La Habana, 24 jun (RHC) Entre las noticias de mayor impacto durante estos días en el mundo sobre cambio climático sobresale la preocupación de científicos al detectar que en un solo día más del 40 por ciento de Groenlandia sufrió descongelamiento ante el incremento de las temperaturas globales.
Para esta época del año es inusual que ocurra ese fenómeno provocador de aumentos del nivel del mar con sus correspondientes inundaciones contra zonas costeras en pueblos y ciudades.
El incremento del cambio climático por quema de combustibles fósiles y emanaciones de gases de efecto invernadero posibilita en estos tiempos descongelamiento del permafrost en el Ártico canadiense a más de 70 años de las estimaciones científicas del medio ambiente, aspecto que debe valorarse con seriedad e investigación sistemática.
El permafrost es la capa de suelo permanentemente congelada, pero sin cubierta de hielo en regiones polares del mundo y con grandes reservas de carbono orgánico que al descongelarse, libera ese gas contaminante y otros de efecto invernadero a la atmósfera para mayor aumento de temperaturas ambientales.
De acuerdo con las investigaciones el permafrost en el Ártico almacena la mitad del carbono orgánico en suelos terrestres de donde se emitieron durante años los gases de efecto invernadero por la quema de combustibles fósiles a partir del trabajo industrial.
La mayor parte del carbono en el Ártico está a tres metros de la superficie con mucha vulnerabilidad al descongelamiento por las actuales temperaturas que comenzaron a derretir sus áreas y liberar por tanto el carbono retenido al ambiente natural con agravante aumento global calórico.
El permafrost tiene una edad geológica que supera los 15 mil años con peligro actual de continuo descongelamiento, porque esa capa es pobre en roca y arena muy rica en materia orgánica apenas sin líquido pero amplia en carbono y otros gases contaminantes.
Es por tanto otro de los asuntos afrontados por la Humanidad con el cambio climático en espera de las concurrentes medidas que eviten precisamente la desaparición del permafrost en fase congelada y no se convierta totalmente su capa superficial en constante emanación carbónica contra el medio ambiente.