Pocas veces se celebra un subcampeonato con todas las de la ley. Claro, me hubiese encantado ver a nuestra joven selección de futsal coronarse en el premundial de CONCACAF, pero la derrota de 3-4 ante Panamá no evita la alegría del redactor.
Un análisis rápido del torneo desarrollado por Cuba nos lleva a una conclusión sin margen para ser refutada. La evolución fue de menos a más y debe catalogarse de histórica para el más universal en nuestra isla. El título no era premio a rechazar, aunque el haber obtenido la clasificación mundialista ya resultaba incontestable mérito.
Si bien no es la primera vez con tal desempeño para el fútbol sala caribeño, presentar un equipo lejos de aquellos grandes nombres de tanto prestigio hacía dudar de un buen resultado de forma incuestionable. Y sí, la mayor de las Antillas estaba entre las potencias de la región, pero eso parecía haber quedado en el camino.
Durante el premundial anterior, no sólo quedó lejano el boleto al evento planetario de Lituania, sino que la selección cubana ocupó el último lugar de su grupo sin poder ganar ninguno de sus partidos. Salimos derrotados 4-1 frente a Nicaragua, 2-1 contra El Salvador y 4-2 vs Estados Unidos.
En 2024 las expectativas quizás no eran tan altas pues el rejuvenecimiento del equipo nacional invitaba más a la paciencia a creer en un proyecto a mediano plazo. Osmel Valdivia se colocaba al frente de un elenco con talento, pero mucho trabajo colectivo por pulir.
No obstante, el DT avileño estaba bien acompañado en el colectivo técnico. Como asistente, el habanero Freddy Herrera, hombre clave para mantener a la capital como la gran potencia de esta disciplina en Cuba. Además, un Wilfredo Carbó como entrenador de porteros, figura de larga reputación internacional.
La “Roca” cubana es considerado el mejor arquero en la historia del Futsal en la nación caribeña. Brillantes actuaciones en torneos de CONCACAF y Campeonatos del Mundo, así como una muy recordada ante Brasil en los Juegos Panamericanos de Río 2007.
Seguramente, Carbó no dejó de observar de forma detenida cada balón detenido por el avileño Kevin Rueda, una de las piezas fundamentales para el objetivo alcanzado por la selección nacional. incluso, durante varios tramos de la final logró sostener los embates panameños en pos de la reacción cubana.
Ahora, todo no fue felicidad en el paso de los nuestros por el clasificatorio desarrollado en Nicaragua. Cuando todo indicaba una victoria ante Canadá, los norteños terminaron sacándole un empate a 5 goles a Cuba. Las dobles ventajas de 3-0 y 5-3 no fueron suficientes, así como tampoco el doblete del habanero Iduan Martínez.
Tampoco pudieron los dirigidos por Valdivia con los locales, quienes al igual que los canadienses se aprovecharon de ciertas desconcentraciones cubanas para dejar tablas en la pizarra final. los tantos de Jorge González y José Morales indicaban el camino a los 3 puntos, pero Nicaragua tuvo la última palabra (2-2).
Las dificultades defensivas mostradas por los antillanos en los duelos preparatorios ante Venezuela parecieron no estar del todo subsanadas. De todos modos la esperanza es lo último que se pierde al decir del refranero. Manido también es el dicho: “Mientras hay vida hay esperanza”.
Aun restaba el choque ante Panamá para cerrar la fase de Grupos. Una victoria enviaba a Cuba hacia los cuartos y, una vez ahí, las opciones eran las mismas para todos. El mejor jugador de los nuestros en el torneo, el capitalino Jonathan Martínez, anotó un hat-trick para obtener el importante éxito. Eso sí, se su frió hasta el final debido a que se desperdició ventaja de 2-0, como ya había ocurrido en los duelos anteriores.
República Dominicana era el obstáculo a sobrepasar de cara a conseguir pasaporte hacia Uzbekistán. Otra vez Jonhatan Hernández con un gol, así como una asistencia para Diego Ramírez fue el hombre decisivo de la selección nacional. A pesar del descuento quisqueyano, Cuba ganaba 2-1.
El cupo al Campeonato Mundial era un hecho. Los nuestros estarán en el sorteo de un evento a celebrarse entre el 14 de septiembre y el 6 de octubre de 2024. Serán 10 ediciones de dichos certámenes con 6 participaciones cubanas, cuatro de ellas de forma consecutivas (1996, 2000, 2004 y 2008).
Relajación a un lado, los caribeños desmontaron el maleficio costarricense en las semifinales. En cinco choques anteriores Cuba jamás había podido derrotar a los “Ticos”, siendo uno de esos enfrentamientos en la final del premundial efectuado hace 24 años.
Un gol postrero del camagüeyano Harold Aguilera para el 3-3, hizo jugarse par de tiempos extras. Sin daños a las porterías todo se decidiría en la temida tanda de penales. Cuba falló su primer lanzamiento, pero con el paso de los cobradores el 7-6 final favoreció a los nuestros.
Con la corona de CONCACAF en juego, la cual tendría nuevo dueño, Cuba y Panamá se volvían a ver las caras. Esta vez los centroamericanos fueron mejor a lo largo del partido, aunque el 4-3 definitivo no desmiente a quienes vieron pelear a los antillanos hasta el último segundo.
Quizás pesó la ausencia de Jonathan Hernández, quizás pudo la presión para un grupo ciertamente inexperto. No obstante, Dayán Cotilla pudo poner la paridad a poco del final, así como se pudo marcar algún gol en el primer tiempo cuando varios contragolpes cubanos llevaron peligro claro al arco rival.
Iduan Martínez fue el jugador destacado por Cuba con su segundo doblete del torneo. Diego Ramírez lo intentó durante algunos pasajes del encuentro, pero al igual que a otros de sus compañeros no le alcanzó con la capacidad individual para vencer el ordenado bloque de los nuevos reyes de CONCACAF.