Las tecnologías constituyen un facilitador para la lectura. Cuando pensamos en tecnología, pensamos en acceso, facilidades y comodidades. Todo el tiempo que interactuamos con un teléfono y utilizamos los servicios que estos dispositivos nos brindan, estamos leyendo.
El Instituto Cubano del Libro creó, en el año 2000, la Editorial Electrónica Cubaliteraria; destinada a visibilizar la literatura cubana. En su portal web se publican columnas de autores, secciones literarias y noticias de carácter nacional e internacional sobre el acontecer literario cubano.
Más adelante, en 2018, surge “Cuba Digital”, un proyecto pensado para agrupar en un área expositiva y comercial a las diferentes empresas, editoriales e instituciones que apuestan por el desarrollo de productos y servicios digitales asociados al libro y la lectura.
“Cuba Digital» celebró este año su quinta edición bajo el lema «Más clics, más lecturas». Las propuestas fundamentales incluyeron desde salas dedicadas a eventos teóricos sobre promoción del libro digital, hasta presentaciones de libros, productos, audiolibros y aplicaciones para móviles de editoriales de La Habana y de otras provincias que han llegado hasta la feria con sus novedades. Todo en el marco de la recientemente finalizada Feria Internacional del Libro de La Habana.
Para Yaremis Pérez Dueñas, directora de la editorial, nada de esto hubiera sido posible sin el papel cada vez más protagónico de la tecnología. Yaremis opina que tecnología y literatura deben ir de la mano en todo momento.
– ¿Cómo pueden las tecnologías propiciar una lectura más inclusiva?
– “Una lectura inclusiva se apoya en la tecnología, pues esta permite diferentes formas de hacer, ver o desarrollar aquello que quizás no podríamos hacer de manera analógica. Por ejemplo, los audiolibros, videos o música son alternativas para personas que tienen dificultades para leer. Los podcasts, que también amplían las opciones de lectura con diferentes grabaciones, entre otras opciones”.
“La tecnología facilita la manera de leer para el usuario. Incluso, un mismo texto puede desarrollarse en diferentes formatos. Por ejemplo, la Editorial Pueblo y Educación desarrolló gran parte del libro “Había una vez” en realidad aumentada, lo que permite a los niños, no solo disfrutar del libro, sino también interactuar con los personajes de manera animada”.
“Se han desarrollado diferentes productos que facilitan la lectura y la vinculan con la literatura y la tecnología. Se presentó en esta feria un libro llamado “Antonia Eiris y el papel maché”, de la escritora Miriam Lao, que vincula literatura, música, artes plásticas y tecnología. Se presentó en una galería de arte, mostrando todas las facilidades que ofrece el libro y su interacción con las artes plásticas. Vincular literatura y tecnología facilita mucho y hace inclusiva la lectura a todos aquellos que prefieren consultarla de una manera diferente”.
– ¿Con qué instituciones u organizaciones nacionales e internacionales colaboran para propiciar esa promoción literaria inclusiva?
– “Durante los últimos cinco años del proyecto Cuba Digital, muchas instituciones, empresas y editoriales han colaborado con nosotros. Entre ellas se encuentran CITMATEL, Cinesoft y ETECSA, así como la Editorial Universitaria, el Instituto de Literatura y Lingüística y la Biblioteca Nacional, con quienes hemos establecido convenios y colaboraciones para promover la lectura en formato digital”.
“Este año, nos hemos aliado con la Dirección de Patrimonio Documental de la Oficina del Historiador para llevar a cabo esta quinta edición del proyecto. Estamos muy contentos de contar con su apoyo y colaboración para promocionar la literatura digital y aumentar la producción de libros digitales en el país”.
“Nuestro deseo, compartido por todas estas instituciones, es establecer un comercio electrónico que permita a los lectores encontrar fácilmente la literatura que buscan, ya sea para comercializarla o descargarla de forma gratuita”.
“Además de las instituciones cubanas, contamos con el apoyo de ISOLTEC, una empresa canadiense que nos ha acompañado desde los inicios del proyecto, proporcionándonos dispositivos para facilitar la lectura, dígase teléfonos, tablets, audífonos y equipos para la digitalización de libros. De esta manera, podemos rescatar todos esos bienes que en algún momento podrían perderse y que necesitan ser preservados”.
– ¿Qué desafíos presenta la promoción literaria virtual desde Cuba?
– “Muchísimos. Primero, la producción aún no está totalmente estabilizada en el país. Sabemos que muchas editoriales están tratando de insertarse en la producción digital en Cuba, pero hay diferentes causas que aún impiden una producción en cantidad y calidad”.
“Primero, el desconocimiento por parte de las editoriales acerca los procesos digitales. La segunda causa son las pocas condiciones que existen en las editoriales, el pobre equipo tecnológico con el que cuentan para enfrentar estos procesos. En tercer lugar, el arraigo a los procesos analógicos conocidos desde hace muchos años; el miedo a enfrentarse a nuevos retos oportunidades que nos brinda el universo digital”.
“Es un hecho que muchos todavía piensan que el libro digital tiene que ganarle al libro impreso, y no es así. Es un complemento y un acompañamiento. Constituye una ayuda para contribuir a la promoción de la lectura. Desgraciadamente, más que ver el libro digital como una ventaja, muchas editoriales e instituciones rechazan estas publicaciones por temor a cualquiera de estos motivos”.
“Derribar todos estos mitos y supersticiones que existen en torno al libro digital es nuestro deber como institución rectora de los procesos metodológicos relacionados a la lectura digital en Cuba. Queremos ayudar a todas aquellas instituciones que quieran comenzar a realizar una producción verdaderamente digital”.
– ¿Se emplea en Cuba de forma sistemática el marketing digital para impulsar la carrera o visibilidad internacional de la obra de autores cubanos?
– “La pandemia obligó a muchas personas a interactuar con dispositivos digitales y las instituciones se dieron cuenta de que era importante promocionar sus obras a través de la tecnología, las redes sociales y los sitios web institucionales”.
“Sin embargo, aún falta mucho por aprender en cuanto a las mejores técnicas y formas de promoción. No se puede llegar a los lectores si no se promociona lo que se hace. Es importante entender cuáles son las mejores maneras de promocionar los libros, productos digitales y autores”.
– ¿Qué nuevos proyectos piensan desarrollar a corto y mediano plazo?
– “Este año comenzamos a implementar un programa nacional de desarrollo del libro digital en el país. Es un proyecto que surgió el año pasado, destinado a realizarse desde el 2022 hasta el 2025. En solo tres años con objetivos nos proponemos el objetivo fundamental de diseñar una estrategia que paute los procesos de edición, producción, promoción y comercialización del libro digital en Cuba”.
“Lo importante es que las editoriales sientan que pueden producir y que también pueden brindarle al lector esta posibilidad de poder comprar sus libros digitales y, por supuesto, no dejar de lado la promoción, porque si no existiría, no se visibilizarían o no se verían todos estos procesos anteriores a los que he hecho referencia”.
“En eso estamos enfocados, en poder afianzar este proyecto de asesoría y acompañamiento. Un programa nacional que nos ayude a poder llegar a cada institución a lo largo del país, porque no queremos solamente estar centrados en las instituciones o en las editoriales que son de La Habana, sino que realmente sea un proyecto nacional y que todas las instituciones, aunque sean pequeñas y estén en los lugares más recónditos, puedan insertarse. Siempre hay un contenido que ellas pueden brindar en los diferentes formatos que el universo digital permite producir”.