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Sí, a sangre y fuego, sorteando múltiples contratiempos que fueron desde la negativa de visado por parte de la Administración estadounidense para pugnar en la ventana de Puerto Rico, hasta disputar el partido inicial con Bahamas únicamente con siete efectivos, y ceder por la mínima 88-89…

Con todo y ese rosario de escollos Cuba finalmente se clasificó a la America Cup de noviembre próximo, que aglutinará a los 16 mejores quintetos del continente, precisamente junto a Bahamas, invicto en los tres partidos disputados.

Tras ese revés inicial los nuestros dispusieron, con ocho jugadores 86-70, de los anfritriones salvadoreños; y en el adiós signaron su avance al pasar 79-60 sobre Costa Rica.

Por cierto, los últimos dos boletos a la America Cup se disputarán entre el 13 y el 15 de julio con las selecciones de Chile (anfitriona), Bolivia, Nicaragua y Paraguay en concurso.

Mirada a Cuba

Hablábamos de nuestra selección que, de inicio, solo llevaría a una decena de efectivos a El Salvador, dada situaciones de salud presentadas por Yuniskel Molina y Pedro Roque; y el abandono a la selección en España, escala del larguísimo viaje, por parte de Raudelis Guerra.

Eso se complicó aún más cuando Yoanki Menciá y Pdro Bombino no pudieron alinear en el estreno al dar positivos en el test rápido inicial anticovid-19 que se les practicó.

Entonces, sin apenas rotaciones ni piezas de cambio encararon ese partido con los bahameses, en el cual llegaron al último periodo con ventaja holgada de 76-58.

Ahí, sumado al desgaste lógico y la asfixiante defensa de los bahameses más oxigenados, afloraron otros problemas que han presentado nuestras escuadras nacionales desde hace una década: la poca capacidad resolutiva hacia los cierres de partido. Pérdidas incomprensibles, pobre manejo del balón y rotaciones desacertadas, fueron algunas de las razones para que nos remontaran, amén de los 35 ptos, 13 rebotes, dos asistencias y Valoración de 38 créditos de Jasiel Rivero, el puntal de nuestra escuadra.

Luego los nuestros supieron imponerse a dos rivales cualitativamente inferiores. El Salvador y Costa rica, no sin evidenciar algunos altibajos, fundamentalmente en los terceros cuartos, tras el descanso, pero en esas oportunidades con respuestas certeras para solventar los veredictos favorables.

De hecho, Rivero, conocido como “El Papi” se erigió como el MVP de la fugaz competición: frente a los salvadoreños rindió para 27 cartones, nueve tableros y cinco robos; y frente a los ticos compiló nueve tantos y seis rebotes, pero su presencia en la zona pintada fue crucial para sofocar toda amenaza hacia las postrimerías de los interiores costarricenses.

Esa muestra de un nivel bastante superior al que planteó la justa le posibilitó a Jasiel culminar con 28 créditos como promedio, además de erigirse líder en puntos con 23.7 unidades; y segundo en rebotes con 9.3 capturas por desafío.

Precisamente el también antillano Yoel Cubillas comandó ese apartado con 10.3 rebotes por encuentro. En tanto, el base-escolta Karel Guzmán ancló segundo en valoración, puntos y en asistencias con 21.3 Val, 17.0 PPG y 6.3 APG, respectivamente. Estas últimas estadísticas individuales, gracias al colega Henry Morales.

De cara a la Amreica Cup en noviembre venidero, la selección de la Mayor de las Antillas deberá mejorar en muchos aspectos.

El primero de ellos y crucial en alguna aspiración de poder codearse de tú por tú con algunos elencos de la élite continental, será la incorporación de otros miembros:

Javier Jústiz si en definitiva se recupera del todo; Reynaldo García y Raúl de la Cruz, Yorman Polás, Ismael Romero, Darol Zilenko y Howard Saint Ross, son algunos de los nombres que se han manejado con mayor fuerza, todos con experiencia y rendimientos en circuitos ligueros profesionales de diferentes categorías en materia de calidad.

Esa inyección sería bastante positiva, máxime cuando desde hace dos campañas, no se puede desarrollar la Liga Superior de Baloncesto doméstica, el principal escenario de crecimiento individual y colectivo para muchos baloncestistas. Entonces, un bálsamo ha sido la contratación de figuras establecidas o de mayor techo, en dichos clubes foráneos, ya sea bajo gestión del Inder, o personal en no pocos casos.

A eso habrá que sumarle otras cuestiones relacionadas propiamente con team work, efectividad en tiros de larga distancia y cobro de libres, ajuste en rotaciones defensivas e incorporación de otras variantes ofensivas como el llamado pick and roll, tan vital en el baloncesto contemporáneo.

Se trata de buscar que todos los miembros del plantel engranen y eleven sus capacidades para jugar con o sin balón, dentro y fuera de la zona de restricción, a la defensa y en transición…

Principios todos que no son imposibles de lograr. Pepe Ramírez y su cuerpo de dirección, a lo largo de los años ha demostrado contar con la sapiencia para buscar sacarle el máximo de rendimiento a sus huestes.

Confiemos que, de aquí a noviembre, se puedan alinear muchos de esos elementos, para que Cuba pueda mostrar su mejor rostro competitivo en la America Cup, y desprenderse de ese puesto 64-148.6 puntos, que exhibe en el ranking mundial varonil, el cual no está totalmente en correspondencia con lo que pueden dar nuestros representantes del deporte ráfaga.