Morlote, te ofrezco disculpas. Cuando hablamos este sábado 21 en la mañana pudo más el quebranto de dos amigos, por la pérdida de un hermano, que las responsabilidades, ideas y empeños que también nos unen.
Esa llamada que me contaste de José Luis Estrada -Jose, La Figura para nosotros-, desde su cama del hospital para felicitarlos anticipadamente, casi como una triste premonición, por los 60 años de la UNEAC, la veo ahora como una señal hermosa: nos recuerda cuanto nos une a intelectuales -que también lo somos- artistas y periodistas.
Si repasamos bien quienes nos juntábamos en su casa en sus cumpleaños, era como si aquellas fueran una fiesta y una sede mixtas de la Upec y la UNEAC.
Con su maravilloso sentido de la amistad, de la alegría y del cariño Jose nos advertía desde entonces cómo debemos andar cuando otros sólo pretenden cultivar entre los cubanos el enconamiento, la insidia, el desaliento y el odio.
Intelectualidad, periodismo y arte fueron siempre una trinidad fecundante en la historia cubana. Sin esa confluencia habría sido imposible esta lucha que todavía nos desvela por un proyecto de nación con independencia, justicia y libertad.
Esa trinidad converge en los grandes hombres del devenir patrio. Pensemos solo en fundadores cumbres como Félix Varela, José Martí o Fidel Castro.
No por casualidad Fidel, que al decir del luchador de la Generación del Centenario Armando Hart Dávalos enseñó a los cubanos no solo a unirse -como el Apóstol- sino además a triunfar, nos habló en el 7mo. Congreso de la Upec sobre la necesidad de una “conspiración” entre artistas, intelectuales y periodistas para engrandecer y resguardar la obra de bien de la Revolución.
Por estos días en que tanto se recuerdan sus Palabras a los intelectuales, el Presidente de honor de la Upec, Tubal Páez, nos alertaba que estás siempre estarían incompletas si se deslindan de las que por la misma época fundacional dirigió a los periodistas.
Formamos parte del complejísimo sistema de producción y reproducción simbólica de la Revolución en el momento en que esa es precisamente la contienda esencial.
La guerra aparatosa y mezquina que se desarrolla ahora mismo contra Cuba es por arrebatarnos nuestros símbolos. Una vez saqueados estos lo tendrían todo.
Entonces, plan contra plan. Como enseñó Martí, a la asimetría del poder y la maldad imperial sigamos oponiendo la simetría amorosa de nuestra unidad y nuestros sueños.
Para ello somos los eternos conspiradores de Fidel.
Un abrazo inmenso desde nuestra Upec
Felicidades