Años después de irrumpir en China, la salsa cubana sigue abriéndose paso entre sus bailadores y los cautiva en un viaje hacia la cultura de la isla, del resto del Caribe y Latinoamérica.
Historiadores dicen que cuando en la década de 1990 Cuba bautizó con el nombre de “timba” a esa fusión del son, la guaracha, el mambo, la rumba, sonidos caribeños y jazzísticos, hubo un boom que dio la vuelta al mundo y llegó al gigante asiático justo en medio de una constante apertura.
Como resultado surgieron muchos clubes animados con músicos latinoamericanos y caribeños, nacieron academias de bailes como la Casa de David de Huo Yaofei, se popularizaron las fiestas latinas y hasta ofrecieron conciertos en estas tierras las orquestas Anacaona, Bamboleo y Pachito Alonso y los Kini Kini.
Ese fervor sigue vivo en la actualidad y lo alimentan proyectos como Mapa Salsero, que en cinco años de creación logró conectar a muchos chinos con ese ritmo, definido como transformador de la manera de entender el arte del baile salido de los barrios.
Su fundador Li Wen Fei confesó a Prensa Latina que la salsa ha sido de gran significado en su vida, pues ganó mucha energía, cambió y dejó atrás su personalidad particularmente introvertida.
“Desde que entré en contacto con la salsa me he vuelto más alegre y abierto (…) fui a Cuba a estudiar y aprender salsa, y luego fundé Mapa Salsero para poder enseñar a otras personas, sobre todo chinos, y con nuestros cursos transmitir esa energía que me dio la salsa cubana”, indicó el joven.
Li o Fido (su nombre en español) se declara un entrañable amigo de la isla, un apasionado de sus ritmos y admirador de su pueblo.
Cuenta que el proyecto también acerca a la rumba, el mambo, el chachachá y otras expresiones danzarias típicas del país caribeño, le permite a los participantes distraerse de forma sana y al mismo tiempo interactuar con otras personas.
Su deseo es seguir enseñando en nuevos espacios, que haya más maestros en China y trabajar a favor de una mayor promoción de la música cubana.
Discípulos como Kitty (Cai Ting Song) y Li Da Gong igualmente se definen como devotos de los movimientos, la pasión y sensualidad que emana de la salsa cubana, mientras agradecen la oportunidad que les ofrece para profundizar más en la cultura de la isla y la región.
En tanto, el profesor de baile Jasser Carrasco vinculó la creciente popularidad de esa expresión con la influencia de muchos compatriotas que viven en China, su manera contagiosa y la soltura al momento de ejecutarla.
Comentó también sobre el interés existente por los ritmos folclóricos de la religión yoruba, tras sentenciar que el entusiasmo y la dedicación mostradas por el público local son augurios de buena salud para los ritmos de Cuba.