La muestra, inscrita dentro de la 14 edición de la Bienal de La Habana, incorpora un sentido filatélico y resulta de la experimentación semiótica, la vuelta a la memoria y el rescate de la pieza Inocencia, una de las primeras obras de su autoría realizada a los 16 años de edad.
“El destino, capricho de la casualidad, muchas veces se convierte en alegoría. Así emerge esta nueva serie en virtud del cual el fragmento u objetivo de la realidad pierde su sentido unívoco con el fin de explorar la riqueza significativa”, refirió el texto.
La frase, correspondiente al filósofo y académico español Simón Marchán Fiz, encierra el motivo de esta serie que descontextualiza la función social, comercial y cultural de las estampillas, utilizadas como comprobante de pago del sistema de envío de correos e ilustradoras de una época.
“Si bien el sello postal fue uno de los medios más efectivos de divulgación, en esta exhibición al ser intervenidos con revistas de moda y ocio, se transmutan en parodia de la sociedad contemporánea, consumista y serializada, ciega ante la simplicidad de los objetos pequeños o comunes (…)”, describió la nota.
El artista conceptual cubano, natural de la central provincia de Sancti Spíritus y graduado en la Universidad de las Artes (ISA) hace dos décadas, conformó en 2020 su exposición personal Fake news, presentada en el exterior durante el pasado año.