La agrupación Bamboleo, fundada en la década de 1990 y dirigida por Lazarito Valdés, marcó pautas importantes dentro de la canción cubana en general al ser fiel exponente de la timba en la región.
Una de las voces femeninas que figuró entre sus primeros miembros, Vania Borges, al día de hoy constituye parte indispensable dentro del repertorio musical de la Isla. A pesar de que saltó a la fama gracias a esta agrupación, no ha dejado de cosechar éxitos desde que emprendió su carrera en solitario hace casi 20 años atrás.
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Graduada de oboe y proveniente de una familia de músicos, comenzando por su padre y abuelo, la cantante pasó por diversas agrupaciones como la Banda Nacional de Conciertos, la Banda de Mazorra y el Coro del ICRT antes de integrar Bamboleo.
¿Cómo surge la idea de formar esta agrupación musical?
Bamboleo surge a raíz de Las mulatas de fuego, proyecto que finalmente no fluyó. Virginia Quesada, graduada de piano y dirección coral me propuso la idea pero yo estaba trabajando con Pachito Alonso y le dije que no. Entonces fue cuando buscaron a Haila María Mompié.
Al salir de esa agrupación, estaba sentada en casa pensando en qué iba a hacer y Haila me va a buscar para llevarme a los ensayos de Bamboleo. Al llegar me percaté que había estudiado con la mayoría de los músicos allí presentes.
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¿Cómo defines tu recorrido por esta agrupación?
Salir de la música clásica e incorporarme a la música vocal, luego a Pachito y entrar en una agrupación donde era la cantante principal junto a otra mujer y el resto eran hombres fue un choque fuerte. Además de llegar en los años 90 donde la timba estaba en su mejor momento. Logramos posicionarnos entre las 10 mejores agrupaciones de Cuba hasta el punto en que la entrada de muchas orquestas a Estados Unidos la definió Bamboleo y había que contar con nosotros para todo. Algo muy importante fue que también marcamos pautas en imagen y sonido.
¿Cómo surgió la idea de los peinados?
La culpa es totalmente mía y Haila por poco me mata –entre risas- pero fue ella quien siguió manteniéndolo. Resulta que fui modelo de fotografía y me pusieron un letrero en la cabeza que decía “Cuba” porque fui la imagen del disco AfroCuba, que venía siendo la nueva generación, tipo Irakere. Ellos estuvieron entre los más escuchados a nivel internacional, además de que acompañaron a Silvio Rodríguez por mucho tiempo.
La única manera de quitarme eso era rapándome y daba la casualidad que ese día tenía que estrenar como cantante en La Cecilia. Al llegar a los ensayos con la gorra, Lazarito me dijo que me la quitara y le dije que no. Él siempre fue muy bromista, así que me la quitó y comenzó a correr. En ese momento me miró y dijo: -Hoy por la noche quiero a todo el mundo así pelado.
Y así sucedió. Eso nos dio la posibilidad de tener un contrato de exclusividad con nuestra disquera Ahí-Namámusic donde nos exigían no dejarnos crecer el pelo.
Al día de hoy, ¿qué representan Haila y Lazarito Valdés en tu vida?
Haila en particular es como una hermana pequeña, muy disciplinada. Ella me ayudó a ver la música de manera diferente, como una forma de hacer y sentir. Yo siempre fui muy “underground” e incluso me enseñó a usar tacones. Sólo escuchaba música negra americana y brasileña y me inculcó el gusto por la música popular.
A Lazarito le agradezco la confianza en nosotras cuando el mundo no lo hizo. Una de las cosas más tristes de la música popular cubana es que el machismo está perenne en todo momento sin darse cuenta que la mujer siempre marcó pautas. Todo el mundo le decía que estaba loco y él siempre creyó en nosotras. Nunca nos impuso nada, le demostró al mundo que sus negras sí podían y pusieron a la timba y a la música cubana en general en lo más alto.
¿Por qué decides emprender tu carrera en solitario?
Hay momentos en la vida donde te das cuenta que debes hacer algo diferente. No porque quieras sino por todas las oportunidades que se te van presentando. Ya en Bamboleo empiezo en un proyecto similar a Buena Vista Social Club, el Habana AllStar con quienes hice giras y cosas novedosas. Luego llegó el concurso Adolfo Guzmán donde defendí mi tema y me di cuenta de que podía hacerlo sola.
¿Cuáles fueron los retos al asumir tu primera producción musical en solitario?
El primer reto que asumí fue la maternidad. Ya cuando estaba en el "Guzmán" tenía dos meses de embarazo y me replanteé muchas cosas. Cuando la mujer decide ser madre tiene que sentarse a pensar en los pro y los contra porque ese es el trabajo más difícil.
Tenía muchos miedos. El peso de la agrupación, que estaba en su mejor momento, lo tenía yo porque Haila se había ido. Además, el tema Ya no hace falta estaba muy bien posicionado.
Me arriesgué porque el Guzmán vino, gané el premio a la popularidad y luego salí. Al dar a luz estuve dos años sin trabajar. Cuando decidí retomarlo todo, fue como si nada hubiese pasado. El público no me había olvidado. Tengo que agradecerle a Julio Pulido por invitarme siempre a sus programas durante esa etapa.
¿Qué valor consideras sea el más importante para un profesional dentro de la industria de la música?
La lealtad y la humildad. Todos los grandes no solo en Cuba sino en el mundo han marcado pautas gracias a estos dos valores que van de la mano. Y no confundir lealtad y humildad con sumisión.
También quiero resaltar el respeto y el siempre comunicarse con los representantes y los productores. Ellos son los encargados de nuestras agendas y juegan un papel muy importante en nuestras carreras.
La cantante Vania ha sido merecedora de importantes premios a nivel nacional e internacional, que según explica han sido de gran ayuda para superarse y seguir hacia adelante. Un momento importante fue la colaboración musical con Shakira, canción incluida en un disco nominado a los Grammy.
Su carrera ha sido muestra de perseverancia. No en vano define la palabra éxito como constancia, realización, disciplina y creer en uno mismo. “Tener además a personas a tu alrededor que te ayuden a crecer y te empujen”.
Al día de hoy, la mujer que conoció los diferentes escenarios del mundo gracias a su voz y su talento, asegura ser una persona muy casera, disfrutar de la compañía de su hija, quien también se decidió por el camino de la música y ser amante de los planes improvisados junto a familiares y amigos.
¿En qué proyectos te encuentras trabajando?
La pandemia fue un momento duro, pero para los músicos que decidimos hacer trabajo desde casa provechoso a la vez. Hice un disco de boleros con Bis Music dedicado a mi padre y uno que tenía pendiente con la EGREM de temas muy tropicales que cuenta con conga, bossa nova, reguetón con timba y muchos géneros más. Los lanzamientos fueron de manera online.
Gracias a la pandemia pude hacer muchas cosas que tenía pendientes como sentarme a estudiar y como ocurrió con muchas personas, pensar y analizar lo que estaba bien y mal en mi vida.
¿Qué consejo le enviarías a los jóvenes de hoy en día?
A todos me gustaría decirles que se preparen, estudien, sean humildes y no crean en cantos de sirena. El hecho de hacer algo una vez no significa que les quedó bien porque a todos nos falta por aprender. Ante todo, humildad y dejarse ayudar porque estoy viendo para mi tristeza que muchos jóvenes no nos escuchan y se burlan.
Somos una isla musical, pero estamos siendo más foráneos que cubanos. No perder nunca la cubanía. Una de las cosas por las que el cubano triunfó en el mundo y vienen de otras partes a aprender de nosotros fue por eso.