Inspectora sanitaria ralizando el autofocal. Foto: Freddy Pérez Cabrera

A tres décadas de iniciarse el primer Curso Internacional de Dengue, cuya primera edición tuvo lugar en el año 1987, podemos decir que este virus nos ha enseñado muchas cosas, y continúa haciéndolo, afirmó a Granma la doctora María Guadalupe Guzmán, Jefa del Centro de Investigación, Diagnóstico y Referencia del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), y Directora del Centro Colaborador OPS/OMS para el estudio del dengue y su vector.

Estos 30 años, han sido la muestra de que hemos enfrentado el fenómeno del mosquito Aedes aegypti, y consecuentemente del dengue, pero también nos dejan la lección de que todavía, tanto a nivel mundial como regional, y en nuestro propio contexto, es insuficiente lo que hacemos, expresó la experta, para quien el Decimoquinto Curso Internacional de Dengue constituye un espacio de ciencia decisiva en el escenario epidemiológico mundial.

Factores como el constante movimiento poblacional, dado por los viajes y las migraciones, así como el cambio climático han hecho que la década del 2000 haya marcado pauta, pues virus que anteriormente estaban localizados en áreas muy específicas como África, han salido de las mismas y prácticamente ya están expandidos en todo el planeta.

De ahí lo oportuno del debate científico que propone esta cita— la cual tiene como sede el IPK, y se extiende hasta el 18 de agosto— y que en esta ocasión además del Dengue se centrará en el reto de la co-circulación del Zika y el Chikungunya, así como la situación epidemiológica de estos virus y también de la fiebre amarilla a escala mundial y regional.

Para la doctora Guadalupe Guzmán este es un curso que ha ido creciendo y se ha fortalecido, teniendo una amplia participación nacional e internacional. Por ello, los reconocimientos a la participación y apoyo durante cada una de las ediciones a un amplio grupo de profesores del patio y extranjeros, así como a un conjunto de instituciones que han acompañado el encuentro a lo largo del tiempo, como el Ministerio de Salud Pública, la Organización Panamericana de la Salud, y su representación en La Habana, al Programa regional de Dengue, entre muchas otras.

Hoy, dijo, el curso es un espacio que tiene lugar cada dos años, y en el cual médicos, virólogos, inmunólogos, sociólogos, epidemiólogos, entomólogos, administradores de salud, entre otros especialistas, unidos a reconocidos profesores del ámbito cubano y del extranjero se actualizan sobre los aspectos más novedosos de estas arbovirosis.

El debate aborda temáticas como el manejo clínico de los pacientes, el control del vector, los avances en las investigaciones de patogenia, vacunas, los antivirales, genética del individuo, los virus y el vector, y nuevas herramientas de control; así como la influencia del cambio climático en la emergencia de enfermedades transmitidas por mosquitos del género Aedes y el enfrentamiento de los brotes.

Tenemos ante nosotros varios virus, como es el caso del Chikungunya, que entró a la región de las Américas a finales del 2013 y se ha expandido por toda el área. Cuba no ha reportado casos, pero es un peligro, porque en toda la región hay, refirió la entrevistada. Por otra parte esta el Zika, que entra a la región en el año 2015 cuando Brasil lo reporta pero se expandió como la pólvora por todos los países, incluido el nuestro.

«Los tres virus son transmitidos por el mosquito, y ahí está el primer análisis. Si es el mismo vector, podemos decir que hay un solo enemigo; pero el mosquito no está ahí porque él quiere estar, sino porque hay condiciones que favorecen sus índices. ¿Qué hemos aprendido? Que no todos hemos sido capaces de entender la necesidad de mantener al mosquito fuera de la casa.

Alguien dirá, ¿cómo voy a hacer eso? No es al mosquito en sí, es el reservorio donde este pone los huevos, y parecería trillado repetir que los recipientes deben estar tapados, y los patios limpios, porque donde quiera que haya agua habrá criaderos… Pero, para un mosquito que vive con el hombre, que no necesita salir de la casa porque allí tiene todas las condiciones, el único modo de disminuir los riesgos es ese, sacarlo de la casa», señaló la experta.

Al mismo tiempo, insistió que la población no puede desconocer que virus como el Zika imponen un peligro adicional, que no lo conocíamos. Si bien como enfermedad en la mayoría de los casos cursa de modo asintomático, sí debe comprenderse el peligro de que una embarazada se enferme de Zika. Ello tampoco quiere decir que toda gestante que se infecte va a tener problemas con su niño, pero hay un grupo que sí. Es lo que se ha visto en Brasil, Colombia, y otros países, y tenemos que evitarlo, porque ese es el mayor impacto negativo del Zika: el que puede tener sobre el producto de la concepción, explicó Guadalupe Guzmán.

Recordó que la principal vía de transmisión de los tres virus es la picada del mosquito, pero enfatizó en que el Zika también nos enseñó otra cosa: que hay transmisión sexual. Entonces, dijo, si a alguien se le diagnostica Zika, tiene que protegerse para tener relaciones sexuales durante varios meses, porque sino pone en peligro de infección a su pareja. Ya se ha comprobado la transmisión de hombre a mujer, aunque hay reportes también de mujer a hombre, mencionó.

De igual forma, tenemos el Chikungunya, pues aún cuando no se han reportado casos, hay que saber que es un virus con otras características. A diferencia del dengue que puede llegar a matar, en este virus lo que predomina es el cuadro crónico, muy incapacitante.

«Son tres virus, transmitidos por Aedes, pero que producen clínicas diferentes, con un impacto distinto. No hay vacuna para Zika ni Chikungunya, y la vacuna que salió para el dengue aún no está aprobada para su consumo. Hay que evitar el mosquito, eliminar sus sitios de cría, no hay otra manera», dijo.

Y es una tarea que escapa al sector salud, que sin duda tiene un componente esencial. La población tiene que asumir la parte que le toca, el resto de los organismos implicados en la recogida de basura, el abastecimiento de agua, la limpieza de las calles, por solo mencionar algunos, también. Y la falta de un trabajo mancomunado y sistemático, entre todos los sectores, sigue siendo también un pendiente que nos enseña cada día, que la solución no vendrá de otra parte, que de todos.