Luis Enrique Zayas no se conformará con la altura de Lima

El campeón del salto de altura en los Juegos Panamericanos estará ahora en su primer mundial de adultos.

Cuando el próximo primero de octubre el cubano Luis Enrique Zayas se presente en la clasificatoria del salto de altura en el Campeonato Mundial de atletismo en Doha, Catar, estará comenzando a tejer uno de sus sueños.

«Estar en la final y por qué no… la marca para Tokio y algo más», dice el medallista de oro más sorprendente de la delegación cubana en los Juegos Panamericanos de Lima, hace menos de un mes.

Campeón mundial juvenil en el 2016 y “opacado” luego en sus resultados, Luis Enrique se convirtió en la agradable sorpresa de la Isla en el Estadio Videna de la capital peruana, donde contó con un asesor de lujo para su noche espectacular: el recordista mundial Javier Sotomayor.

Semanas después de aquel triunfo con 2,30 metros de marca personal, el jovencito santiaguero se permite volver a pensar en grande. Anda inspirado por el Estadio Panamericano de La Habana del Este y habla de sus metas junto al entrenador Juan Francisco Centelles.

«Lo primero será estabilizarme en marcas por sobre los 2,30 y cometer menos fallos para llegar ahí», dice en un rápido encuentro con JIT, de camino a una sesión de pesas.

«Hay que estabilizar para seguir buscando metas, y sueña con que yo le “rompa” el 2,32 que es su marca personal», recalca sobre un tema que sabe prioritario para seguir escalando otros pasos.

Por suerte no ha sido una temporada de grandes registros, apenas tres hombres sobrepasaron los 2,33 y lideran el ranking del orbe, con una altura que es además la mínima exigida para llegar a Tokio 2020.

Ese pudiera ser un punto a su favor para enfrentar una competición que atraerá muchas miradas en el Khalifa Stadium, donde el ídolo local Mutaz Essa Barshim intentará aprovechar su afición parcializada para dejar atrás los demonios de un año de lesiones.

Pero más allá de quién esté o no en la competición Zayas sabe que será él su propio rival, por eso ha aprovechado este tiempo entre Lima y Doha para poner al día detalles como las capacidades de fuerza y continuar el trabajo para eliminar defectos técnicos.

«He seguido la continuidad de la preparación que me ha hecho bien es estos meses. Trabajamos mucho la fuerza en estos meses, la potencia, e incluimos ejercicios nuevos que no conocía de antes, más repeticiones… creo que eso ha sido la diferencia», explica sobre lo realizado en los seis meses de entrenamientos juntos a Centelles.

La carrera de impulso y la corrección del defecto técnico que le hace “meter el hombro” han ocupado las horas más recientes de ese esfuerzo común, además de potenciar lo bueno que posee: la velocidad y el halón de cadera para el despegue.

«Estar del primero al octavo lugar, esa es mi meta. Mantenerme sobre los 2,30 metros y llegar con menos foul, y también claro por qué no un 2,32-2,33», recalca el campeón más inesperado de Cuba en Lima.

«Pero no me conformaré con esto. Quiero más…», admite “llamando” desde ahora a ese sueño que se ha propuesto.