Hombres trabajando en Pinar del Río

Un vaivén indetenible es hoy la ciudad de Pinar del Río. Gente pintando por aquí, recogiendo basura por allá, poniendo carteles, arreglando o remodelando fachadas.

Limpia, bonita, arreglada, quizás resulten epítetos demasiados sencillos para catalogar a una urbe que ahora con orgullo se prepara para la celebración por el 26 de Julio.

Pinar del Río no es el espacio olvidado, marginado de décadas atrás; por el contrario. Despiertan admiración las mujeres y hombres que por estos días, sin descanso alguno, ultiman detalles, lo mismo en la Plaza que acogerá a un pueblo en nombre de toda Cuba, en el parque Martí recién remozado, o en teatro Milanés, cumbre de la cultura vueltabajera.

Todo les parece poco por hacer a los pinareños. Han sido muchos años sin que el trabajo colectivo haya sido coronado con el premio de una sede. Pero con la noticia se empinaron  los ánimos y ahora todo parece indicar que seguirán en pie. ¿Hasta cuándo? Nadie lo sabe, pero seguro no pararán hasta el 26.