En un contexto altamente desafiante aparecen oportunidades para el encadenamiento productivo entre los distintos actores de la economía.
Para Evolución SRL, una de las 1000 primeras pymes aprobadas en el país, esto coincide a la perfección con su modelo de negocio. No solo es joven por cumplir apenas un año de fundada, sino por estar formada por jóvenes perseverantes que apuestan por Cuba, en momentos en que algunos prefieren probar suerte fuera.
“En el país tenemos fábricas que están equipadas y con personal calificado para realizar diferentes tipos de producciones”, explica Arlene Argudín Castellanos, directora de negocios y asesora jurídica: “hacía falta la materia prima y un poco de impulso, y ahí es donde entra Evolución”.
Su modelo de negocios incluye el encadenamiento productivo con empresas estatales que tienen fábricas sin producir por falta de materias primas. Evolución se convierte en proveedor de estas fábricas, lo cual les permite cumplir con su encargo estatal, generar empleo e incluso pagar utilidades a sus trabajadores que, de lo contrario, quedarían interruptos.
Al respecto Félix Acosta Enríquez, vicepresidente de Evolución, explicó que es importante evitar que la empresa estatal tenga a sus trabajadores en sus casas con el 60% del salario: “Eso es una ayuda significativa para el Estado, que se logra con el encadenamiento productivo”.
Estas alianzas comenzaron con la Empresa Nacional de Fósforos (ENFOS), para la fabricación de velas bajo el modelo de producción cooperada, que hoy se comercializan en el mercado cubano bajo la marca Vélazon, propiedad de Evolución.
Tras esa primera experiencia exitosa, se comenzó a trabajar en el sector de la producción de alimentos, específicamente con la UEB Gamby, de la Empresa de Confitería y Derivados de la Harina (CONFIHAR), perteneciente al Grupo Empresarial de la Industria Alimentaria.
Con ellos producen galletas de soda marca Pinocho, galletas dulces de chocolate y vainilla marca Caprichos, así como las populares africanas, productos que escaseaban en el mercado cubano y que ahora se comercializan nuevamente gracias a la alianza entre la empresa estatal y la privada.
Evolución importa y entrega harina, azúcar, bicarbonato y manteca, que la UEB Gamby emplea para hacer en sus fábricas los productos que luego comercializa la empresa privada. Además, según lo acordado, la pyme vende a su socio estatal, a precios preferenciales, una parte de la harina que importa, para que este pueda cumplir con labores sociales.
Para Evolución, el compromiso social es una tarea fundamental, y por eso donan parte de las producciones a centros educativos y de salud en fechas importantes, así como a proyectos relacionados con el público infantil.
“Esto no lo hacemos porque alguien nos mande, es una responsabilidad que asumimos para ayudar al país”, comenta Alain Soto Peralta, presidente de la pyme.
En estos momentos se encuentran gestionando con el Ministerio de Salud Pública organizar una campaña de donación de sangre para un hospital infantil.
Llevar el producto a todos
En el parque La Novena, del Casino Deportivo, municipio Cerro, la gente se empieza a organizar desde temprano. Saben que la carpa de Evolución está al llegar, y no quieren perderse las ofertas.
“Cada vez que se les llama, ellos acuden. Están con nosotros aquí todo el día”, comenta Luz María Vieira Alfonso, delegada de la circunscripción 42, donde está ubicado el parque. Ella da turnos y organiza la cola, para que todos puedan acceder sin demora a las galletas, velas y africanas, fruto de la producción cooperada.
Evolución comercializa sus productos en más de diez puntos itinerantes que se activan todos los días en diferentes zonas de la capital. Su intención es tratar de llevarlos a la mayor cantidad de personas posible, sin revendedores ni intermediarios que encarezcan el precio a los consumidores.
“Esta localidad es de personas mayores”, comenta Viera Alfonso, “y esto se hizo para acercarles los productos, no tuvieran que salir a otros barrios”.
Este criterio lo comparte Obdulia Mora, residente de la comunidad: “cuando se anuncia el día anterior que van a venir, estamos muy contentos. Se pueden dar cuenta cómo se llena el parque”, agrega.
“La comercialización ahora mismo es uno de los puntos más fuertes en los que trabajamos. Nos cuesta muchísimo trabajo poner la mercancía, todos los días, en 10 o 15 lugares de La Habana”, explica Félix Acosta Enríquez, vicepresidente de Evolución. “No tenemos aún las condiciones, lo hacemos solamente por tratar de que la mercancía no sea revendida”, agregó.
Es por eso que la empresa busca crear puntos de venta fijos en toda la capital, con el objetivo de tratar de llevar el producto a la mayor cantidad de consumidores, reduciendo costos logísticos y manteniendo segura la mercancía. “En ese sentido hacemos un llamado a los gobiernos locales a que nos ayuden a crearlos en sus municipios”, sostiene Acosta Enríquez.
La empresa está abierta, de igual manera, a que centros de trabajo los convoquen para comercializar los productos a quienes laboran allí. Así se pueden beneficiar aquellas instituciones con jornadas largas, donde el trabajador no tiene oportunidad de desplazarse hasta las ferias para adquirirlos.
De cara a futuro, Soto Peralta, presidente de la empresa, adelantó que quisieran importar trigo y hacer un encadenamiento con la industria molinera del país para procesarlo y hacer la harina, lo que reduciría aún más los costos del producto terminado, y así poder venderlo a mejores precios.
Este tipo de ideas son las que mueven a este grupo de jóvenes que demuestran a diario que la alianza entre las empresas privadas y estatales no sólo es posible, sino necesaria para el desarrollo del país. Un equipo, como su nombre lo indica, en constante evolución.