Congreso de la Uneac

El próximo Congreso de la Uneac se presenta como una oportunidad para reafirmar el rol de la organización en la vida cultural cubana. La Uneac ha sido, históricamente, un espacio de confluencia donde los artistas pueden dialogar, confrontar ideas y proyectar sus visiones. Este encuentro, por supuesto, debe proyectar nuevos caminos que fortalezcan el rol catalizador, meridiano de la organización, en los debates más urgentes para el sector.

Uno de los puntos más relevantes que debe ocupar la agenda del cónclave es la necesidad de abordar los problemas de la creación artística con sentido crítico. En tiempos donde la evolución tecnológica, las transformaciones sociales y los desafíos económicos impactan directamente en esa creación, resulta imprescindible que los artistas se reúnan para debatir sobre las implicaciones materiales y espirituales de su trabajo. Insistimos siempre en que la Uneac no es una sociedad de recreo, ni un altar para egos. Tiene que ser asumida como un espacio de reflexión permanente.

En paralelo, el Congreso también debe servir para profundizar los debates sobre la estética y la ética en el arte contemporáneo. Ética y estética, dos ámbitos confluyentes, y que no implican obstáculos para la libertad creativa. Libertad y responsabilidad son también conceptos que confluyen.

Otro aspecto clave que debe considerarse es la proyección social del arte. El Congreso no puede limitarse a reflexionar sobre cuestiones internas del sector cultural, porque los artistas no viven en torres de marfil. Son parte integral de la sociedad y su obra contribuye a la formación de valores, la creación de conciencia y el enriquecimiento espiritual de la ciudadanía. Es necesario que la Uneac potencie este vínculo, asumiendo su responsabilidad en los debates públicos y en la construcción de una cultura inclusiva y transformadora.

En este sentido, el Congreso debe apostar por un diálogo productivo no solo entre los artistas, sino también con las instituciones de la cultura y de la sociedad en general. Este intercambio permitirá crear alianzas más sólidas y dinámicas, garantizando que las políticas culturales respondan a las necesidades reales del país y promuevan la participación.

El Congreso debe evaluar la capacidad de la Uneac de adaptarse a los cambios y seguir siendo un espacio relevante para los artistas, debe ser un espacio donde se reafirmen los principios de la creación artística con sentido crítico, se fortalezcan los vínculos con la sociedad y se apueste por un diálogo constructivo con las instituciones. Eso se espera de una organización que tributa, esencialmente, al caudal simbólico de la nación.

Una versión de este comentario se transmitió en el Noticiero Cultural de la Televisión Cubana