Seguridad, buen ánimo y energía positiva en cada salida a la pista. Todas las dudas las transformó en certezas, durante 2019, la discóbola Yaimé Pérez. Lejos dejó aquellas competencias en las que, a pesar de llegar con buenos resultados, le faltaba el extra a la hora de entrar al círculo de lanzamiento y enfrentar a sus contrarias.
Fue una temporada de ensueño para “La Rusa”, como llaman amigos y rivales a Yaimé. Se mantuvo casi todo el año lidereando el ranking con marca de 69,39 metros, conseguida en julio en el mitin de Soteville, Francia, lo que representó cota personal, mejorando en 20 centímetros su anterior registro, que databa del 2017 en la misma competición gala.
Esa campaña, la santiaguera ganó siete de las diez competiciones de élite que enfrentó, con más de una docena de envíos entre los mejores 25. Fue entonces cuando la prensa especializada comenzó a hablar de la madurez deportiva de Yaimé y destacó su preparación sicológica para dar el salto definitivo al primer nivel.
Pero el disco voló aun más lejos y, en el mes de agosto, llegó su consagración en los Juegos Panamericanos de Lima. Antes del último intento, su entrenadora Hilda Elisa Ramos le dijo: “Lánzalo con todo, como salga, pero la medalla de oro tiene que ser tuya”.
Yaimé entró a la jaula, hizo la rutina de concentración y soltó el implemento, sensacionalmente, hasta los 66,58 metros. ¡Oro y récord panamericano! No lo podía creer y, en apenas instantes, salió a ondear la bandera cubana.
Una marca superior a ese récord regional la consiguió el sábado último, en el estadio Panamericano de La Habana durante la cuarta confrontación de la preselección olímpica cubana, que le sivió para ratificarse como líder del ranking mundial de la World Athletics.
“Alcancé el primer lugar con envío de 67,73 metros. Después de todo lo que ha pasado y con el tiempo que llevamos en pandemia, es buen resultado”, dice.
Hace dos años, con disparo de 68,27 metros –en la final disputada en Bruselas– se tituló por segundo año consecutivo en la Liga del Diamante. Por detrás, se ubicó la doble campeona olímpica y mundial, Sandra Perkovic, con registro de 66 metros.
Más tarde, en octubre, la cita universal de Doha se presagiaba muy reñida, a la cual llegarían rivales como Denia Caballero y la Perkovic con el ímpetu de dos años de preparación.
Era el cuarto mundial para “La Rusa”. Quería escribir una historia diferente, a pesar de la lesión que la había aquejado en días recientes. Entonces, le puso exquisita técnica al quinto intento y mandó el disco hasta los 69,17 metros, válido para el triunfo y conseguir su segundo mejor registro de la temporada, y tercero de por vida.
En ese mundial, Denia obtuvo el segundo escaño con 68,44 m, por lo que Cuba hizo el uno-dos. A finales de año, la indómita resultó la mejor atleta cubana, por segunda ocasión consecutiva.
A las claras, lo que pasó en 2019, se había avisado desde 2018, cuando empezó a ganar en cuanto certamen participó. Desempeños todos que confirmaron estabilidad y progresión en sus marcas, así como efectividad de métodos de entrenamiento y su entrega a la preparación.
Con la llegada del nuevo coronavirus, el 2020 estaría marcado por la suspensión de varios mítines y la postergación de los Juegos Olímpicos. ¿Qué ha sido de “La Rusa” desde ese tiempo hasta ahora? La interrogante la responde –vía WhatsApp– tan precisa en palabras como en lanzamientos.
“Al principio me mantuve preparando en la casa; ya después, en septiembre, fui a una base de entrenamiento en Camagüey y luego a otra en Portugal”.
–¿Cómo te sientes en la actualidad?
–En óptima forma deportiva. Mi rutina de entrenamiento comienza siempre a las 7:30 de la mañana. En ese momento empiezo el trabajo técnico y después todo lo demás. No hemos hecho ninguna variación en el plan, sólo nos enmarcamos en una forma física y técnica óptima, que permita lograr los objetivos rumbo a los Juegos Olímpicos.
–¿Qué eventos competitivos se aproximan?
–La gira de verano, en la cual participaré en paradas de la Liga del Diamante, como competencias preparatorias para Tokio.
–¿Cómo marchan las proyecciones rumbo a Tokio?
–Bien. He cumplido los objetivos trazados para esta primera estructura del entrenamiento. Aspiro a lograr una medalla. Es el sueño de todo atleta. Durante la preparación tratamos de mejorar la posición de la pierna izquierda en el esfuerzo final y el ángulo de salida del implemento.
Para conocer otros elementos técnicos, de vital importancia en este deporte, Cubadebate contactó también a Hilda Elisa Ramos Manes, entrenadora de Yaimé.
“La atleta está en óptima forma deportiva. Ha cumplido los objetivos propuestos para el primer macrociclo de entrenamiento. En estos meses comenzamos una segunda estructura de trabajo, más especial, para lograr mantener algunos objetivos. Nos propusimos que alcanzara los niveles físico y técnico que tenía antes de dejar de entrenar por la pandemia.
“Desde el punto de vista físico mejoró en casi todos los test pedagógicos y con excelentes resultados. Los detalles técnicos, a perfeccionar aún, son los que intervienen en la coordinación del movimiento.
“Además, trabajar en el disco de 0,75 para alcanzar una marca entre 75 o 76 m. En los ejercicios de fuerza, se enfatiza el arranque para alzar 105 kg, mientras que en el disco de 2 kg, se busca enviar el implemento a los 42,50 m.
“Para el macrociclo que terminamos esta semana teníamos como propósito 65,50 y para la gira de verano debemos estar por encima de los 66,50 más o menos. En cuanto a las marcas, tenemos planificado para los Juegos Olímpicos los 69,00 m”.
Por el momento, Yaimé entrena todos los días bajo fuertes temperaturas en el estadio Panamericano. Continúa concentrada en Tokio. Enviar el implemento lo más lejos posible es, por ahora, su meta.