La selección cubana de fútbol “paseó” a su similar de San Cristóbal y Nieves por la cancha del estadio Antonio Maceo de Santiago de Cuba y consiguió el pase a las preliminares de la Copa Oro 2025.
El marcador de 4-0, pequeño para los 27 disparos efectuados, 11 de ellos dentro del marco rival, habla de contundencia y superioridad, al tiempo que deja claro un hecho irrefutable: la derrota 1-2 de la ida resultó un accidente.
Sobre el césped mandaban los Leones del Caribe. Apenas podía notarse un ápice de presión o desconfianza en la remontada y eso quedó claro desde el once titular, con cambios sustanciales con respecto al anterior en cuanto a piezas y esquema.
Caer sorpresivamente en la ida no amansó el ánimo, más bien trazó el camino hacia la victoria, que inició con el reconocimiento crítico de los errores propios y acabó en un carro tirado por el talento de los dirigidos por Yunielys Castillo.
No había que prestar la pelota al rival, y eso se sabía desde el choque anterior, pero la intención y oportunidad marcaron la diferencia. También la solidez defensiva, una de las tareas que dejó el ensayo previo ante este mismo equipo: se despejó la confianza excesiva y se construyó con prevención y atención absolutas, y así se redujeron las oportunidades al contrario a un mínimo de dos disparos a puerta durante los 90 minutos.
Yosel Piedra y Dariel Morejón condenaron a los Suggar Boyz a la frustración; Pedro Bravo barrió y balanceó entre la zaga y la media, y luego esa joya llamada Michel Camejo desesperó a sus marcadores, apareció por todos lados, suplió su falta de presencia física con absoluto descaro y la confianza de la técnica depurada de que va dotado, dejando claro que no le pesaba el 10 en la espalda.
Delante Luis Javier Paradela, Onel Hernández y Yasnier Matos bombardearon la puerta rival, la asediaron, asfixiaron la salida y se asociaron para hacer daño.
Cuba debió marcar un gol desde temprano, por mérito propio y desdén del rival, más preocupado por conservar una ventaja incierta en el global que por buscar "engordarla". Fue al minuto 39 que Onel Hernández recibió un balón al espacio del capitán Paradela y anotó con una mezcla de precisión y fuerza a la altura de su responsabilidad en este equipo.
Luego Yosel Piedra, aprovechando una serie de toques en el área, marcó el segundo justo antes de ir al descanso y en el complementario hubo más de lo mismo.
Disertación de fútbol de los locales y exaltación del capitán, quien marcó el 3-0 en una jugada preciosa en que se asoció con Matos dentro del área. Este le devolvió la pelota para definir con delicadeza, de zurda y ajustado al palo, el mismo que evitó al menos un par de goles más.
"Estamos satisfechos con el resultado, las cosas salieron como las planificamos, hicimos nuestro juego y eso dio la victoria. Confiamos en el equipo que tenemos, con una mezcla de juventud y experiencia y nos toca a los de más recorrido ayudarlos. Con eso seguramente seguiremos obteniendo triunfos", precisó Paradela.
Maykel Reyes apenas entró a la cancha se encontró la pelota parada a once pasos del arco. Quiso ceder el penal a uno de sus compañeros, un gesto de humildad a la altura de pocos, pero el técnico Castillo le encomendó el disparo, por galones, por disciplina. Sabe el delantero pinareño asumir cualquier rol en beneficio del equipo y respondió con el tanto definitivo.
"A veces me cuestionan por ceder un penal, me acusan de falta de ambición, pero prefiero hacerlo, porque con eso doy confianza a otro jugador y lo que es bueno para el equipo es bueno para todos", alegó Reyes.
"Estamos muy contentos con esos jugadores jóvenes. Creo que aportan mucho y nos toca a los más experimentados ser ejemplo y ayudarlos. Hoy tuvimos un gran partido y seguimos enfocados en los próximos compromisos de esta competencia", apuntó.
Castillo felicitó a sus jugadores por el excelente partido, develó como claves la posesión del balón, el análisis táctico, y el cumplimiento estricto de lo orientado. A ello atribuyó el éxito.
"Aquí no discriminamos a los jugadores por edad, sino por lo que necesitamos en cada momento. Creemos que todos los que llamamos al equipo tienen el nivel y hoy tuvimos una muestra: jugadores con distinta experiencia jugaron como iguales», analizó el director técnico cubano.
"Teníamos confianza, a pesar de la derrota en el duelo de ida. Estaba en nuestras manos y salimos convencidos de que se podía lograr el pase. Ahora queda mantenernos enfocados para las preliminares", comentó.
La miel de la victoria no genera complacencia extrema, porque el grupo sabe del compromiso que implica la próxima fase. Sin embargo, es lícito celebrar en esta hora, con la misma alegría de los cuatro goles, y aplaudir como lo hicieron los más de 4 mil aficionados que alentaron desde el graderío.
Nadie debe escatimar en este momento el elogio a la virtud, la honra al denuedo y al compromiso, el reconocimiento a la excelencia en la contienda. No hay espacio para la menor duda de que lo merecen.
(Con información de Jit)