Al recordar visualmente sus giras por los barrios emergen estrategias sobre el conocimiento de lo social. Nunca serán recónditos los gozos al recrear tantas bellas y sugerentes canciones acompañado por otros músicos en comunidades donde el arte alumbró imaginaciones, disfrutes y vidas. Por eso, ahora, no traemos a la mira públicos diversos, participativos; sino múltiples satisfacciones al pensar los significados de una discografía tarareada por Cuba sin límites fronterizos.
Canta y dice lo que piensa con su corazón autocrítico. Silvio Rodríguez Domínguez (San Antonio de los Baños, 1946) descubre poderes intangibles en apartados recónditos del alma. Lo reconocen generaciones, es uno de los más importantes compositores e intérpretes de la Nueva Trova Cubana. Nunca complaciente, nutre poéticas y sonoridades al adentrarse en las complejas rutas de las músicas contemporáneas. Así de ancho, jamás ajeno, concibe el mundo propio, los comportamientos, sin atestiguar seco y cortante: esta es la única verdad. Siendo él mismo verdadero descubre ideas, pensamientos, afanes.
¿”Algo” nuevo aporta Silvio en el álbum Quería saber, ubicado en las principales plataformas digitales y en el imprescindible sistema de la Radio Cubana? Al conectarnos sabidurías, conocimientos e interrogantes afines al ser humano, fortalece nexos antiguos de larga data, tal vez poco percibidos o no en justas dimensiones. Desde la visión estética esos vínculos implican relaciones entre símbolos y referentes, que no son directas o inmediatas, aparecen en las construcciones de sentido elaboradas por quienes oyen, disfrutan o se aprenden piezas hermosas, “raras”, provocadoras. Recordemos, Unicornio, Érase que se era, El pintor de las mujeres soles, Sueño con serpientes… En fin, así es, suele ser. Inolvidable resplandece cierta confesión, añeja, publicada, deviene abrazo: “La escuela de un cantor puede comenzar en las tonadas con que nos duermen las abuelas y con las melodías que escuchamos salir de la cocina mientras nuestra infancia corretea”. Alerta al otro, a la otra, al vecino, y su lenguaje sencillo lleva en sí, implícito, el discurso antropológico y presenta la cultura como una articulación de historias, intrincados tejidos narrativos de interacciones sociales.
La sensibilidad y la facultad de sentir alimentan las ávidas exploraciones de Silvio. Satisface rememorar sus giras por los barrios. Despejaron caminos, senderos, laberintos. Incluso activó ¿cómo pensar en términos de cultura artística? Sí, también abrió esa vía y otras; el pensamiento crítico-reflexivo, ecuánime, asumido desde el quehacer responsable ofrece nuevas fuerzas a la dignidad personal, solidaria, sin ningún tipo de dobleces.
Lo bien dicho nunca es viejo. Motivan el pensar reflexiones suyas expresadas hace algún tiempo en exclusiva con BOHEMIA. Al comentarle sobre el mercado, la estandarización de los gustos impuestos por los monopolios y la incidencia de ambos en el progreso de la música, expresó: “Todo lo que es vendible acaba transformándose en industria. Predomina una mentalidad de obtener ganancias en todo hasta en la cura de las enfermedades. La música también es comercializable, ha inflado un mundo fabuloso basado en la ilusión, aunque dentro de eso también hay expresiones de verdadera calidad. Hoy muchos artistas que son conscientes en el mundo, toman partido por las causas justas, gente con dignidad. Esto nos salva”.
Para él, “la principal fortaleza de la cultura cubana es su propia existencia, su origen, su autenticidad y su eclecticismo. La principal debilidad es que los medios que la difunden no pueden sustraerse de imitar a la cultura hegemónica. Todos los programas superestelares que surgen son calcos de los shows de moda en el mundo. Hay una especie de complejo de aldeano que ni los más fervientes adoctrinamientos han logrado reducir, ¿por qué será?”.
Presto a desafíos de conquistas perennes se mantiene insomne y atento a la memoria. “José Zacarias Tallet dijo que hay poesía hasta en la catalina de una bicicleta, creo que la poesía puede estar en todas partes”. La aguzada filosofía del creador jamás duerme.
“Vivimos en un mundo cada vez más disparatado donde los más poderosos en vez de impartir orden basado en la justicia, roban, matan, bloquean, dan muy malos ejemplos. Y la gente parece aprender más rápido de lo malo que de lo bueno. Sobre esto siempre recuerdo cuando un 4 de abril Fidel le hablaba a los jóvenes y les decía que el ocio era espontáneo y la virtud había que cultivarla. Es mucho lo que nos falta por cultivar a todos”.
Dialogar y dialogar, sí, lo propone en piezas memorables de todos los tiempos. Agucemos los sentidos ante su darse al pueblo, a la comunidad, al espacio pequeño y grande del hogar y de las familias. Alumbra la fiesta de la creación, tiende puentes, vivifica el barrio donde soñamos ser mejores con los pies en la tierra reconociéndonos cuando decimos futuro.