Entre ellos hay más de 34 500 procedentes de la nación caribeña que han cometido delitos en suelo estadounidense.
Trump refrescó este fin de semana su promesa de imponer la expulsión a tres millones de personas carentes de una documentación actualizada.
El abogado y experto en asuntos migratorios, Wilfredo Allen, declaró que, incluso, la cifra es conservadora.
“En realidad nadie sabe cuántos son”, afirmó el jurista, porque cada día escuchamos sobre más casos condenados a la deportación.
Un periodista del Nuevo Herald, Mario J. Pentón, escribió ayer lunes que casi todos los cubanos sancionados tienen la esperanza se llegue a firmar un acuerdo bilateral en esa materia.
Pero muchos de estos, agregó, no descartan ahora la posibilidad de ser deportados a su tierra natal.
Y tienen razón como advirtió este domingo durante una entrevista televisiva el presidente republicano electo.
Su intercambio fue realizado en Washington a través de la cadena CBS, que luego divulgó extractos del encuentro.
Transcurrió mientras en las principales ciudades del país tenían lugar protestas callejeras contra el multimillonario.
Según observadores, el entrevistado asomó que los más perjudicados en lo adelante por sus planes serán Cuba, Méjico y Centroamérica.
En uno de los extractos intentó defenderse puntualizando que su proyecto hacia migrantes va dirigido contra quienes tengan antecedentes criminales, pandilleros y de traficantes de drogas.
Después dijo con gran énfasis ante las cámaras de la CBS: los vamos a sacar del país o los vamos a encarcelar”.
Sin embargo, por ejemplo, cuando en medio de su campaña electoral se refirió a los procedentes de Méjico, les calificó sin matices de violadores y delincuentes.
He ahí, por anticipado, la credencial del nuevo Presidente de los Estados Unidos.