Un tipo de música que tiene como sustento un mensaje. Una música popular. Así describe, de alguna manera, Israel Rojas el trabajo que desarrolla junto a Yoel Martínez en la banda cubana Buena Fe.
Son, como lo comentó en entrevista con El Ciudadano, herederos de toda la tradición de la trova cubana, sobre todo, del movimiento de la Nueva Trova, resaltó.
Nuestra música nunca ha estado divorciada, apartada, del compromiso social, subrayó el vocalista principal y compositor del dúo.
— ¿Ustedes se definen como una banda de rock progresista o cuál es el género de Buena Fe?
Nosotros cultivamos la canción, la canción de autor, y la hacemos acompañar de todo lo que se venga a mano para sustentar el discurso poético. rock, pop, new age, música cubana, música latina, es todo una gran paella, por llamarla de alguna manera.
— Música popular vamos a llamarla…
Sí, sí. Lo que sí definitivamente es una canción, es un tipo de música, que tiene como sustento un mensaje, o sea, canción de autor, lo que sería un trovador, pero en este caso un trovador de dos cabezas y cuatro manos.
— ¿Ustedes se consideran como herederos de Silvio Rodríguez o tal vez de alguna manera han sido inspirados por su estilo, por su historia, por su política?
Sí, definitivamente sí. Más bien, incluso, te podría decir que generacionalmente somos los nietos de Silvio Rodríguez, porque digamos que los hijos directos fue una generación de los años ochenta.
En este caso, un grupo de creadores que en todo el país surgieron como consecuencia de la consolidación de lo que fue el momento de la Nueva Trova, que era toda esa generación de Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Vicente Feliú, Sara González.
Vino una segunda generación, digamos más conocida por los años ochenta y noventa, y luego viene la generación nuestra que es la de principios del dos mil.
Por eso te digo que sí, somos definitivamente herederos de toda la tradición esa de la trova cubana, sobre todo el movimiento de la Nueva Trova, aunque como bien tú dices, la Nueva Trova tuvo diferentes etapas de proyección internacional.
Esa primera generación, que fue la de Silvio y Pablo, tuvo una mayor promoción internacional, un mayor impacto internacional, creo que por dos factores. El primero por la indiscutible calidad de su obra, indiscutible calidad de la obra gestada por esos creadores que todavía siguen creando y haciendo su música. Y la segunda porque en el contexto internacional, la Revolución Cubana era un referente, era moda, digamos que para los sectores progresistas del mundo entero Cuba fue vista como una fuerza renovadora, enamoradora y entonces coincidió que en ese espíritu pasaron dos cosas: los que lo odiaban, lo prohibieron, y los que lo amaban, lo consumieron energéticamente. Además, como tenía tan buena calidad el resultado fue que en este caso la prohibición se volvió sin quererlo como un exponenciador de esa obra maravillosa para orgullo de nosotros los cubanos y de sus creadores de esa obra maravillosa.
Ya después las generaciones que vinieron detrás siguieron creando, tenemos posiciones o canciones creo que de una belleza también tremenda, ahí está la obra tremenda de Santiago Feliú, o la buena canción de autor de Gerardo Alfonso, o del propio Frank Delgado, y sin embargo esos creadores no tuvieron ya la proyección internacional que merecían y fue como consecuencia de muchos factores, entre ellos, que la música también se volvió un negocio, se industrializó de una manera en la que obviamente ese tipo de arte no tuvo el espacio de mercado que tuvieron otros géneros.
Entre otros factores también está que la Revolución dejó de ser esa moda, ese referente, esa cosa enamoradora, cambió el mundo, cayó el campo socialista, todo eso estremeció y confundió creo que todavía a las fuerzas de izquierda y a las fuerzas progresistas y, lamentablemente, el resto de los creadores que cultivamos este género somos una especie… estamos atrapados en una trampa porque si haces este tipo de música desde Cuba algunos consideran que eres oficialista, y si haces este tipo, aunque seas muy libertario, aunque tu discurso fuese muy latinoamericanista o lo que fuese, siempre no va a sonar tan autentico porque viene de Cuba y se espera eso de Cuba.
Y, por otro lado, los creadores nos hemos concentrado en hablar de nuestros problemas, de salvar el proyecto, de criticarlo, de cronicar nuestros durísimos días de resistencia, y eso también ha hecho que quizás esa obra no tenga la misma capacidad de comunicación con otras realidades en América Latina.
