La voz sublime de la cantautora cubana Liuba María Hevia deleitó a un público receptivo a escuchar buena música. El escenario del Teatro de la Universidad de Puerto Rico (UPR) fue el lugar perfecto para un encuentro espectacular con la trova, bolero son; y otras vertientes de una compositora que brilla en el panorama musical cubano e iberoamericano.
La cantautora que ha llevado su música por diversos confines de la tierra como Francia, España, Argentina, Suiza y Canadá, por mencionar algunos; no perdió tiempo en expresar su alegría y satisfacción de poder presentarse por primera vez en Puerto Rico.
Con guitarra en mano y bien comunicativa con los asistentes, compartió anécdotas e historias, previo a cada interpretación. Su encantadora voz, acompañada por sus líricas hermosas, sirvió de aroma refrescante para los sentidos.
Una pantalla al fondo mostró vídeos de sus canciones y fotos de su trayectoria. La cantautora sencillamente se entregó en cuerpo y alma, para ofrecer un concierto íntimo como si fuera en la casa de cada uno de los presentes.
La artista que cuanta con más de una veintena de producciones discográficas, estuvo muy bien acompañada por Maribel Delgado (cuatro), Raúl Barrios (bajo y guitarra), William García (percusión), Olga Juliá (violín), Emilia Guerra Montenegro (cello); y Zulma Salvá y Tito Iván Soto (coros).
Además, dijo presente la cantante y multi-instrumentista cubana Yusa, quien interpretó magistralmente la pieza de su autoría ‘Para cuando sopla el viento’ acompañándose con sus propias cuerdas. Una pieza hermosa y encantadora. Posteriormente, permaneció en escena para continuar aportando musicalmente.
Liuba María inició la velada con su inspiración ‘Coloreando esperanza’ que brotó rápidamente notas de puro sentimiento envueltas en terciopelo de una rica lírica. Versos que engrandece y hace palpitar inmensamente el corazón. En este tema inicial, el cuatro puertorriqueño (Maribel Delgado) se combinó naturalmente con la guitarra de la cantautora regalando puro sentimiento. ‘Tu amor es el canto mío’ y ‘Como un duende’ brindaron continuidad al manjar sonoro.
La artista que ha compartido su voz junto a figuras internacionales de la canción como Ana Belén, Danny Rivera y Carlos Varela, entre otros, continuó con el deleite con temas encantadores; y hasta muy personales. ‘Mi vieja Habana’, ‘Besos de café’, ‘Luna del 64’ y ‘Cómo no morirme en esta locura’.
También abordó su brillante trabajo y compromiso con la niñez, recordando a la poetisa y trovadora cubana Ada Elba Pérez (1961-1992) y el corte infantil ‘Señor arcoíris’. Momento en que invitó a todos los menores de 150 años, a cantar jun to a ella. Un vídeo colorido y hermoso se proyectó en el fondo como complemento visual enriquecedor. La pieza ‘Tantas vidas’ dio paso a un breve intermedio que detuvo momentáneamente la mágica noche.
La cantautora cubana nombrada por la UNICEF en 2012 ‘Embajadora de Buena Voluntad’ regresó a escena para seguir compartiendo su exquisito y particular encanto interpretativo. En su interacción con el público habló sobre su trabajo social en barrios marginados y hospitales.
El grato sonido de la guitarra, cuatro, cello, violín y brillante percusión se apoderó en tiempo y espacio del recinto. Un histórico teatro que fue testigo de un encuentro majestuoso con una cantautora que mantuvo la atención de todos con otras piezas como ‘Con un ramito de mejorana’, ‘Con los hilos de la Luna’ y ‘Ausencia’.
Sencillamente, un manjar. Deleite musical nocturno que cautivó. Una cantautora que sigue dejando huellas inmensas con la fuerza de su lírica y bella voz.
(Tomado de Fundación Nacional para la Cultura Popular de Puerto Rico)