atrás el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.

Y mientras ese momento llega, actuar de manera responsable, en todos los escenarios, sigue siendo la vacuna más eficaz de que disponemos para que no se extiendan los contagios, para que nuestras familias no tengan que sufrir el dolor de despedir a alguien que nunca más podrá volver a casa...

(Tomado de su perfil de Facebook)