Con su tres a cuestas suele vérsele en varios escenarios, Pancho Amat es un músico para escribir con letras mayúsculas, trovador convencido de que a 50 años de la fundación del Movimiento de la Nueva Trova en Cuba cree en renovar e inventar constantemente.
En su andar por eventos dedicados a la canción de autor en la nación caribeña, encuentra a su paso a muchos jóvenes valiosos, prácticamente desconocidos pero con mucha calidad, por ello considera que la trova crece.
“¿Qué hace falta? Pues más difusión, que se conozca el trabajo; un factor de estímulo para esos jóvenes son los espacios para proyectar sus canciones, si no los tienes no sientes la presión de estar componiendo, no basta con la satisfacción espiritual de estar en la casa, hay que tener la presión de enfrentarse al público.
“Llega el momento en que te conviertes en tu propio juez, el que te vio cantar en una ocasión, si le gustó vuelve, pero con la esperanza de escuchar cosas nuevas”.
El músico nacido en 1950, quien ha llevado el tres a altos niveles dentro de la música clásica, el jazz y la trova, fundador del reconocido grupo Manguaré, con antológicos temas en la cancionística cubana, estima que con las herramientas del presente hay que buscar maneras para dar a conocer a los noveles trovadores.
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Que la radio los difunda, no pensar en viejos estudios para grabar discos, sino en espacios con altísima calidad en lugares pequeños para grabar y compartir en el ciberespacio.
Elogió la Fábrica de Trova, en el Centro Cultural En Guayabera, en Alamar, sitio que reabrió sus puertas y ofrece los fines de semana presentaciones en vivo de consagrados y nuevos cultores de la música inteligente.
De las nostalgias por aquellos momentos fundacionales concuerda en que hay que volver a las comunidades distantes, llevar la cultura a los que no pueden por lejanía acudir a un concierto en el teatro.
“Estuvimos en Santa Clara en un proyecto con trovadores de allí, fuimos a un sitio a hora y media de camino de la capital de la provincia. Sentí melancolía por lo que hacíamos antes.
“Necesitamos retomar algo que se hizo y que estamos dispuestos a volver a hacer, vivir la satisfacción espiritual que da a ese público, ver a los artistas que se presentan en la Televisión llegar hasta allí. Así los pobladores sienten que los tienen en cuenta. Y son vulnerables por la lejanía, pues vimos viviendas en muy buen estado y con muchas cosas adentro.”
La Nueva Trova de Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola, Vicente Feliú, por mencionar a los fundadores, cuenta en Cuba con generaciones de autores que defienden a guitarra limpia su obra, Pancho Amat, con su Cabildo del Son, entre los primeros aquel 2 de diciembre en Manzanillo, sigue guerreando.
Entre sus proyectos inmediatos:
“Continuar el trabajo en las poblaciones alejadas y algunas giras internacionales que están dando vuelta. El momento es difícil y sombrío, lo que se aprecia afuera de Cuba, nadie te habla esperanzadoramente, nosotros con todo lo que se dice tenemos más esperanzas que muchos por ahí; son las reglas que nos impone la vida ahora y tenemos que reinventarnos, hay un desarrollo científico- técnico que nos ayuda a sacar partido a la tecnología y con mentes positivas.
“Veo luz en el camino, ahora a esos nuevos trovadores les ha tocado una etapa complicada, en el comienzo lo antagónico con la nueva trova era la música banal que sonaba en la radio.
“Lamentablemente lo que circula por ahí es anticultural, se pone por la Televisión y por las redes, con realizaciones bien hechas pero entra una cantidad de contaminación en el mundo de la cultura que, lo que era para nosotros antagónico era música ligera, hoy no es música.
“Hay que insistir, trabajar, pelearse, porque hay talento, y al final pues se impondrán la cultura, la tradición y las buenas ideas.”