Entonces, todos esos factores influyen en el estado actual de la salud de la canción de autor o de la música trovadoresca, entre otros muchos, estoy deletreando los que a mí me parecen importante, pero es muy difícil que en este país alguien que se dedique a hacer canciones de pensamiento no esté influenciado por la obra maravillosa del movimiento a la Nueva Trova que tiene como cimero a Silvio Rodríguez, a Pablo Milánes, a esos grandes de la música.
— Este nexo entre la Revolución y la música… la música popular no es solamente una manera de expresarse artísticamente sino también como una forma de comunicación social…
Sí, sin duda. Nuestra música nunca ha estado divorciada, apartada, del compromiso social. Aunque sea una canción de amor siempre ha estado anclada en tratar de cronicar y de acompañar la vida de nuestros contemporáneos, dentro o fuera de Cuba, pero esencialmente del cubano frente a su realidad y a los enormes desafíos que tiene ser cubano en este mundo, que tiene tantas variables a favor y en contra.
Pero nuestra música sí tiene un compromiso social cien por cien.
— Hay constante necesidad de generar nuevas formas, nuevos estilos, nuevos géneros, para crear un escudo cultural contra el Norte…
Yo creo que Cuba tiene un escudo cultural innato, y es que las raíces de la cultura cubana no solamente se pueden conseguir en la fusión de España y África, hay un componente también muy importante de la propia cultura norteamericana, o sea, la cultura norteamericana es parte importante de la formación de nuestro pueblo.
Nuestra cultura que todavía está en formación, tiene mucho de España, mucho de África, esos son sus cimientos, pero también tiene mucho del resto de América Latina, de las islas del Caribe, o sea, no es desdeñable el aporte que se hace a la cubanidad de la vida, de la relación de Cuba, por ejemplo, con México, con las otras islas del Caribe, con los caribeños y con los Estados Unidos, porque durante muchos años la metrópolis económica de este país fueron los Estados Unidos, o sea, políticamente era una colonia española pero la relación económica que hubo entre Cuba y Estados Unidos durante muchísimos años fue muy fuerte.
Entonces, por ejemplo, no es ajeno a la cultura cubana el jazz, no es ajeno el consumo de diferentes tipos de música o de arte, por ejemplo, la literatura norteamericana, hay muchos poetas y muchos artistas nuestros que confiesan que algunos de sus referentes importantes están en Estados Unidos.
Benny Moré por ejemplo, que es uno de los grandes exponente de la música popular bailable cubana, hace una jazz band, hace una orquesta que la acompaña basado en las jazz bands, y lo mismo pasa con la música norteamericana con respecto a la música cubana, o sea, también se influencia.
Entonces, sí definitivamente hay una generación de mucha música, de mucha música, de mucho arte en general, pero de mucha música, pero no siempre se hace exactamente con una conciencia directa de hacerlo como un escudo cultural, muchas veces se hace porque somos caribeños, o sea el Caribe, entre Republica Dominicana, Jamaica, Puerto Rico, Haití, y Cuba, le ha legado más ritmos y más música al mundo que toda Asia.
El Cha cha chá, el merengue, el reggae, todo eso salió de aquí, de esta olla que es el Caribe, entonces yo no creo que se haga con la conciencia de una defensa de una agresión, se hace porque es innato, porque es parte de la riqueza cultural de estos pueblos, la música, las artes, el amor por lo bello, por la belleza, por la alegría, y eso sí definitivamente se convierte en un escudo cultural innato, propio, casi que se puede decir de afianzar una identidad.
Y entonces qué sucede, sí sucede que entonces hay un tipo de arte que digamos mas militante, que en eso tu puedes encontrar la música de la Nueva Trova, pero no solo de la Nueva Trova, te puedes encontrar, por ejemplo, música popular bailable que ha acompañado los procesos de la Revolución, puedes encontrarte incluso hip hop que ha acompañado los procesos identitarios, se podría decir incluso que ahora hay algunos exponentes que adversan a la Revolución que en su momento hicieron música favorable a la Revolución, está llena la historia de ese tipo de ejemplos.
Además, favorable a la Revolución con convicción de que lo hacían para la defensa de la identidad y de la cultura cubana y de la Revolución Cubana, lo hacían con esa convicción, lo decían en las entrevistas, ya después la historia fue otra cosa, pero así fue como comenzaron por ejemplo Orishas, tú ves sus entrevistas y su música y siempre fue de ratificación de una identidad nacional y así otros muchos músicos y creadores que siempre su arte ha estado impregnado de una voluntad de acompañar un proceso identitario y sí ha habido mucho de eso.
