Agua

Para beber, para cocinar, para bañarnos, para lavarnos constantemente las manos con jabón y acabar con el virus del SARS-CoV-2, para limpiar, para lavar, para regar los cultivos. Los usos son infinitos, la vida es imposible de concebir sin el agua. En este siglo podríamos vivir sin energía eléctrica por unas horas, pero sin agua sería rotundamente imposible.

El planeta Tierra, si algún día viviera uno de los escenarios más dramáticos, sin el llamado oro líquido, o su escasez fuera bien severa, cayera en un abismo sin fin. Y lo cierto es que, aunque algunos hoy día tenemos acceso a ella, existen otros millones de desafortunados en el mundo que no lo tienen y viven en pésimas condiciones de salubridad y vida en general.

La pandemia del nuevo coronavirus ha demostrado la importancia de preservarla y de usarla racionalmente, pues gracias a ella se pueden frenar los contagios a partir de la limpieza de nuestras manos frecuentemente con agua y jabón, como también de las superficies de contacto, puesto que está demostrado que el virus resiste sobre ellas en dependencia de la materia.

Hoy 22 de marzo se celebra el Día Mundial de Agua, el cual fue proclamado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en 1992, en plena realización de una Conferencia de la ONU sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo. El agua, como un derecho fundamental para la preservación de la vida en todas sus formas, no es un recurso natural inagotable.

Precisamente por ello, y por otras casusas, a nivel mundial existe una preocupación dada por el aumento de su consumo que se ha duplicado y el despilfarro de esta. Las reservas de agua potable también están en constante amenaza por el vertimiento a diario de toneladas de residuos industriales y de otros, producto de las actividades cotidianas del hombre.

Según la ONU, la falta de agua potable afecta a un 40 por ciento de la población mundial, más de 4 200 millones carecen de acceso a servicios de agua limpia y saneamiento, alrededor de 650 millones a nivel global tiene que recurrir a prácticas poco sanitarias, como la defecación al aire libre, y otros 2 mil millones se ven obligados a consumir agua potable contaminadas con heces.

En nuestro planeta, se calcula que haya un 97 por ciento de agua salada y tan solo un 3 de dulce. Sin embargo, de ese total de la dulce, un 70 por ciento está congelada en los glaciares, otro 30 se haya en la humedad del suelo o acuíferos, y un 1 en las cuencas hidrográficas. Como resultado, tan solo disponemos de un 0,025 por ciento de potable a nivel mundial.

Tan poca como alarmante esta cifra, por ello toca a gobiernos, organizaciones, y a cada ciudadano, aplicar las soluciones más básicas que se pudieran adoptar para evitar la contaminación y el despilfarro de esta. No vaya muy lejos, mire a su alrededor y trate de arreglar los salideros que tiene en casa y no la malgaste cuando abra la pila.