Amalia le pone amor a todo lo que toca. Sale de su zona de confort. Regresa todos los días a su casa. La vajilla aún está con restos de comida. Respira. Asume la rutina. Se enamora y sufre. Trabaja. Busca maneras creativas para llegar y entender cada uno de los conflictos de los estudiantes de 9no 3.
Todos son diferentes. Algunos tienen fantasmas que otros no conocen, como Javier. Ni la misma posición social, ni igual manera de ver el mundo. Diverso, complicado, sui generis, así es ese grupo de muchachos que atraviesa la adolescencia con los retos y problemas que trae intrínseca.
Carlos lucha contra todo lo que siente y termina perdiendo. Yaima sabe que su relación tocó fondo y aún así intenta sacarla con todas sus fuerzas de ese agujero. Odalys poco a poco deja de ver los colores. Marta se ve en Amalia, y Amalia se ve en Marta.
Melisa no puede tomarse ese refresco de cola todos los días, pero le brinda su hombro a Maykel cuando la sociedad lo rechaza por “querer diferente”, por ser gay. Beyonce mira a todos por encima del hombro y Noemí no aparta la vista de su celular, y cuando por fin lo logra termina en la cama del novio de su mejor amiga.
Vladimir se obsesiona con la pornografía, Israel se enamora de Beatriz y ya no se avergüenza de ser “El Nagüe”. Bruno se fue para España y Maritza lo extraña. Lo piensa y sabe que los amores con mares de por medio terminan en el olvido.
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La primera temporada de la serie Calendario, opera prima de Magda González Grau como directora del género, y escrita por Amílcar Salatti, impactó en las audiencias como hacía tiempo no sucedía con un producto audiovisual en Cuba. Arrastró a un público que esperaba con ansias la noche del domingo para ver cómo se hilvanaba determinada trama y con qué sorpresa terminaría el siguiente capítulo.
Calendario aportó giros, puntos de encuentros, despedidas, lágrimas, rencuentros, violencia, una cuidada fotografía y posproducción, sexo, intriga. Todos los pluses que hacen que un producto audiovisual tenga calidad, impacte en el público y luego se refleje en un éxito rotundo, mérito que no se le puede quitar a esta serie juvenil cubana.
“Trabajamos para llegar a los públicos. El receptor es el destinatario de lo que uno hace. Por eso, fue una inmensa alegría cuando vimos desde el primer capítulo que la gente se conectaba a Internet y empezaba a hablar e interactuar con las cosas que estaban pasando en Calendario. Nunca pensamos obtener esa reacción del público, pero tenerla era una muestra de que los esfuerzos que hicimos no fueron en vano. Que funcionó”, aseguró Magda González en entrevista a Cubadebate.
Si preguntas a qué se debe el éxito de esta serie, la directora dice que se logra cuando conectas al televidente con la realidad. Que la gente se crea las cosas que se están representando en la pantalla.
“La ficción se construye; no es como en un documental. Hay que hacer verosímil eso que presentas y lograr que quien te esté viendo se emocione cuando vea reflejado sus propios problemas.
Cuba, como el mundo, está pasando por tiempos muy difíciles, por la escasez, por los problemas que se derivan de este bloqueo imparable. Le gente necesita eso. Emocionarse. Pensar en que puede ser mejor y que ser feliz no depende de otros, sino de uno. Creo que por ahí está el éxito de Calendario y su mérito de conectar con casi todos los públicos”, explica González Grau.
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El capítulo 13 de la primera temporada de Calendario dejó muchos hilos abiertos y espectadores intrigados: ¿Amalia y Carlos regresarán? ¿Bruno volverá de España? ¿Yankiel asumirá la paternidad del hijo de Vanesa? ¿Qué pasará con la violación a Inés en los últimos minutos? Pero, para suerte de todos, la serie tiene una segunda temporada.
-¿Qué novedades trae esta nueva entrega de Calendario?
“Los muchachos del 9no 3 ahora son mayores porque hay una elipsis de un año y eso nos facilita profundizar en los conflictos que pueden tener los jóvenes.
“Desde que empezamos a hablar de una segunda temporada ya teníamos cosas pensadas. Se cierran o continúan algunas tramas que quedaron abiertas en la primera temporada. Se introducen nuevas temáticas que pueden ser interesantes con nuevos personajes, incluso con viejos. Por ejemplo, el tema de las drogas o las relaciones amorosas entre generaciones. También tratamos con mayor fuerza el tópico de las redes sociales. Se cierra la violación del capítulo 13.
“Entra en el reparto Roberto Perdomo con un personaje interesantísimo que está muy contento de tener. Tamara Venereo se incorpora como la mamá de Melisa porque Maridelmis Marín tenía un compromiso de trabajo en Francia. Este cambio, lejos de resentirlo, va a ser disfrutado por el público.