— Al mismo tiempo hemos visto que hay ciertos géneros como el trap, reguetón… que ha sido utilizado para fines políticos…
Mira bienvenidos a la época del soft power, a la guerra de cuarta generación donde están cosas que antes estaban fuera o al menos no eran tan directamente utilizadas para trabajar la cabeza de la gente, el cerebro, hoy ganan una importancia y hoy es muy importante tratar de presionar a las figuras que tienen alguna ascendencia, sobre todo en la juventud, para que tomen determinadas posiciones políticas porque esa sumatoria de muchos poquitos en la subjetividad, en la conciencia colectiva, son capaces de modificar comportamientos favorables a tu enemigo.
No lo digo yo, lo han dicho los propios teóricos de toda esta historia, han salido publicaciones muy recientes que avalan que hay una convicción de que la conciencia social, el cerebro, se ha vuelto un campo de batalla, y además es evidente que ha habido resultados, o sea, esta guerra no se puede uno creer que no han tenido resultados, han tenido resultados, han creado los escenarios propicios, en algunos casos han fomentado un cambio que le ha hecho daño a su propio país, pero cuando no, han creado las condiciones óptimas para que se produzca una invasión, y tener menos resistencia o usar fuerza legítima, o propia de ese país, contra los intereses de su propia nación, lo hemos visto en la última década.
Por supuesto, el mundo no es bobo, va ganando conciencia, los políticos, los intelectuales nos vamos dando conciencia de esta estrategia, y algunos quieren seguir mirando hacia otro lado por cuotas de poder, por dinero, por premios, por notoriedad y otros pues nos resistimos a eso por cultura, porque te das cuenta que detrás de todo eso hay una intencionalidad maraca para hacerle daño a tu nación, y al menos conmigo que no cuenten para eso, pero sí esto que estamos viendo se va a seguir viendo, no solamente pasa con Cuba, va a pasar con todas las causas en las que se enfrente el gran capital y los intereses sociales más progresistas, artistas que tomen partido, serán excluidos del paraíso de los artistas famosos, y cuando te dejen entrar es más temprano que tarde para corromperte con dinero y mierda pa que te vuelvas loquito y después no quieras renunciar a ese estándar de vida, de artista meeting, porque si no, no te conocen.
Hay un autor español excelente, Pascual Serrano, que él dice una cosa que yo me he apropiado, él dice “ya hoy no hace falta matar a Víctor Jara, solo hay que silenciarlo”.
— También tenemos el ejemplo de este fetichismo por parte del Gobierno de Estados Unidos con la música cubana tratando de usar canciones como una manera para dividir culturalmente a la comunidad afrodescendiente aquí en Cuba…
Claro, va a haber, un país como Cuba es también la sumatoria de muchas identidades, de muchas subculturas, que convivimos en paz, pero cada una tiene su propia identidad, sus propias características, nos integramos desde el amor, desde el barrio, desde la escuela, pero los evangélicos tienen su espacio, los yoruba tiene su espacio, los masones tienen su espacio, los jóvenes tienen su espacio, entre esas grietas, entre cada cosa de esas que los separan, ahí van a tratar de meter una cuña para desintegrar, o sea, es como si gremializaran, como si hay que buscar a toda costa que la juventud no se entienda con sus abuelos, de que los negros entren en problemas con los blancos, hay que buscar a toda costa de que los pequeños propietarios de negocios se alejen cada día más de sus laborantes, de sus gentes, hay que buscar la manera de que la economía estatal se separe cada día mas de qué se yo, que la comunidad LGBTI esté más aislada del resto de la sociedad, o sea, esa separación, ahí donde estén todos esos grupos o colectivos, ya sea etariamente te o por intereses o por racialidad, por lo que sea, van a buscar la manera de ensanchar lo que por fuerza está unido.
Van a buscare esas grietas para separarla, para cortarla, para ensanchar esa diferencia, lo vemos todos los días, a ese plan responde el enemigo, a desunir y no se detiene ante nada, a separar y a crispar a la nación y su emigración, a separar y a crispar a los intelectuales del obrero, o sea, es todos los días una labor que te das cuenta.
