En busca de detalles sobre el hallazgo y, en particular, acerca del desempeño de los hombres y las mujeres que lograron tamaña proeza, Granma fue al encuentro con el ingeniero geólogo Enrique Piñero, quien durante 13 años y en medio de condiciones sumamente adversas, estuvo al frente del equipo.
Una agradable noticia ocupó en fecha reciente los titulares de los principales medios de comunicación del país y más allá de sus fronteras: la importancia industrial de la concentración de oro encontrada en el sistema de vetas Loma Jacinto, localizado al noreste de la ciudad de Guáimaro.
En busca de detalles sobre el hallazgo y, en particular, acerca del desempeño de los hombres y las mujeres que lograron tamaña proeza, Granma fue al encuentro con el ingeniero geólogo Enrique Piñero Pérez, quien durante 13 años de duro bregar y en medio de condiciones sumamente adversas, estuvo al frente del equipo.
Egresado en 1983 del Instituto Superior Minero Metalúrgico de Moa, el holguinero, lleno de sueños y expectativas, fue ubicado en la entonces Empresa de Geología de Camagüey.
–¿Qué lo hizo anclar su destino en estas llanuras?
–Siempre digo que llegué a Camagüey a la hora y en el momento exactos. Aquí estaba alguien que es un paradigma de la geología en Cuba: Manuel Iturralde Vinent. Él era la cabeza pensante, el hombre que tenía todo el conocimiento, y nosotros, los «nuevos», que tratábamos de asimilar toda esa sabiduría.
«Iturralde nos sumó a un equipo integrado por personas de un valor humano tremendo que, junto a especialistas de la extinta República Democrática Alemana, trabajaba en las investigaciones geológicas regionales a escala 1:50 000, de donde salieron, como producto final, los mapas geológicos reconocidos nacionalmente.
«En ellos se mostraba un grado de estudio mayor del que existía hasta ese momento y del cual saldrían nuevos prospectos para estudiar. En aquella época, que duró de 1983 a 1990, se pasó por la zona de Loma Jacinto y se observó algo».
–¿Cuándo es que comienza su historia con Loma Jacinto?
–Con la autorización del capital extranjero en la llamada apertura de la minería, en 1996 esa zona fue otorgada en licitación a una asociación económica internacional muy seria, cuyos especialistas no solo se dedicaron a encontrar el depósito aurífero, sino también a explicar la geología de la región.
«A partir de ese año había dejado de ser geólogo regional para convertirme en prospector. Sin embargo, con la caída del precio del oro, alrededor de 2000, la compañía decide retirarse, pero nos deja toda la información, que resulta luego provechosa al aparecer un nuevo financiamiento a través del alba-tcp.
«Ahí sale Golden Hill, en Las Tunas, en ese momento el prospecto aurífero que mayor grado de investigación tenía; se construyó y echó a andar una planta que se explotó durante todos estos años. A Oro Jacinto se le asignó también un presupuesto y con él trabajamos desde 2008 hasta 2013.
«Ese año, el dinero del alba se agota y entonces, al ver la importancia de Jacinto para el país, el Gobierno cubano decide aportar del presupuesto estatal lo que hacía falta para llevar a feliz término el proyecto, que es esto que acabamos de hacer el 23 de noviembre de 2021».
–¿Qué sucedió realmente ese día?
–Fueron aprobados por la Oficina Nacional de Recursos Minerales, en su Balance de Recursos y Reservas, los resultados de la estimación del potencial aurífero de Jacinto, que asciende a ocho toneladas. Cuando digo esto, me refiero a recursos identificados en categoría de medidos, indicados e inferidos.
«Ahora bien, de esas ocho toneladas, lo interesante es que 7,6 toneladas son medidos e indicados, que es la categoría de recursos que puede trabajarse en un estudio de factibilidad, porque pasan a ser reservas probadas y probables, lo que no significa que la otra cantidad deje de investigarse y explorarse».
–¿Tiene algo de particular ese oro respecto al existente en otros yacimientos?
–A diferencia de otros yacimientos cubanos, el oro de Jacinto está en la red cristalina del cuarzo. Eso significa que es un oro noble, porque no está asociado a otro mineral. En este caso, una vez que se logra moler el cuarzo, el oro se libera completamente.
«Esa es la característica de las diez vetas con que cuenta el sistema, tres de las cuales son las investigadas más a fondo por su potencial. Me refiero a El Limón Nuevo, Beatriz y Sur de Elena, ya incluidas en el Balance de Recursos y Reservas.
«Aquí predomina, por suerte, el llamado oro nativo, de superior calidad, que es cuando tiene en su contenido menos de 20 % de plata. Como resultado de un estudio tecnológico a escala de planta piloto, se obtuvo un botón de oro que reportó un 97,54 % de pureza: 83,54 % de oro y 14 % de plata».
–Se dice rápido, pero tras ese logro hay muchos años de entrega total a un objetivo…
–Hoy se ve el fruto de 13 años que no resultaron nada fáciles. Fue una etapa de desvelos, casi de abandonar la familia para dedicarnos a esa actividad, porque allí hubo que hacer trabajo de campo de día y de noche; solo para perforar, las máquinas laboran las 24 horas del día.
«Pero antes estuvo la parte de reconocimiento geológico y de estudios geoquímicos. Se sabía que había oro. Faltaba entonces realizar el laboreo minero, que es hacer trincheras para ver el mineral en superficie y tratar de buscar en profundidad esa continuidad con la perforación.
«Allí mujeres y hombres se portaron muy valientes. No tuvieron miedo a quedarse cuidando una máquina o a salir del campo a las 12 de la noche, descansar un rato y estar de nuevo temprano al otro día. Fue muy difícil, aunque todo se compensa cuando se obtiene un logro como este».
–¿Algún otro obstáculo dilató en demasía los trabajos en Oro Jacinto?
–Los 13 años de Jacinto podrían haberse convertido en cinco si no hubieran existido tantos obstáculos por el bloqueo, al no contar a tiempo con los
reactivos químicos o faltar las piezas para reparar un buldócer o las máquinas perforadoras. Al final, algo que podía estar aquí en cuestión de horas, se demoraba cuatro meses.
–¿Cuál es el paso a seguir de inmediato?
–Los recursos encontrados deben someterse a un estudio técnico-económico de factibilidad, que decidirá hasta dónde resulta rentable sacar ese cuerpo mineral y permitirá, entre otras cuestiones, definir el costo de la inversión, el equipamiento, la fuerza de trabajo y la tecnología a emplear.
«Para el depósito aurífero de Jacinto se ha propuesto la tecnología de lixiviación en tanque y absorción con carbón en pulpa, muy aplicada a nivel internacional en la explotación del oro y amigable con el medioambiente».
–¿Qué beneficios generará este hallazgo en el orden económico y social?
–Concluir que el depósito Jacinto tiene importancia industrial conllevará a que Guáimaro se convierta, además de una zona ganadera, en un territorio minero, donde se crearán nuevas capacidades laborales para las comunidades cercanas, es decir, gravitará sobre el desarrollo social de ese territorio.
«Como rubro exportable, tendrá también un impacto notable para la economía del país, si se tiene en cuenta que la onza de oro está valorada actualmente en el mercado internacional en alrededor de los 2 000 dólares.
«Cuando analizas todo lo hecho, se siente de igual manera una satisfacción enorme por haber trabajado junto a gente extraordinaria que sobresalió en todo momento por su profesionalidad, disciplina y consagración».