El viernes 8 de septiembre toda Cuba vibraba de emoción al conocer la noticia de que dos estudiantes, representantes de nuestro país en la XVI Olimpiada Iberoamericana de Biología con sede en España. Patricia Pérez Aguilar y Mario Alejandro Pavón Díaz, fueron premiados con medallas de oro. Este último con “oro absoluto” por obtener la calificación más alta del certamen.
Para Liubis Guerra Vega haber sido profesora de Pavón Díaz resulta muy gratificante, por tres años consecutivos le impartió clases de Biología.
“En el aula siempre fue un estudiante muy talentoso, aparentemente parecía que no prestaba atención a una explicación cuando en verdad la atendía demasiado, él tiene las características de un alumno talento, normalmente no escribía en clases, buscando siempre métodos diferentes de concentración, con mucha independencia cognoscitiva y unas ansias de indagar sobre lo nuevo, anticipándose y brindando elementos del conocimiento respecto a la clase.
A partir de su preparación, se le asignó la tarea de atención a las diferencias individuales y de impartir determinados contenidos en un grupo, además de convertirse en entrenador de estudiantes concursantes. En décimo grado, cuando ganó el concurso nacional de esta asignatura yo le dije que él tenía potencialidades no solo para ser médico si no para ser un gran científico y él se quedó pensativo como mirando el futuro”.
“Con Mario llevo todo un recorrido, desde que entré al IPVCE (Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas) hemos sido siempre compañeros y compartiendo también esta parte del concurso porque ambos escogimos el mismo, no ha existido rivalidad en ningún momento, todo lo contrario, ha prevalecido la amistad y es un orgullo para mí poder hablar en nombre de él con este éxito que ha traído a favor de Cuba y de nuestra escuela” – así refirió David de Jesús, concursante nacional de Biología y amigo entrañable de Alejandro-.
Todo gran resultado implica preocupación y sacrificio por parte de la familia, así lo confirma Marisleydis Díaz Fontaine, madre de Mario, quien además refiere que es un niño intranquilo, cariñoso, desde pequeño le gustaba mucho leer: “Yo siempre he sido muy exigente con él, me ha tocado criarlos sola, a él y a su hermano que ya está en segundo año de Medicina, después me van agradecer haberles exigido tanto, y siempre los motivo diciéndoles que ellos pueden dar más y así lo han hecho, ahí están los resultados”.
Mario Alejandro Pavón Díaz, recién culminó el duodécimo grado en el IPVCE “Silberto Álvarez Aroche” en la provincia de Granma, sus compañeros de estudios y profesores lo recibieron con la alegría que caracteriza a los jóvenes de estos tiempos, los abrazos no faltaron y alguna que otra lágrima derramada, porque detrás de un gran resultado hay un equipo: sus entrenadores y profesores que también desde el aula pusieron cimientos a esta torre.
Y luego del momento de reconocimiento alguien le preguntó: ¿por qué, la Medicina?, -a lo que él respondió -es vocación, vocación de salvar, de mejorar la calidad de vida de las personas.