Además, por diferentes sectores, con diferentes lenguajes, no es lo mismo el lenguaje que usa, por ejemplo, una publicación como El Estornudo, que trabaja sobre todo el sector juvenil intelectual, que una publicación como CubaCute, que su interés es trabajar el chisme, la bobería. Es de esa manera, muy muy agudo el trabajo que hacen, realmente se puede decir que casi seria eficiente si no fueran tan mentirosos, pero está bien diseñado, pero son tan mentirosos, son tan burdos, logran algunos objetivos, no se puede uno subestimar, pero por fortuna con una labor todo lo que ellos se meten un año para lograr, en una semana de trabajo comunitario eso se desintegra, se logra unir, porque la realidad se funda viviéndola y la cubanidad es una cosa muy participativa, la revolución es un proceso participativo.
Recuerdo que aquí se trató de separar la comunidad de jugadores, de gamers, de jóvenes gamers, y tratando de usarlo contra la Revolución, pues se organizaron los Joven Club, se habló con los muchachos, se cuadró qué es lo que te hace falta, se autorizó, se acabó el problema.
Después vino el tema con los muchachos que tenían algún tipo de sensibilización correcta con el tema de los animales… se habló con un grupo de gente, se aprobó la ley de animal, las organizaciones juveniles oficiales del país se pusieron al frente de la batalla, de la tarea de cuidar los animalitos, se acabó.
O sea, se metieron años, toneladas de tinta, horas de vida en internet para crear crispación y lograron crear alguno que otro problemita, pero en una semana se resolvió el problema. Entonces, es así, todos los días eso es la creación de conflictos ficticios y muchas veces encuentran yacimientos en nuestros propios errores obviamente, en nuestras propias dificultades, en un funcionario tonto, en una incomprensión que pueda perfectamente subyacer en nuestra sociedad, que no es perfecta, y ahí pueden tener vida un rato, pero cuando llega la inteligencia, la cultural, la revolución, cuando llega esa cosa mágica que es el mirarnos a la cara, analizar el problema en su raíz, buscar soluciones entre todos, se acabó el problema.
Entonces, hasta ahora esa tiene que seguir siendo la estrategia de la Revolución, porque cualquier otra cosa es contribuir o regarle el terreno a estos enemigos que sí tienen un plan muy bien estructurado pa jodernos.
— En su opinión, ¿cuál es la mejor manera para juntar a las fuerzas artísticas para combatir justamente estas estregarías de la cuarta generación?
Realmente o sé… pero si tú me dijeras cuál yo haría, yo te diría que en primer lugar transparentar los procesos de producción pública de cada quien, o sea aquí no se le puede ahorrar la píldora a nadie, si Buena Fe hace un concierto mal hecho, hay que decirlo, tiene que haber un espacio donde diga Buena fe fue a tal lugar a tocar, cantó canciones y se fue, fulano hizo tal cosa mal hecha y si un disco es bueno aunque sea de un artista que nos adverse no importa, está buena su música, está buena su arte, y poner todo, no censurar, al contrario exponerlo todo, pero exponerlo críticamente, con racionamiento, que sea el pueblo el que acceda a la información de qué hacen sus artistas, no porque no los cuente el enemigo, sino porque lo contemos nosotros.
Yo recuerdo cuando a raíz, el año antepasado creo que fue, de la cosa en el Ministerio de Cultura en noviembre, el 27 de noviembre, a partir de ahí a mí me hicieron una entrevista donde yo decía que había que decirlo todo, había que exponerlo todo, que no podía seguir escondiendo la verdad, hay que poner la verdad en la televisión, la verdad es siempre revolucionaria, el mejor aliado de la revolución es la verdad, empezaron a a aparecer programas que develaban sin estridencias, con filo, que develaban con elementos, las chapucerías, las mediocridades y la cara de lo que hace la gente aquí y la gente empezó a poner marcha atrás, porque no hay peor sensor que el pueblo, el pueblo.
Si Israel hoy dice que es blanco y mañana por ganarse un dinerito dice que es negro, dilo, exponme, no tengan miedo, exponme, yo soy el que tiene que dar la cara al público, yo soy el que decepciono o ensalzo la cultura.
Eso es lo que yo haría, yo transparentaría todos esos procesos y que cada cual saque sus propias conclusiones, repito a la única cosa que un ser humano le tiene creo que todavía respeto es al escrutinio público real, de tus actos, no de tu vida individual, pero de tus actos, de tu obra, qué hiciste, qué dijiste, por qué cambiaste de opinión, cuáles fueron los elementos en los que tomaste partido, eso es muy importante que se exponga, que se diga y que la gente saque sus propias conclusiones, la gente no es boba, la gente se da cuenta quien esta firuleando para no caerle mal a un cierto sector en Miami, y quien no va a caer en eso, deja que la gente se haga sus propios ídolos de acero porque si no serán ídolos de barro que te van a fabricar.