A finales de este mes comenzarán las ventanas eliminatorias de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) para la Copa América de 2025, el evento más importante en el futuro de este deporte en Cuba, tras quedar fuera en el proceso para los Juegos Olímpicos de París 2024.
Nuestra selección asumirá el compromiso con un par de refuerzos: Reynaldo García y Howard Sant Roos, quienes podrán redondear el quinteto dirigido por Osmel Planas.
Todavía no está confirmada la nómina de 12 jugadores, pero estos dos nombres deben aparecer junto al núcleo de los “fijos”, como Jasiel Rivero, Yoel Cubillas, Yoanki Mencía, Karel Guzmán, Marcos Chacón, Pedro Bombino y Sigfredo Casero Jr, además de los de mejor desempeño doméstico reciente.
En manos de Planas, que debutará en su función con el combinado elite, estará manejar el desgaste físico de sus pupilos, ya que muchos de estos jugadores en sus clubes no sobrepasan los 20 minutos de juego y luego se les exige jugar 40 en eventos internacionales.
Es decir, es bueno que no vengan cansados, pero hay que manejar también con destreza los cambios, algo que no se hizo del todo bien en el proceso anterior, y por eso en varios partidos empezábamos ganando y terminábamos derrotados, porque nuestras principales figuras se quedaban sin piernas o incluso salían con molestias al enfrentar una exigencia que no es la habitual.
Jasiel es el líder de este proyecto, pero debe ser bien secundado por el joven Bombino y por Cubillas, que es otro jugador polivalente y se ha visto muy bien en sus primeras experiencias en Ligas foráneas.
Esa potencia bajo las tablas tiene que ser una de las fortalezas del elenco antillano, combinado con la velocidad para las transiciones ofensivas, para intentar suplir la carencia de tiradores consistentes desde el perímetro, que será el talón de Aquiles, más aún en plena Era del Triple.
El contraataque sería entonces una de nuestras principales armas, pero hay que combinarlo con una buena defensa, el otro gran problema de los últimos tiempos junto al pésimo porcentaje de efectividad desde la línea de tiros libres.
Esto último se entrena hasta el cansancio y tiene que ser un reflejo automatizado, no hay de otra, y los esquemas defensivos también se trabajan al detalle en las concentraciones, en el caso de Cuba sobre todo las pantallas, que nos hacen un daño enorme y ningún colectivo técnico ha logrado dar con la tecla.
Clave es también la posición del base organizador, porque la falta de ideas claras en ataque hace a veces tomar tiros a la desesperada y perder posesiones, incluso en momentos donde aparentemente no hay mucha presión, pero son puntos que se extrañan al final.
El camino de la mayor de las Antillas en la llave D comienza el venidero día 22 ante el rival más duro, Estados Unidos, un partido que deberá tomar como preparación para los rivales más accesibles de la llave, Puerto Rico y Bahamas.
Volveremos sobre el tema más adelante, cuando se confirme que estas nuevas “persianas” nos reforzarán en la ventana.