“Se introduce un personaje importante para Amalia, su nuevo amor que lo va a interpretar Eduardo Martínez en su primera vez en televisión. Ha hecho teatro, cine, y estamos muy encantados con lo que hace”.
-¿Cómo ha sido el trabajo con los jóvenes actores que se han sumado?
“Excelente. Igual que en la primera temporada hicimos un casting para los nuevos roles. Hay tres personajes en específico cuyos conflictos se complejizan mucho. Es el caso de Inés, Leonardo y Sofía. Desde el principio los llamé y les dije que en esta temporada tenían que trabajar muchísimo, investigar y ellos han respondido extraordinariamente.
“Aparecen también actores consagrados que aportan a la serie por su experiencia como Natacha Díaz, Jaqueline Arenal, Omar Alí y Yaité Ruiz.
“De los nuevos está Jomy Marull, con el que ya había trabajado en Para toda la vida. Yennifer Pupo, una actriz muy talentosa que en el casting de la primera temporada quedó punteando, ahora se ganó un personaje muy interesante que abarca el tema del lesbianismo.
“Entra Ignacio Hernández, un actor joven que no pensé que iba a tener el resultado que tuvo. Me pidió ir a casting, lo dejé y arrasó. Interpreta a un personaje muy chévere que tiene que ver con el rap con una interesante una manera de proyectarse. También se incorpora al reparto Karla Santos que trabajó conmigo en Por quien lloran mis amigas”.
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Magda González Grau refiere que tratar la realidad en un argumento siempre es un riesgo, pero la diferencia radica en establecer cuál es tu objetivo.
“A veces siento que se abordan esos temas para epatar, llamar la atención o decir lo que no se ha dicho. No puede ser solo eso. Si se va a abordar la realidad, tiene que ser para cambiarla o al menos intentarlo. Para que la gente reflexione y pueda de alguna manera asumir una posición. Para cambiar las cosas que están mal y mantener las buenas.
“Ha sido un problema de actitud. ¿Para qué vamos a abordar la realidad? ¿Vamos a hacerlo para decir que esto está mal y debería de ser diferente? Creo que ahí es donde está el secreto de que la primera temporada de Calendario haya gustado a casi todo el mundo. El ser humano siempre tiene una tendencia a ser mejor y Calendario era eso. Es decir, tenemos problemas, tenemos conflictos, no todo se hace bien, pero podemos mejorarlo. Y no solo con recursos materiales, sino también con una actitud ética y espiritual. Por ahí está el súper objetivo de todos los que hacemos Calendario”.
-Todo producto audiovisual es perfectible. Mirando críticamente el resultado final, ¿qué haría diferente?
“Estoy insatisfecha con muchas cosas. Quizás hubiera querido tener más tiempo de ensayo, mejor equipamiento y por supuesto, cuando me siento en edición pienso por qué hice esto de esta manera o no lo hice de la otra. En esta temporada me presionó el tiempo y el plan de producción. Esas cosas de las que uno se arrepiente.
“No obstante, estoy satisfecha con el equipo con el que trabajé en la primera temporada y con el que lo estoy haciendo ahora. Son muy profesionales. Insatisfecha voy a estar porque siempre se pueden hacer cosas mejores. Toda obra es perfectible, como dijiste en la pregunta. Lo importante es no dejarse vencer, no hacer concepciones, que si algo no sale bien no sea porque tú no quieres, sino porque no sabes. Con 66 años de vida y más de 30 años de carrera profesional todos los días aprendo. Eso es lo importante. Después, si hay tercera temporada lo haríamos mejor”.
-¿Cuál cree que sean los rasgos que le aporta Magda González a este producto audiovisual?
“No sé si Magda González aporta rasgos a Calendario. Si puedo decir que es uno de los proyectos más importantes de mi vida desde que se lo propuse a Amílcar, porque para mí el magisterio es fundamental. Siempre quise ser maestra, pero soy realizadora.
“En ese sentido, le aporto a la serie mi mirada personal del mundo y del magisterio. Mi visión filosófica y personal de qué va pasando con el ser humano en el trascurso de la vida. Aporto mi manera de vivir y afrontar mi relación con la sociedad, desde el momento en que discutimos algún conflicto con el escritor o con los asesores.
“La columna vertebral de una ficción es el trabajo de los actores. Ahí me esmero porque estoy clara que una buena historia y excelentes actuaciones funcionan. Ensayo, trabajo, hablo con ellos, porque de ahí depende la verosimilitud del producto. Que la gente se lo crea. Que se emocione y conecten con las historias”.